La millonaria acción solidaria de 13 deportistas argentinos en Navidad
Casi como si se tratara de una "Liga de la Justicia", pero en su versión solidaria, y formada por deportistas. En total, son 13 de los deportistas más importantes del país que se unieron para motorizar un programa social que lleva ocho años y ha ayudado a cambiar la realidad de muchas personas con necesidades extremas. Entre los ocho proyectos principales ya donaron 1.340.000 pesos.
"Ayudar a otros se ha transformado para mí en algo tan importante como ganar torneos". Braian Toledo sufrió muchas carencias de chico y esa historia la tiene a flor de piel. Por eso su testimonio es el ideal para resumir lo que sienten los integrantes de la Huella Weber, el programa social que nació hace ocho años y hoy tiene como embajadores a los principales referentes olímpicos del país. Ellos eligen un sitio para refaccionar y la empresa de construcción se encarga del resto para mejorar la infraestructura de lugares necesitados, como comedores, merenderos, clubes y escuelas. Pero ojo, no lo hacen ahora para las fiestas, no se visten sólo ahora de Papá Noel. Contando los ocho proyectos solidarios más importantes la empresa ya donó 1.340.000 pesos en materiales.
"Poder ayudar cierra el círculo, hace que mis cuatro títulos mundiales tengan un significado mucho mayor". Pilar Geijo, una de las mejores nadadoras de aguas abiertas del planeta, nunca creyó lo que le iba a dar la empresa cuando se acercó hace ocho años. Ni lo que le iba a pedir. En este 2018, además de Geijo, a esta Liga Solidaria la conformaron Paula Pareto (judo), Delfina Merino (hóckey sobre césped), Federico Molinari (gimnasia), Braian Toledo (jabalina), Jennifer Dalhgren (lanzamiento de martillo), Seba Crismanich (ex taekwondista), Germán Chiaraviglio (salto con garrocha), Yésica Bopp (boxeo), Ana Gallay (beach vóley), Sebastián Armenault (ultramaratones), Delfina Pignatiello y Federico Grabich (natación). Idolos comprometidos y unidos que formaron un verdadero equipo que potenció este único proyecto de responsabilidad social.
"Este programa me enseñó a ser cada día una mejor persona", asegura Chiaraviglio, alguien que pasó por todas, de ser un talento precoz (campeón mundial menor) hasta tocar fondo (2008 a 2014) antes de resurgir al llegar a las finales del Mundial 2015 y los Juegos de Río 2016. Germán eligió colaborar con el club santafesino Velocidad y Resistencia con la construcción de alojamientos. "No tiene precio ayudar al lugar donde salí", dice. Pareto es un ejemplo de profesionalismo, dedicación y pasión. Aun hoy, siendo médica y teniendo que estudiar y hacer la residencia mientras entrena y compite, sigue en el más alto nivel del judo mundial. Pero a los 32 años valora mucho lo que hace años realiza con este programa solidario. "La Huella me da la posibilidad de hacer algo que me llena el alma. Es hermoso ayudar a los que más necesitan. Nunca me habían hecho una propuesta así, por eso no pude decir que no…", acepta. La Peque, dos veces medallista olímpica (bronce en 2008 y oro en 2016), está desde hace siete años en el programa y ahora colabora con un comedor de General Pacheco que alimenta a 200 chicos en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Delfina Merino viene de ser elegida la mejor jugador de hockey del mundo, además de ser la capitana y nueva líder de Las Leonas. Pero ella, más allá del éxito deportivo, sabía que algo le faltaba. "Hace rato venía pensando cómo poder ayudar a la gente y no se me ocurría. Hasta que apareció esta oportunidad única", admite.
En los últimos dos años, a través del proyecto, Geijó donó $390.000 en materiales de construcción. "Este programa es un antes y un después en cuanto a mi compromiso con la sociedad. Cuando me sumé pude experimentar lo que es realmente ser solidario. Yo hago un deporte individual y hasta solitario, siempre estuve acostumbrada a pensar en mí, en mi carrera y necesidades. Pero, de pronto, con esta propuesta, aprendí a pensar en el otro y hoy disfruto esa transformación personal", se emociona cuando lo cuenta. Yésica Bopp, por ser boxeadora, tiene que pegarle al que está enfrente, pero nada más lejos de su esencia cuando se baja del ring. La bicampeona mundial minimosca es psicóloga social y por eso su sensibilidad con el otro está marcada. La Tuti apadrina a dos gimnasios de boxeo, uno en Avellaneda y otro en Concordia. Weber lleva aportados materiales por 108.460 pesos desde 2016.
Jenny Dahlgren, por su parte, es protagonista de un hermoso proyecto solidario con la Granja Andar en Moreno, donde capacitan a chicos discapacitados para que puedan insertarse en el mercado laboral. Allí, ya destinó 200.000 pesos para construirle una casa a una familia que nunca había tenido una de materiales
De los 13, el único distinto es Sebastián Armenault, que está lejos de ser un atleta de elite. Tiene 51 años y conoció el running de grande. A los pocos años, pese a entrenarse como un amateur, se encontró corriendo ultramaratones (de 150 a 350 kilómetros) en los lugares más increíbles y peligrosos, desde el Desierto de Sahara hasta una mina 850 metros bajo tierra, pasando por el Amazonas o el Polo Sur. Armenault renunció a su trabajo de director comercial de una empresa y se dedicó a construir el proyecto (SA18) con el que hace donaciones por cada kilómetro que recorre. "Decidí dar vuelta mi vida por un sueño. Mi objetivo no es ganar la carrera. De hecho, casi siempre salgo entre los últimos puestos. Parece raro en esta sociedad exitista, en la que sólo importan las medallas y los trofeos. Pero mi triunfo es superarme y ayudar. Lo importante es sumar donaciones, así me siento campeón del mundo", explica el embajador Weber. "Que te ayuden a ayudar es un sueño y más cuando no sos un deportista consagrado y tu idea es trascender por el mensaje y no por el resultado", elogia. Eligió el comedor Jardín de Dios en José C Paz que, desde el 2012 hasta hoy, fue teniendo muchas mejoras en infraestructura. "Lo increíble es que la familia del comedor está tan contenta que se hizo fanática de la empresa y puso una ferretería en el garaje de la casa", cuenta.