La perlita de la final del Abierto de Australia: Roger Federer tuvo que interrumpir su emotivo festejo de campeón por el ojo de halcón
LA NACION
MELBOURNE.- Roger Federer sacó y Marin Cilic dejó la devolución en la red. El suizo, que así conseguía el punto que lo coronaba en el Abierto de Australia y que le daría su 20º trofeo de Grand Slam, se emocionó. Se inclinó hacia adelante, apretó fuerte su puño y llenó sus ojos de lágrimas. Todo era felicidad. Pero, cuando comenzó a caminar hacia la red, su rostro se transformó en el de alguien que no entiende lo que sucede. No había ganado todavía: el croata había pedido ojo de halcón para corroborar dónde había picado la pelota del saque. El diagnóstico que arrojó la tecnología: IN (adentro). Otra vez la emoción se apodó el Nº2 del mundo: era campeón.
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