La intimidad de River campeón: los tres dedos en alusión a Boca, la chicana contra Tapia, la predicción de D’Onofrio y la cábala de Cardales
"¡Cuánto necesitábamos esto!", exclama un dirigente de River en medio de los abrazos, gritos y aplausos que predominan la escena en el vestuario millonario del Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. Desahogo total. Alegría inmensa. No hay nadie que no salga con una sonrisa de oreja a oreja. "14 del tres, campeones otra vez", reza la camiseta especial que el club preparó para los festejos. A tres meses del último festejo en tierras mendocinas, con la obtención de la Copa Argentina que lo depositó en el Superclásico de ayer, nadie quiere irse de allí: la Supercopa viaja para Núñez cuando el equipo más lo necesitaba.
Los 20 mil hinchas riverplatenses que se deleitaron con el triunfo vivieron el partido a pura intensidad. Claro, desde los 15 minutos contaron con la tranquilidad de estar en ventaja gracias al gol de Pity Martínez. Y luego del tanto de Scocco en el segundo tiempo para el 2-0, con la victoria casi consumada, comenzaron a aparecer los cánticos que luego se replicaron en el vestuario, encabezados por los dirigentes y jugadores.
"Palo bonito, palo eh, eh, eh, eh, somos campeones otra vez", "Tiraste gas, abandonaste", "Llora la Boca, la Boca llora, porque este año River sale campeón", "Ponelo a Tévez, la p… que te parió" y hasta "Ponelo a Macri, la p… que te parió", sonaron una y otra vez en la tribuna millonaria, que recibió con una silbatina generalizada a Claudio Tapia, presidente de la AFA, cuando le entregó la Supercopa al capitán Leonardo Ponzio.
Al vestuario rojo y blanco llegaron muchas de las canciones y los dirigentes vivieron a pura efusividad el triunfo. "¡Vamos, River, carajo!", gritó otro dirigente cuando se retiraba hacia la combi, alzando su puño al cielo para festejar. Pasos más adelante iba Fernando Cavenaghi, quien vivió el partido en uno de los palcos oficiales junto a Enzo Francescoli, Matías Patanian, Diego Santilli y Andrés Ballotta. "¿Fernando, qué podés decir?", le preguntó un periodista, y el Torito responde: "¿Qué querés que te diga? Felicidad enorme".
En ese mismo camarín, todos mostraron tres dedos de sus manos para las fotos, en alusión a las tres veces que River venció a Boca en duelos mano a mano durante el ciclo Gallardo: la Copa Sudamericana 2014, la Copa Libertadores 2015 y esta Supercopa en Mendoza
La noche se hizo larga: después de la vuelta olímpica, los jugadores fueron hacia su búnker a festejar y luego volvieron al campo de juego, con las tribunas ya vacías. Recién se retiraron a las 00:44, a la misma hora que el micro de Boca partía hacia su hotel. Cada uno lo hizo a su paso, ya que mientras algunos seguían cantando con paraguas y banderas en el micro, otros aún no salían del estadio.
A través de las redes sociales, los futbolistas fueron mostrando su alegría y compartiendo imágenes de la intimidad. Y en uno de los videos en vivo que Lucas Martínez Quarta subió a su cuenta de Instagram, se vio a todo el plantel cantando contra el presidente de la AFA: "Chiqui Tapia, botón, Chiqui Tapia, botón, vos sos hincha de Boca...".
Ahora sí, COMPLETAMENTE FELIZ ??Positivismo, perseverancia, constancia, espíritu, corazón...El que abandona no tiene premio!!#Vamospormas#Elmasgrandelejos#RiverPlate?????? pic.twitter.com/dLtg4eTzdd&— Rodrigo Mora (@romorita11) 15 de marzo de 2018
Uno de los más activos a la hora de festejar, el presidente Rodolfo D’Onofrio, tuvo una premonición antes del juego. "Mañana River va a ser la tapa de los diarios", le dijo a Radio La Red. Pero no pudo festejar abiertamente, ya que vio el partido junto a Daniel Angelici, presidente de Boca, y Tapia. Tras el 2-0, contó: "La experiencia de verlo juntos fue buena. Está muy bien que los dos presidentes estén juntos porque esto es un juego. Alguien termina alegre y alguien triste y después se sigue. Por dentro gritaba los goles. Me quedé quieto y respeté a los que estaban al lado mío".
Otro de los temas que se volvió tópico de conversación durante la noche fue la cábala de la concentración de Cardales, situación que ya le dio resultado a River en cuatro oportunidades: pretemporada antes de la semifinal y final de la Copa Libertadores 2015, días antes del 8-0 con Jorge Wilstermann en cuartos de final de la Libertadores 2017, días antes del 1-0 ante Lanús por las semifinales de ese mismo torneo, y lunes y martes pasado previo al viaje a Mendoza para jugar el Superclásico de ayer.
Para el técnico Marcelo Gallardo, más que una cábala, es un plus a la hora de afrontar un duelo decisivo. "es parte de salir un poco del entorno que nos rodea diariamente, de sacarle a los jugadores esa carga que hace mucho tiempo tenía este partido, que pasó a ser de muchísima carga emocional desde que ganamos la Copa Argentina", destacó el DT. Luego, el volante Camilo Mayada también destacó la importancia del trabajo que se realiza allí: "Parece medio una cábala para nosotros. Vamos y obtenemos buenos resultados. Pero nos sirve mucho para unir al grupo y afianzarnos días antes de un partido trascendental. Es algo que nos viene muy bien".
River dejó el Malvinas Argentinas después de la una de la madrugada y los dos micros que transportaban al plantel y a la delegación partieron con todos de pie, saltando y cantando. El festejo siguió en el Hotel Diplomatic en la puerta, con los hinchas que hicieron la vigilia tras el 2-0. Una noche que quedará siempre en el recuerdo del público millonario.
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