21.00 La cancha de Gimnasia ya estaba casi al máximo de su capacidad en un clima de enorme expectativa por el enfrentamiento con Boca, en un duelo clave por la lucha del campeonato.
21.15 Veinte minutos antes del arranque del partido cerraron los accesos al estadio. Socios con abono e hinchas con entrada no pudieron ingresar.
21.30 Comenzó el partido, mientras afuera una considerable cantidad de fanáticos pugnaban por entrar. La policía respondió con gases lacrimógenos.
21.36 El sector del banco de suplentes del equipo visitante fue el primero que se vio afectado por los gases lacrimógenos que llegaban desde la calle. Rápidamente se propagaron a la platea Néstor Basile.
21.39 Se suspendió el partido y los jugadores, alcanzados los gases, se retiraron del campo de juego. Comenzó la desesperación del público por salir del estadio y arrancó el caos.
Hinchas de la popular Avenida 60 y de la tribuna René Favaloro se dirigieron rápidamente a las salidas, pero las encontraron cerradas con candados. Ante las dificultades para respirar, se concentraron en el sector de los jardines, donde circulaba más aire y había agua para mojarse.
Durante algunos minutos se abrieron las puertas, pero como se escuchaban los sonidos de las balas de goma desde el exterior, la mayoría de las familias prefirieron quedarse para evitar que chicos y personas mayores se enfrentaran con la represión.
Cuando los gases lacrimógenos invadieron también el sector de los jardines, los hinchas avanzaron hacia el campo de juego y rompieron las rejas para pasar. Allí, atendieron a personas descompuestas y pasaron varios minutos a resguardo: era el único lugar en el que se podía respirar.
Después de las 22, abrieron las puertas y el público pudo empezar a escapar del infierno. Ya era tarde: César Regueiro, que estaba con sus nietos, murió de un paro cardíaco preso del pánico.