Las estrellas y la furia en las redes sociales
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Hace un año, toda la Argentina conectada se divertía con los #Maschefacts, un compilado de hazañas desmesuradas que pintaban al "capitán sin cinta" del seleccionado argentino como un neo superhéroe que emergía como tal en Brasil 2014. Este jueves, es un Javier Mascherano más terrenal el que debe usar la fuerza de las redes sociales para desmentir decisiones de última hora con respecto a su continuidad en el seleccionado. Lionel Messi también usó un breve escrito en Facebook para dibujar su dolor por la derrota en la final de la Copa América. En paralelo, Messi, fue criticado sin piedad y sin tregua. El péndulo de las manifestaciones colectivas en Twitter y Facebook esta vez se les vino en contra.
El "linchamiento" y la furia en redes sociales que suelen padecer las celebridades es el lado "B" de herramientas que conectan a las estrellas con sus fanáticos sin mediaciones. Un día dan a conocer por ahí sus nuevos botines y noticias encantadoras; al otro ese camino de vuelta queda minado por insultos y destratos. Son tiempos hiper-expresivos. Y no todo el mundo considera que debe manejarse con responsabilidad y respeto cuando interactúa con anónimos y famosos. Los deportistas deben enfrentar a un monstruo invertebrado que altera sus ánimos con un zumbido atronador. Son muchos al mismo tiempo, y a la vez, no es nadie en especial. La alternativa es salir al cruce o esperar a que esa nube tóxica pase y quede el cielo nuevamente despejado. Eso ya depende de cómo cada estrella maneja su comunicación y las situaciones de crisis.
En ocasiones parece una pelea contra enemigos invisibles. Nadie en concreto reclama renuncias al seleccionado. El contrapeso a ese ruido es agitar otro tipo de reclamos. Por ejemplo, desear que Lionel Messi renuncie efectivamente al seleccionado porque "no te merecemos". Por fatiga o por hacer tronar un escarmiento, el resultado sería el mismo: Messi afuera. Un error para corregir otro error.
Una "guerra" de posteos para demostrar amor en lugar de odio hizo que se viralizara a nivel mundial una carta de Radamel Falcao en apoyo a Messi. El texto es muy sentido y emotivo . Pero tiene un detalle insalvable: no fue escrito por Falcao. A pesar de las advertencias de muchos tuiteros que avisaban que las cuentas eran "fakes", casi nadie reparó en que el futbolista colombiano jamás había publicado esa carta en ninguna de sus cuentas oficiales ¿No es sumar más contaminación al ruido difundir textos apócrifos que son tan fáciles de chequear? A pocos les pareció procedente. Total, era una muestra de apoyo y no una agresión.
Los vientos a favor y los huracanes en contra son parte de la dinámica de las redes sociales. Nadie termina de acostumbrarse a estos comportamientos. Pero acá están. Probablemente no se vayan nunca. En tanto, mientras la "bestia" anónima y de mil cabezas destila su bronca y pide explicaciones hasta el infinito, los hechos concretos se pierden por el camino. Basta con mirar el mapa de calor de Messi contra Chile para repensar el partido. Y tratar de entender porque Messi, como hace un año en la final contra Alemania, quedó tan lejos del arco rival y tan cerca del propio. Los datos duros no mienten.
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