Mitos y verdades: cuánto cuesta abrir un estadio para un partido
La ecuación económica de los partidos de fútbol cambió para siempre en 2013. En junio de ese año, Javier "El Zurdo" Gerez, un hincha de Lanús, murió en el ingreso al estadio Ciudad de La Plata, donde jugarían Estudiantes contra el conjunto granate. Para contener la violencia, la provincia de Buenos Aires, primero, y luego la AFA , suprimieron la presencia de los hinchas visitantes. A partir de entonces, los clubes sólo pudieron recaudar mediante bonos a sus socios. O venta de entradas a hinchas propios que no fueran asociados. Desde hace un tiempo, los organismos de seguridad de algunas jurisdicciones aceptan visitantes sólo cuando los piden los clubes locales y las canchas están en condiciones para albergarlos. Y los locales los piden cada vez más para perder menos dinero: aceptan un operativo de seguridad más costoso a cambio de recaudar por los hinchas importados.
En Capital Federal, en cambio, los visitantes están vedados. No puede haber ni uno. Para los clubes de la Superliga, además, hay un protocolo de seguridad especial. "El Comité exige efectivos públicos y empleados de seguridad privada", recuerda el presidente de un club porteño. Eso hizo que los gastos por partido se fueran a las nubes. Argentinos Juniors hace meses que publica en sus perfiles de las redes sociales cuánto recauda y cuánto gasta en cada partido. La seguridad explica casi toda la pérdida operativa. Dicho de otro modo: la violencia sigue siendo un negocio.
Cuando estaba en la B Nacional, el club de la Paternal gastaba $100 mil por partido. Y también perdía dinero. Acordaba los operativos en forma directa con la comisaría que proveía los efectivos. Desde que ascendió a la Superliga, el protocolo es otro. Y los gastos también. Ahí está el detalle del encuentro del domingo pasado con Independiente, por la Copa de la Superliga : $451 mil por "Policía" y $250 mil por "Seguridad Privada". Total: $701 mil para controlar a los hinchas. En un partido en el que no hubo visitantes.
El grupo electrógeno ($53.647) obligatorio por reglamento –todas las canchas deben tenerlo en partidos nocturnos–, el electricista de turno ($4100), las vallas para organizar el acceso de los hinchas ($35.000), el alquiler del equipo de sonido ($4000) y el médico de guardia para atender cualquier emergencia ($2500) configuraron el resto de los gastos, que ascendieron a $800.247. El rubro ingresos apenas está integrado por los socios (hinchas que pagaron su cuota) y dejaron $53.770 y por venta de entradas ($240.280). El resultado operativo del partido implicó un rojo de más de medio millón de pesos ($506.197).
Ahora bien, los clubes ganan dinero por otros ítems, relacionados con la disputa de un partido de fútbol enmarcado en un torneo. Por caso, los derechos de TV o los sponsors. Sin ir más lejos, Argentinos cobró cerca de $100 millones por la temporada 17/18 de la Superliga, la última liquidada en forma completa. El club de la Paternal, además, tiene un acuerdo de sponsoreo especial, por el que su estadio está asociado a una empresa. Además, cuenta con auspiciantes en camiseta y pantalón, más la publicidad que aparece durante los partidos (y que ya no es estática, sino dinámica y controlada por computadora).
Puede parecer que organizar un partido de fútbol sea, a simple vista, deficitario. Pero a los egresos de los días de fútbol deben sumarse otros ingresos extraordinarios, como la venta de futbolistas. Ese ítem es el que le permite a Argentinos Juniors (por ejemplo) tener una economía ordenada luego de unos años turbulentos en los que descendió a la B Nacional. Las millonarias ventas de Nicolás González (el año pasado, a Stuttgart, de Alemania) y de Alexis MacAllister (a Brighton, de Inglaterra, esta temporada) le permiten compensar egresos y darse algunos lujos, como reforzar el plantel profesional. Por ejemplo, con el regreso de Gabriel Hauche. O incorporar jugadores de renombre internacional como Lucas Barrios –hoy en Huracán– y Raúl Bobadilla.
Los números de Argentinos exponen un problema común a todos los clubes de la Capital Federal que no completan su cancha con socios propios: abrir el estadio los días de partido es perder dinero. Más abajo en la pirámide del fútbol argentino –B Nacional, B Metropolitana, primera C y primera D– la ecuación da números rojísimos. Y, muchas veces, son los propios dirigentes los que hacen "vaquitas" para pagar operativos policiales y garantizar que los partidos se jueguen.
Qué dice el reglamento
El artículo 55 del reglamento general de la AFA –que regula también las exigencias de la Superliga– pide que permanezcan "de guardia" un "electricista idóneo y sus ayudantes desde la hora programada para la entrada del público al estadio y hasta su total evacuación". Y especifica cómo controlar su idoneidad: cumplir con las condiciones establecidas en el Reglamento para el electricista de teatros, cinematógrafos y salas de espectáculos públicos, aprobado por decreto 21170 de...1950. El artículo 74, en su inciso 11.3) obliga a los clubes que actúen como locales a "mantener durante todo el desarrollo del espectáculo el servicio de una ambulancia y una unidad coronaria".
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