Pasiones que matan
Los lazos entre Blatter, su sobrino y los derechos de televisación de los mundiales; la TV pública y privada controlada por Berlusconi; además, la liga que recibe más dinero y la que más endeudada está: la Premier League
Marcelo Bombau, presidente de Torneos y Competencias (TyC), dijo que evalúa recurrir a la FIFA por la rescisión unilateral del contrato de TV que, junto con el Grupo Clarín, firmó con la AFA. Pero Bombau tendría problemas si la FIFA traslada su queja a la Comisión respectiva (Marketing y TV). El presidente de esa comisión es Julio Grondona, es decir, el mismo hombre que decidió romper el contrato. Si la FIFA dirigiera esa eventual queja a la Comisión de Finanzas ocurriría lo mismo. Ahí también manda Grondona. TyC podría hablar entonces de modo directo con el propio Joseph Blatter, presidente de la FIFA. Blatter vivió una experiencia parecida en 2001, con la quiebra de ISL, que tenía los derechos de TV de los Mundiales de 2002 y 2006. La quiebra, una de las mayores en la historia judicial suiza, no sólo dejó a la FIFA sin agente comercial. La expuso ante los tribunales. El despacho de Blatter fue allanado por el juez instructor Thomas Hildbrand. Y su colega Marc Siegwart denunció que ISL pagó coimas de 140 millones de dólares a dirigentes del deporte mundial. La FIFA de Blatter salvó rapidamente la situación. La Copa de Alemania 2006 tuvo una audiencia global de 5.900 millones de espectadores. Ese formidable negocio que perdió la quebrada ISL pasó, otra vez sin licitación, a InFront, una empresa en la que brillaba con luz propia Philippe Blatter, sobrino del tío Joseph. Infront volverá a tener derechos asiáticos en los Mundiales de 2010 y 2014. Philippe subió al puesto de presidente de InFront. Ahora negocia con la FIFA de presidente a presidente. De Blatter a Blatter.
InFront tuvo la suerte de quedarse también con los derechos de la Liga italiana, que iniciará un nuevo campeonato este fin de semana. El contrato, en rigor, regirá de 2010 a 2012. El negocio televisivo del calcio en los últimos años fue dominado por las cadenas de pago de Silvio Berlusconi. Italia ofrece el caso más complejo. Berlusconi, otra vez premier italiano, volvió a controlar también la TV pública (RAI). La RAI del Berlusconi- premier dejó de interesarse por el fútbol. Y eso facilitó el ascenso de la Mediaset del Berlusconi-empresario. Peor aún, el hombre que negoció durante años en nombre de los clubes, como presidente de la Liga italiana fue Adriano Galliani, empleado de Berlusconi como vice del poderoso Milan, club que también pertenece al premier, desde hace 23 años. Los clubes italianos negociaban antes cada uno por su lado. El Milan de Berlusconi, por ejemplo, recibía 100 millones de euros anuales, que pagaba, en buena parte, la Mediaset de Berlusconi. A Siena, igual que a los otros clubes modestos, le pagaban apenas 7 millones. Tuvo que estallar el escándalo de corrupción de 2006 para que el gobierno, entonces a cargo de Romano Prodi, obligara a los clubes a negociar conjunta y solidariamente los derechos de TV. La diferencia de 100 a 7 entre la paga a clubes grandes y clubes chicos pasará a ser ahora de 100 a 25. La RAI, eso sí, ya no tiene más partidos para ofrecer por la TV pública. Sólo le queda el resumen de los goles. Los partidos van todos por la TV de pago, ya sea al grupo Mediaset de Berlusconi, cuyo vicepresidente es Piersilvio Berlusconi, hijo del premier, o al canal Sky de Rupert Murdoch. Un duopolio de TV digital que, se afirma, se consolidará cuando en 2010 inicie su gestión la firma InFront del sobrino de Blatter, quien trabaja con ex empleados de Mediaset y garantizó a la Liga un ingreso anual de 900 millones de euros.
Milan, aún con la nueva distribución, recibirá buena parte de ese dinero, pese a que su nivel declinó desde que en 2006 fue condenado por corrupción junto con Juventus. Más en baja aún está Berlusconi, ahora que se descubrieron sus fiestas "non sanctas" en Villa Certosa, sesenta hectáreas de puro lujo en Cerdeña, con dos playas privadas, tres lagos artificiales, media docena de piscinas, country, anfiteatro, discoteca, olivos, palmeras, jardines infinitos y helados y pizzas a discreción. Allí llegaban, en aviones privados y con chequera abierta, las niñas de 18 o hasta 28 años que apodan "Papi" al premier de 73. Son las llamadas "velinas", como se le dice a esas señoritas de compañía, "gatos", según se las llamaría tal vez aquí. La TV controlada por Berlusconi, privada y pública, casi ignoró el escándalo. No pudo hacer lo mismo con la pancarta que exhibieron en mayo pasado, en pleno partido en el estadio San Siro, hinchas furiosos de Milan, porque Berlusconi ya no compra cracks como en los años dorados y, encima, vendió a Kaká a Real Madrid: "Sonno anni che compri bidoni e figurine (jugadores malos, troncos). Quest’anno chi compri…le veline?". Berlusconi ya no desciende en helicóptero a la presentación del plantel. Tras presidir una reciente cumbre del G8 fue directo a la concentración. Hizo jurar a Ronaldinho que se portará bien, se entrenará con esfuerzo y liderará al equipo. "Jura ante todos que te comportarás como un profesional y llevarás al Milan a la victoria", le dijo. Y Ronaldinho respondió: "lo juro, presidente". La segunda y última visita al plantel fue dos semanas atrás. A su condición de premier, empresario y play boy, Berlusconi agregó la de editor periodístico. Y aconsejó a los periodistas presentes en el centro deportivo de Milanello: "si alguno de ustedes sigue criticando demasiado provocará que los hinchas no lo lean más y hasta dejen de comprar sus periódicos…es una regla fundamental del periodismo deportivo, lo digo como editor, con mucha experiencia sobre mis espaldas".
Así como el modelo fútbol-TV de Alemania, citado en esta columna la semana pasada, es el más democrático en las ligas top de Europa, el que más dinero paga es el de la Premier League inglesa, que inició la temporada el último fin de semana. La quiebra de la cadena Setanta, semanas antes del inicio del torneo, provocó el desembarco de ESPN. Pero muchos creen que, más que competir, ESPN sólo fortalecerá el control casi monopólico de la Sky de Rupert Murdoch, que hace unos años también quiso quedarse con el Manchester United. Ofcom, la oficina que regula las comunicaciones en Gran Bretaña, dictaminó el 26 de junio pasado que Sky debe achicar su control sobre el 80 por ciento de los partidos de la Premier League y revender derechos a precios más razonables. Sky replicó que usará todas las armas legales para defender su posición y el Sun dijo al día siguiente que Ofcom quería "premiar a perdedores castigando a ganadores" (por Sky) y que, cosas así, sólo podían ocurrir "en Rusia". Los millones de Sky, distribuídos de modo más equitativo que en Italia o España, inflaron los presupuestos y también las deudas de los clubes. La Premier League es hoy la liga más endeudada del mundo, con un rojo estimado de 5.000 millones de euros. Murdoch se vio implicado semanas atrás en un nuevo escándalo a raíz de las prácticas de sus periódicos sensacionalistas News of the World y The Sun . El diario The Guardian denunció que esos medios realizaron miles de escuchas telefónicas, a políticos, artistas y deportistas. Fueron escuchados, entre muchos otros, Alex Ferguson (DT de Manchester United), Gordon Taylor (presidente del Sindicato de jugadores británicos) y un conocido futbolista con problemas de cocaína. "Periodismo de investigación" sobre las vidas privadas de personajes públicos. "La batalla –escribió Polly Toynbee en The Guardian - ha comenzado, a partir de que, históricamente, el imperio de Murdoch manipuló regulaciones y evadió impuestos presionando a políticos que, conscientes de su voz dominante en la prensa, temen por sus vidas".
El fútbol dejó hace tiempo de ser un simple juego. En nombre de la pasión no sólo se combate por el negocio, sino que se discute también por el poder. En la FIFA, en Italia, en Inglaterra y dónde quiera que sea. También en Argentina.
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