El título liviano de la FIB. Morales se quedó con las ganas
Cayó ante Shane Mosley por KOT en el 5º round, en el Madison Square Garden
NUEVA YORK (Especial).- Apostó a una mano Eduardo Morales, a un golpe simple que cambiase su suerte frente a un rival superior, pero ni siquiera pudo conectar demasiados puñetazos el argentino que aspiraba a la corona de los livianos de la Federación Internacional de Boxeo. Poco pudo hacer el santiagueño ante Shane Mosley, uno de los mejores boxeadores del momento, el que conservó anoche el título con la potencia demostrada en el Madison Square Garden, donde se impuso por KOT en el quinto round.
Cuando llegó la definición fue casi una bendición para Morales, cuya caída en ese asalto evidenció que la pelea ya no tenía sentido. Quizá, en ningún instante el combate tuvo razón de ser, porque las diferencias fueron demasiado grandes como para acortarlas por récords inflados con pobres rivales argentinos. En los antecedentes figuraban extremadamente parejos, con un campeón mundial que sumaba 26 KO en 28 peleas, mientras que el retador apareció con 21 adversarios caídos en 26 enfrentamientos profesionales. Pero es de relativa importancia el dato, más cuando se sabe el nivel de los rivales que tuvo la carrera de Morales, con la incoherencia de un debut en el exterior el mismo día en que se busca una corona. No pudo pasar la prueba.
De todas maneras, tuvo una mínima oportunidad en el primer round, cuando una izquierda en contragolpe consiguió conmover a Mosley. Aunque fue el único momento favorable para el argentino. Desde entonces sólo padeció el incesante ataque de un noqueador de buen nivel. Exhibió Mosley su capacidad de remate cuando en el tercer asalto combinó golpes al cuerpo hasta que una izquierda derribó al argentino. El golpe lo sintió demasiado Morales, quien con coraje intentó aguantar. No podía hacer más.
Ya en el cuarto asalto no consiguió pegar más de cuatro veces, mientras que en su cara el campeón realizaba un festival de destrezas. El desigual combate terminó un round después. Otro golpe al cuerpo y un remate justo a la cabeza pusieron en la lona por segunda vez a Morales. Se levantó y buscó soportar de nuevo. Era inútil. Lo entendió muy bien el árbitro Arthur Mercante Jr., quien detuvo la pelea cuando Morales era asediado en un rincón. Después de 23 años, un argentino peleó en el Madison. Es el consuelo para Morales, guapo y nada más.
lanacionar