ORTELLI
No hay gritos. Ni siquiera esos caprichos de los fierros, que se empacan a última hora, cuando los colaboradores empujan el auto a la pista, son capaces de alterar los nervios del equipo. El perfil bajo es la regla número 1 que tácitamente se impuso en el grupo. Guillermo Ortelli no muestra fastidios. Tampoco se luce con sus expresiones cuando los logros los embolsa con talento. Anteayer, el piloto de Salto blandió los puños dentro del Chevrolet, en la vuelta de honor en Nueve de Julio, y se abrazó con sus allegados. Luego, la calma reinó en el lugar, aunque la alegría no se alejó del box.
Ortelli ahora disfruta de su segundo campeonato de Turismo Carretera. Con una contundencia poco común en los últimos tiempos.
-¿A qué se debió tanta comodidad para ganar el título?
-Pese a la rapidez con la que se realizó todo, el equipo se conformó de la mejor manera y el auto fue contundente en todos los circuitos.
-¿Qué diferencias hay entre aquel título logrado en 1998 y este campeonato?
-Aquella vez se ganó el título con mucha ansiedad, porque la lucha fue muy intensa con Juan María Traverso. Esta vez fue más distendido, pero tuvo el mismo valor para mí, ya que esta vez lo gané con mi propio equipo.
-Vos fuiste piloto de Alberto Canapino en 1998 y luego te desvinculaste. ¿Aprendiste algo de él?
-Muchas cosas. Yo soy muy curioso y siempre pregunté el por qué de cada cambio en el auto. Y me sirvió mucho.
-¿En la pista también aprendés de otros pilotos?
-Sí, por supuesto. Gente comoTraverso o el mismo Rubén Luis Di Palma, me enseñó mucho. Siempre se aprende.
-¿Y qué rescatás de ellos?
-De las condiciones conductivas no voy a hablar, porque todos sabemos lo que significan ambos. Pero yo siempre observé cómo manejan los tiempos. Son de esos pilotos que aceleran en los momentos justos y que luego regulan como si fueran los dueños de las carreras.Tienen todo en la cabeza. Eso es lo que más me llamó la atención y lo más difícil de lograr.
-Traverso dijo alguna vez que vos sos el piloto que puede tomar la posta de su reinado.
-Es un honor que Traverso hable tan bien de mí. Como en su momento lo hizo Rubén Luis DiPalma. Para mí es un gran honor, pero nada más.
-Los últimos seis títulos se repartieron entre Traverso y vos. ¿Sos su heredero?
-No, no me siento el heredero de Traverso. Tampoco me quiero comparar con él. Traverso hizo su campaña dentro del automovilismo y yo intento edificar la mía.
La mirada de Ortelli se pierde y repasa sus comienzos. Sus amigos y familiares insisten en que su talento debió ser cristalizado en el fútbol, juego en el que muestra gran facilidad para las gambetas y los piques cortos. "Pero mi verdadera pasión es el automovilismo. Yo dejé la pelota por los fierros. Claro que no siempre fue fácil. En mi primera carrera en la Fórmula Renault no logré clasificarme. Me quería morir", recuerda con una sonrisa nostálgica.
-Si bien ahora es cómodo hablar con los resultados a la vista, en su momento resultó muy complicado armar un equipo propio...
-Fue una decisión complicada, pero tuve plena confianza en la gente a la que llamaba. A Sandro Crespi lo conozco desde muy chico. En realidad, los Crespi, con Tulio a la cabeza, fueron mis maestros.Por eso acudí a Sandro. En cuanto a Jorge Pedersoli, no descubro nada si digo que es el mejor motorista.
-Tu auto se mostraba en condiciones, pero los resultados no llegaron hasta mitad de año. ¿En algún momento pensaste en abandonar tu emprendimiento?
-No, nunca. Es cierto que los resultados no se daban, pero el auto lo notaba contundente igual. Después de la primera victoria, justamente en Nueve de Julio, se repitieron los triunfos. En total fueron cuatro, y podrían haber sido cinco consecutivos, ya que en el medio finalicé segundo en Balcarce.
-¿Qué sentiste cuando te desclasificaron en La Plata, donde habías ganado por tener la trocha apenas un centímetro más ancho de lo permitido?
-Fue un error del equipo, pero se lo tomó como tal. No se dramatizó. Tampoco nos preocupamos porque sabíamos con qué auto contábamos.
Fiel a su estilo, no se mostró eufórico en el gran recibimiento que la gente de Salto le ofreció el domingo por la noche, en su ciudad natal, a la que ingresó con su Chevrolet campeón, pero lo disfrutó a su manera. Los festejos los realizó con su equipo en el tráiler, mientras viajaba de Nueve de Julio a Salto. Si hasta en Chacabuco, cuando paró a cargar combustible, fue saludado por Marcos DiPalma, que aterrizó con su avioneta para felicitarlo.
-En 1998 entraste en la historia del TC por ser el campeón más joven de la categoría y ahora disfrutás de un bicampeonato. ¿Cuál es tu próximo objetivo, otro campeonato en el TC o el primero en el TC2000?
-Quiero ganar en lo que corra. Siempre intenté competir con posibilidades de salir campeón. Si se puede dar en el TC o en el TC 2000, es igual. Yo quiero ganar en cada categoría en la que me presento.
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