El GP de Italia de Fórmula 1. Monza le pone color
En los ensayos para la carrera de mañana, el 1-2 de Ferrari entusiasmó a los Tifosi, que fueron un espectáculo aparte alentando a sus pilotos
MONZA.- Gente por todos lados. Desde la Estación Central de trenes de Milán centenares de hinchas de Ferrari se encolumnaban para llegar hasta el parque de Monza. Desde muy temprano, cuando el cielo gris avisaba que el calor iba a ceder el paso a una húmeda y fresca brisa, los fanáticos de la casa de Maranello llevaron su pasión al legendario autódromo.
El Gran Premio de Italia de Fórmula 1 ya arrancó con la actividad oficial. Los entrenamientos de ayer convocaron a miles de personas a poblar el magnífico bosque. Todos saben que aquí el alemán Michael Schumacher (Ferrari) puede alcanzar por primera vez la punta del certamen. O también puede quedar al borde del abismo si Mika Hakkinen (McLaren) aumenta su ventaja de 7 puntos con sólo dos pruebas más para concluir el torneo. También para crear un clima especial se agrega aquel controvertido toque entre el representante del equipo italiano con David Coulthard, compañero del finlandés, ocurrido en el último GP en Bélgica.
Las pruebas se desarrollaron bajo la persistente amenaza de lluvia, que se concretó cuando restaban 40 minutos para concluir la segunda tanda. Y la fiesta en las tribunas del circuito, uno de los cuatro más largos que utiliza la F. 1, con 5770 metros de extensión, comenzó con la salida de las Ferrari a la pista, y con el 1-2 logrado ayer con el dominio de Eddie Irvine y de Schumacher.
La gente explotó como si el cavallino rampante hubiese triunfado en la carrera. Los italianos no se imaginan otra posibilidad que una victoria en su tierra. Si bien las máquinas rojas son más competitivas que en carreras anteriores, el equipo Mc Laren optó por buscar la mejor puesta a punto y trabajar en función de la carrera, más que buscar el tiempo de la jornada. Aunque no todo está controlado. Coulthard maniobró sobre la cama de leca un par de veces cuando ingresó pasado en la primera chicana.
Luego, la lluvia complicó la tarea. Allí también aprovecharon varios pilotos para entrenarse bajo el agua, aunque por momentos la tormenta impedía la visión y la salida al circuito se hacía peligrosa. Entonces, el público tomó la posta del protagonismo y se divirtió como si fuera una cancha de fútbol.
La tecnología ayudó a la multitud (unas 50.000 personas). Las pantallas gigantes mostraban los rostros de los pilotos. El primero fue Schumacher, que arrancó una ovación de los ferraristas, que agitaban banderas rojas de todo tamaño.
Las caras pasaron hasta que llegaron a Coulthard. Los silbidos y los gritos de repudio se escucharon más que el motor del Arrows de Pedro Diniz, el único en ese momento en luchar ante la tormenta. Y las cámaras comenzaron a jugar:5 segundos con Schummy, 5 con el escocés. Y las tribunas reaccionaban de inmediato. Hasta los imperturbables rostros de Frank Williams, Ron Dennis y el mismo Coulthard sonrieron con los cambiantes gritos del público.
Tuero, seguiría en Minardi
El argentino Esteban Tuero quedó 18º. Detrás de su Minardi se ubicaron Shinji Nakano (su compañero de equipo), Salo, Diniz y Alesi. Y hay noticias para el argentino:es prácticamente un hecho su continuidad en Minardi en 1999. Ayer, la firma italiana renovó con contrato con Ford, que ve con buenos ojos la extensión del vínculo con el piloto de Caballito.
El público fue protagonista. Todos los italianos quieren que después de la bandera a cuadros, la fiesta continúe. Para eso se llegaron hasta aquí...
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