Passarella, mejor DT que actor
Si lo que no se conoce a ciencia cierta no existe, como sostiene alguna rama de la filosofía, poco puede aportarse al muy olvidado pleito veraniego de River. Y ahora, cuando los jugadores colaboran con desusado entusiasmo a que el episodio pierda terreno en la temática cotidiana hasta frente al "tiraje" que el calor tiene en estos días, menos puede retrotraerse el análisis a los días de la zancadilla.
Como no se sabe, no existe que a Merlo lo volteó una conspiración de la que ningún apellido vinculado a River está libre de culpa y cargo. Aunque tampoco se concede credibilidad a la inocente tesis oficialista de "miren lo que hizo Gallardo, cómo se apuró Merlo, qué suerte que andaba Passarella cerca".
Como no se sabe, no existe que a Merlo lo volteó una conspiración de la que ningún apellido vinculado a River está libre de culpa y cargo
Lo que hay que hacer es, aún violentando el deseo de extrapolar el incidente a las miserias del fútbol en general, empezar a contar los goles que anota River, lo que se ha convertido en un trabajo extra. Pero Merlo está, es parte de la historia de las exitosas 72 horas de los Millonarios.
Merlo está en las ansias de los jugadores de River. Como en el corazón del amante que ha engañado, habita el deseo de justificarse. Merlo está en el preconciente de Passarella, ahí parado en la orilla de la cancha gritando a sus jugadores como si estuvieran perdiendo partidos que están ganados por goleada. Instruyendo a los que ingresan con la minuciosidad del que quiere un cambio sustancial en la mecánica del equipo.
Solamente si Passarella estuviera necesitando que las previsibles cámaras de la televisión hagan foco en él, tanto como en los jugadores, podría entenderse que en algún rincón de su mente no anide, como un pájaro dormido, la mirada desencantada de Merlo. Bueno, y a todo esto, River es el único equipo que parece jugar un juego que vale la pena, que devuelve el precio de la entrada, mientras los demás ya deberían cobrar "a la gorra".
River corre, toca, golea, en una síntesis ideal. ¿Es un espejismo? No, no lo es, los jugadores son buenos y Passarella es mejor como técnico que como actor. Es cierto en cambio que Oriente Petrolero y Tiro Federal son dos oasis para los sedientos de olvido, los muchachos de River. Si los hinchas creen que esto seguirá como si tal cosa, deben esperar los partidos un poco más serios que esas prácticas de lunes a la mañana, dicho así porque las de los jueves suelen ser más intensas.
Los hinchas de River deben esperar partidos un poco más serios que esas prácticas de lunes a la mañana, dicho así porque las de los jueves suelen ser más intensas.
Sin embargo, aún contra esos impresentables equipos que no deberían estar ni en la Libertadores ni en la primera división de la Argentina, se puede jugar mal, abrazarse a la mediocridad. Y ese mérito, más el de mantener seriedad y concentración los 90 minutos, aun si es para que quede claro que Merlo y su plan hacen daño, no se le pueden negar a River. Sería como negar la belleza de Valeria Mazza porque la han fotografiado al lado de Margaret Thatcher, y uno va y dice: "claro, al lado de semejante bicho, como no va a ser linda".
A los demás equipos, esta columna quiere ofrecerles un manto de piedad por esta semana. Sería cruel no señalarles el estribo para que se suban al calor, los horarios que el negocio impone, la falta de preparación y los cambios que se han hecho en los planteles.
Lástima que las temperaturas, con esto del recalentamiento de la Tierra, seguirán igual justo hasta la finalización del campeonato. Y los horarios, la voracidad de los que lucran, es decir la tele y los cometeados, y los otros ítem, sólo ofrecen amplias garantías de que el torneo será más mediocre que el anterior. Y eso que parecía imposible de lograr, está al alcance de la mano.
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