En la cabeza de Allegri y Luis Enrique
No dejan nada al azar, intentan prever hasta el más mínimo detalle, elaboran decenas de conjeturas, las refutan, vuelven a reformularlas con los ajustes pertinentes, planifican los ejercicios, eligen con cuidado las palabras dentro y fuera del vestuario, revisan videos, estadísticas, pronóstico del tiempo, averiguan en qué condiciones está el campo de juego... La lista es casi infinita. Así vive un entrenador los días previos a una final inmensa como la del próximo sábado entre Juventus y Barcelona .
Seguramente Allegri debe estar pensando diferentes maneras de evitar que Messi quede frecuentemente mano a mano con Evra, hecho que inevitablemente le haría pagar a Juventus. ¿Pensará en doblar la marca, tal vez en "cercar" a Evra cubriendo las líneas de pase y teniendo a mano la forma de llegar a los pasillos por dónde Messi intente la gambeta?
Que Lichtsteiner mantenga el uno vs. uno con Neymar es más verosímil, o en todo caso, puede parecerse al caso de Messi-Evra, pero con una dificultad atenuada: Neymar no es Messi, y el lateral suizo tiene más recursos para sostener el duelo. ¿Cómo se contrarresta la mejor delantera del planeta? Porque además de Messi y Neymar, todavía falta Suárez, y su inagotable repertorio de desmarcaciones.
Luis Enrique debe tener también sus preocupaciones defensivas: la llegada constante de Vidal, el pase filtrado o el remate de Pogba, la atlética sabiduría de Marchisio, veterano para pensar y joven para ejecutar. Debe imaginar que los laterales tendrán que participar con vigor y frecuencia de la recuperación si es que falla la presión de los atacantes y la Juve salta esa primera línea para ponerse de frente al ataque.
Seguramente a Luis Enrique lo debe desvelar el asunto de los espacios. Juventus no tiene mucho juego posicional, en cambio, explota lugares que en el comienzo de la jugada descubre intencionadamente para luego ocupar por sorpresa y a máxima velocidad. El protagonista puede ser cualquiera de los volantes, laterales, o Tévez. Sobre todo Tévez, especialista en terminar de 9, pero a menudo, arrancando casi a la altura de Pirlo. A Tévez le gusta "llegar" a ser centrodelantero pero nacer en la mitad de la cancha. Tévez es más Tévez, lanzado, no pivoteando ni procurando combinaciones excesivas en espacios acotados.
Allegri y Luis Enrique no deben poder ocupar su cabeza con nada más. Una de las tareas más excitantes de un técnico de fútbol es imaginar, pensar el futuro, anticiparse, corregirlo incluso... Eso sí, es imprescindible saber que todos los planes son frágiles, algunos más y otros menos, pero todos permeables. El fútbol siempre encuentra grietas por dónde filtrar su misterio, y los grandes jugadores son perfectamente capaces de reírse a carcajadas de cualquier plan con una sola jugada. Aún así, el entrenador persigue el ideal. Eso lo impulsa, por muy vulnerable que sea ante una ráfaga de Messi o un chanfle de Pirlo.
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