La vuelta del ex capitán. Maradona: la selección le abre las puertas
Julio Grondona se reunirá en las próximas horas con el astro para proponerle una función que no se superpondrá con la del DT Pekerman
Volvió a disfrutar de la vida y de sus hijas. Volvió a Boca para, desde su cargo en la comisión de fútbol, decidir que Alfio Basile debía ser el director técnico. Y ahora parece que también regresará a un lugar muy caro a sus sentimientos: el seleccionado argentino. Agotada la magia de su zurda, el carisma y la lucidez de este Diego Maradona le abren las puertas más importantes.
El presidente de la AFA, Julio Grondona, le confirmó a LA NACION que entre hoy y mañana mantendrá una conversación con Maradona -en estas horas está volviendo de Cuba- para ofrecerle un lugar en la conducción del seleccionado. "Quiero charlar con él para preguntarle qué tiene ganas de hacer en la selección. Creo que puede ser importante para el plantel en lo relativo a la motivación, alguna cuestión técnica... Maradona es más inteligente que todos y se le tiene mucho respeto", expresó Grondona.
Más allá de que aún no esté precisada su función, Grondona fijó unos límites: "No va a sobrepasar el cargo de Pekerman. No va a estar por encima de él. Ya lo hablé con José y él no tiene problemas. Cada uno sabrá ocupar su lugar". Todo está por verse, pero no habría que imaginarse a un Maradona a tiempo completo, sino más bien a la manera que lo hace en Boca, con algunas apariciones puntuales. La máxima autoridad de la AFA ya habló con Pedro Pompilio, vicepresidente de Boca, que no pondrá objeciones para que Maradona pueda desempeñarse en el seleccionado.
Cabe preguntarse cuál es la necesidad de incorporar a Maradona en este momento y cuáles serían los beneficios de su aporte. En primer término, desde hace tiempo, Maradona, que el domingo próximo cumplirá 45 años, viene expresando sus deseos de integrar algún proyecto de la selección; ya en el pasado, Grondona consideraba que podía ocupar un lugar en la conducción de los juveniles. Pero da la impresión de que los tiempos se aceleraron bruscamente. Mucho influye, se reitera, la reconversión física y anímica a la que se entregó Maradona tras estar al borde de la muerte.
En cuanto a la actualidad del seleccionado, aun sin atravesar una crisis, sus últimos pasos despertaron cierta preocupación. No acompañaron los resultados ante Paraguay y Uruguay (dos derrotas), la imagen futbolística no satisfizo y, desde algunos sectores interesados en poner piedras en el camino del cuerpo técnico, se ventilaron supuestos desacuerdos internos entre algunos jugadores. Tampoco pasa un día sin que Juan Sebastián Verón comente públicamente su incredulidad por no ser convocado.
Fuera de los micrófonos, Pekerman descartó cualquier discordia y afirmó que el grupo está unido y comprometido con el objetivo de llegar en la mejor forma al Mundial. Para demostrar que la convivencia es buena, el cuerpo técnico señala las largas sobremesas de charla entre los jugadores antes de irse a dormir.
La llegada de Maradona produciría un efecto positivo sobre el ánimo de los jugadores, quienes últimamente establecieron una relación de simpatía y admiración con el astro. Previamente a dos partidos por las eliminatorias, Maradona los visitó y creó un ambiente tan bueno que los futbolistas le pidieron que volviera en cada oportunidad que pudiera. Además, en su programa, "La noche del 10", ya tuvo de invitados a Lionel Messi (en dos ocasiones), Carlos Tevez, Pablo Aimar, Roberto Ayala, Roberto Abbondanzieri, Juan Pablo Sorin y Hernán Crespo. En todos los casos quedó en evidencia una corriente afectiva entre Maradona y las caras más representativas del equipo.
Quedará por ver cómo se complementará con Pekerman y sus colaboradores. La predisposición del DT siempre es buena y entre sus virtudes está la capacidad de adaptación. Cuando Maradona no tenía actitudes tan componedoras como ocurre últimamente, había cuestionado la designación de Pekerman y también se hizo oír para pedir a Verón. En el cuerpo técnico reconocen que Maradona podría ser una paraguas de protección, pero que también implicaría un riesgo por su alta exposición pública, comparada con el bajo perfil de Pekerman y sus ayudantes.
Lo cierto es que Maradona está en carrera al Mundial 2006. Ya sin botines ni pantalones cortos. Con un título indefinido. Quizá como motivador, símbolo, emblema o mascarón de proa de un seleccionado que irá por la Copa que él, más que nadie, ayudó a conquistar hace veinte años.
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