Moroni y Bosch fueron compañeros y campeones, pero ya no comparten equipo
Coincidieron en los mejores años recientes de CUBA, bifurcaron sus caminos por la veda de la UAR; el back está en Jaguares y los Pumas, y el hooker juega en el país y se irá a Francia
Las historias de Matías Moroni y Facundo Bosch iban siempre en la misma dirección. Los dos son de la categoría 91. Fueron compañeros y campeones en la primera de CUBA, pasaron por varios seleccionados hasta dar el salto a los Pumas y, finalmente, desembocaron en el Súper Rugby con Jaguares. Pero hubo un momento en que sus caminos se bifurcaron, y la tarde de ayer en Villa de Mayo lo reflejó: Moroni estuvo fuera de la cancha; Bosch, en ella, de regreso en el club tras ser marginado por la Unión Argentina de Rugby (UAR) al enterarse de que se iría a jugar a Europa a mediados de año.
El caso de Bosch fue el punto de partida de un conflicto que tomó estado público con Facundo Isa, el mejor puma de 2016, que firmó con Toulon. El hooker sabía que era el tercero en la consideración, detrás de Agustín Creevy, capitán de la franquicia y del seleccionado, y de Julián Montoya, su primer recambio. Entonces, decidió firmar con Agen, del ProD2, la segunda categoría de Francia, y la UAR decidió apartarlo del plantel. Para no perder ritmo, Bosch regresó a CUBA y juega el Nacional de Clubes.
“La de Jaguares fue una linda etapa, y también ésta es espectacular. Estoy esperando para irme; mientras, disfruto jugar en casa, con amigos”, cuenta el necochense Bosch, llegado al club en 2010. Aclara que nunca rompió su nexo con la Unión: “Estoy a disposición, pero hay una decisión de la UAR; respetable, pero que no me favorece. Me voy a Agen a jugar más y ser mejor”.
Moroni mira desde la platea. El back, una de las revelaciones de los Pumas en el Mundial de Inglaterra 2015, tuvo un inicio de temporada accidentado en Jaguares. “Mejoramos muchas cosas después de terminar 2016 con muchas dudas. El año pasado nos sirvió mucho para aprender”, analiza quien fue amonestado en los primeros dos partidos y luego sufrió una pequeña fractura en el tercer metacarpiano izquierdo, que lo marginó de las victorias sobre Cheetahs y Reds.
“Tengo tres semanas para ponerme al 110%, así cuando vuelva puedo estar a la altura. El equipo está poniendo muy alta la vara”, admite Tute, que no viajó con el plantel a Sudáfrica. La tiene difícil, pero su polifuncionalidad (puede ser tanto centro como wing) le da chances de tener un lugar entre los titulares.
La baja de Bosch obligó al cuerpo técnico a poner un parche. Roberto Tejerizo, habitual pilar, actúa de 2 cuando la circunstancia lo requiere. Así sucedió en los últimos partidos, ante la fractura que sufrió Montoya en un dedo izquierdo, que lo tendrá al menos un mes afuera. Pero Facundo no será relevo, porque su futuro está en Francia. “Una cosa es jugar como suplente y otra hacerlo como titular. Ojalá me toque jugar allá. Voy a eso, a sumar minutos y mostrarme”, advierte Bosch. Si, a veces el destino es caprichoso.
Sin quererlo, Moroni hizo sonar la alarma en las últimas horas. Medios franceses informaron que el back habría recibido un ofrecimiento de Oyonnax, el líder del ProD2, que está a punto de ascender al Top 14. Matías esquivó la situación: “Me queda un año en Jaguares y tengo la cabeza 100% en eso”.
La cláusula de la discordia de la UAR, que inhabilita para ser pumas a quienes no participan en el Súper Rugby ni están en el Plar, pone a los jugadores entre la espada y la pared. Sin lugar en su club, Bosch quiso irse a otro para ser mejor y tener más oportunidades, pero terminó rehén de un sistema que intenta prevenir un éxodo que –otros países lo demuestran– es inevitable y motivo de debate mundial en este deporte.
“Es obvio que me duele no estar. Sigo en contacto con ellos, me llevo bárbaro y lo único que no comparto en este momento es la cancha”, dice Bosch, que alguna vez integró los Pumas en el Rugby Championship. Moroni acepta la elección que toman sus compañeros: “Más vale que es difícil. No poder jugar en los Pumas duele mucho, pero cada uno es libre de planear su futuro según qué quiere de su vida. Respeto tanto al que se va como al que quiere quedarse”, sostiene. En definitiva, una situación incómoda, que seguirá sumando capítulos.
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