Mundial de Seven de rugby femenino: Niall Williams dejó de ser la hermana de Sonny Bill

SAN FRANCISCO.- Suena el himno de Nueva Zelanda y Niall Williams lo canta con una sonrisa de oreja a oreja. Está a segundos de jugar la final por la medalla de oro y, lejos de mostrar nervios o presión, parece disfrutar el momento a pleno. Lo mismo el resto de sus compañeras. No hay lágrimas, estridencias ni caras tapadas. Sólo alegría y goce por lo que está a punto de vivir. Nada de relajación. Cuando empieza el partido, la concentración es plena y las Black Ferns aplastan a Francia 29-0 para quedarse con el Mundial de Seven.

Niall no es de las figuras más destacadas del equipo, pero cumple un importante rol defensivo y es reconocida por su capacidad de pescar pelotas en el breakdown. Hace rato que dejó de ser simplemente la hermana menor de Sonny Bill Williams, el bicampeón del mundo con los All Blacks.

"Para mí es de los más normal ser su hermana", cuenta a La Nación. "Ya estoy acostumbrada a que cada vez que vamos a un centro comercial y alguien pide una foto yo me hago la desentendida hasta que me piden que saque la foto, así que últimamente me he convertido en fotógrafa profesional. Pero es algo normal para mí, es sólo mi hermano."

En donde sí Niall lucha por una mayor igualdad es en el reconocimiento hacia el rugby femenino, que ha tenido un crecimiento sideral en los últimos años. Como se pudo apreciar en este Mundial, el seven femenino no tiene demasiado que envidiarle al masculino. Estas chicas juegan muy bien. Éste es el tercer Mundial femenino de la historia y desde 2012 las mujeres tienen su propio Circuito Mundial, que hoy consta de seis etapas. El mayor impulso lo dio el hecho de convertirse en deporte olímpico desde Río 2016.

"Ha sido un salto impresionante. Ahora caminás por la calle y la gente te reconoce. Ni bien se convirtió en un deporte olímpico hubo un montón de recursos volcados a los seleccionados nacionales. Hay torneos en todo el mundo y se les da mucha publicidad", cuenta Williams. "Estamos jugando en lugares grandes como Dubai, Las Vegas, París. Así que sí, desde que se convirtió en deporte olímpico se ha vuelto algo grande y estoy muy contenta por el deporte porque el seven de mujeres tiene tanta calidad como el de varones."

Así y todo, al momento de la gran final del sábado buena parte de los más de 25.000 que estuvieron en el AT&T Stadium se retiraron al término de los cuartos de final de los hombres. Todavía hay mucho camino por recorrer.

Los Juegos también fueron el impulso que llevaron a Niall, de 30 años, a dedicarse al seven: "En 2014 jugaba touch rugby [rugby sin contacto] y mi entrenador me dijo que el seven iba a estar en los Juegos Olímpicos, deberías probarlo".

La decisión no fue sencilla. Acababa de dar luz a su segunda hija y el seven le demandaría estar mucho tiempo fuera de su casa. "Cuando Tatum-Lee, de seis años, y Rema-Rae, de cuatro, eran más chicas, era más difícil cuando eran más chicas. La primera vez que fui a un torneo todavía estaba amamantando y tenía que sacarme leche entre partido y partido", recuerda. "Uno quiere pasar más tiempo con ellas cuando son recién nacidas. Pero ahora que crecieron se hizo más fácil. Pudimos armar una rutina con mi pareja. Él, su familia y mis padres me ayudan cuidando a las chicas cuando estoy de viaje. Soy muy afortunada de que me permitan vivir mi sueño."

En lo deportivo, el paso de un deporte a otro fue más sencillo. "Las destrezas son prácticamente las mismas, sólo tenía que reforzar el tackle y el breackdown". Dos aspectos que lleva incorporados desde que era chica. "Mis dos hermanos [Sonny Bill y John Arthur] nos usaban a mí y a mi hermana melliza [Denise] para practicar el tackle. Ellos se arrodillaban en el living y nosotros teníamos que pasar corriendo con la pelota para que nos tacklearan."

Para sus compañeras, Niall es todo un ejemplo. "Se piensa que es la más divertida, pero no es. Soy yo", bromea Ruby Tui. "Es una jugadora excepcional y una persona que se esfuerza mucho. Tiene dos hijas chicas y es la que más se sacrifica para estar acá. Respetamos mucho eso."

Las risas continúan en la premiación y las francesas se suman al festejo como si hubieran ganado. Se trata de su mejor resultado histórico en cualquier competencia importante (Mundial o Juegos Olímpicos), sinónimo de que el rugby femenino se sigue expandiendo y que la competitividad aumenta.