Ahorrar caballos o no: ésa es la cuestión con el nuevo formato del certamen
Las estrategias de cada equipo ante un escenario distinto: las fechas entresemana modifican las costumbres y búsquedas
Ahora hay cuartos de final y semifinales, y una semana más de acción. Se metió una fecha de cada zona entresemana, con mínimo descanso antes, y con poco después para el que pierde y mucho para el que gana. El Argentino Abierto trae esas novedades –entre otras– este año y los protagonistas todavía deben evaluar y planear sin experiencia como para estar seguros de qué es lo mejor en este caso. El tema es cuánto hay que pedirles de esfuerzo a quienes los propios polistas consideran 70% de este juego: los caballos. Exigirlos más aumenta las posibilidades de victoria inmediata, pero pone en riesgo las futuras. Hacerlos jugar poco tiempo les ahorra energía y les disminuye las chances de lesionarse, pero puede hipotecar el triunfo del día y, si éste ya parece seguro, puede hacer bajar el ritmo y perder funcionamiento para el siguiente partido. ¿Qué hacer?
Muchos dudan, y además cada equipo tiene su propio panorama en el certamen. Existen diferentes poderíos entre los ocho conjuntos de 29 a 40 goles de handicap. Algunos ya se cruzaron con el más fuerte del grupo y otros, con el más débil, o con el rival de su misma talla. Hay diferentes objetivos, también. Para algunos es prioritario ganar la zona este martes o miércoles y así clasificarse directamente para una semifinal (sábado 3 o domingo 4 de diciembre); para otros, no vale la pena quemar todo si queda el plan B del cuarto de final (sábado 26 o domingo 27).
“Hay que jugar; para nosotros éstas son dos finales”, aludió Nicolás Pieres, de Ellerstina (39 goles), al enfrentamiento de esta tarde con El Paraíso (ver aparte) y al del miércoles con La Aguada, para dirimir el primer puesto del Grupo B. “Hacemos una lista de caballos buenos. No hay que guardar; ya lo hicimos contra La Irenita, cuando reservamos cinco caballos cada uno. Si se necesita, vamos a repetir. Hay que apuntar con todo. Y si ganamos el siguiente partido, habrá varios días para recuperarse. Así que hay que ganar ahora y el miércoles”, enfatizó el back, consultado por LA NACION.
Ellerstina viene de una impactante conquista en el Abierto de Hurlingham gracias a un desenlace soñado frente a La Dolfina (40). Pero el club de Cañuelas sigue siendo el favorito para Palermo. Para su compromiso de ayer con Washington por la Zona A, el campeón vigente no tenía ni planes de repetir. Sí darles acción a todos sus ejemplares, pero no más que eso. “Lista de ocho caballos, con los mejores como titulares”, explicó Pablo Mac Donough, aludiendo con “titulares” a los que abren un chukker y son reemplazados a los 4 o 5 minutos por una yegua de espera. ¿Está todo programado al mínimo detalle? No, en absoluto. “Se va viendo en el momento. De hecho, hacemos un q... con las listas que ni yo las entiendo”, comentó el Nº 3.
A todo esto, ¿qué es repetir hoy, en este polo en el que ya muy pocos equinos completan un chukker y las repeticiones abarcan también a las esperas? “Repetir” sigue implicando un segundo uso del ejemplar en el partido, pero con muchos menos minutos totales que hace años. Ahora un animal que vuelve a entrar acumula unos 9 o 10 minutos de participación, contra 15 de la época en que completaba dos períodos del encuentro. “En la final de Palermo 2014 jugué 17 minutos con Nuera. Y Toro [de Bartolomé Castagnola] llegó a jugar 18 hace no mucho. Antes, un caballo que tenía tres chukkers en una final del Abierto jugaba 21 minutos. Ahora más de 15 es algo bastante extraordinario”, afirmó Mac Donough.
Sucede que desde hace tiempo en el polo se coincide en que un montado tiene plenitud de rendimiento por esos 4 o 5 minutos. “Hay que sacarlo antes de que se canse para que rinda en la segunda entrada y esté mejor para el siguiente partido”, advirtió Lucas Monteverde, de Alegría (37), que profundizó: “Antes, con caballos cansados, no pasaba nada, porque todos los hacían jugar chukkers enteros y estaban iguales; ahora, si uno tiene caballos cansados, el rival le hace un gol”. Es tan demandante el nivel actual de polo que por eso los jugadores cambian por la espera que tienen más cerca –hay una en cada cabecera de la cancha– y no necesariamente por la más idónea, dadas sus características, para el momento del partido.
El mismo diagrama que La Dolfina tenía Alegría para el encuentro de ayer con Cría Yatay. Que todos entraran al campo de juego, mantuvieran el ritmo y no se desgastaran. “A la cancha vamos con doce. Cuando repetimos, usamos ocho, nueve o diez”, especificó Monteverde, Nº 3 de un conjunto que, con el triunfo en la jornada inaugural, vio algo simplificado su andar por Palermo. Le dejó el problema a Washington (33), al que ni un utópico éxito sobre La Dolfina le habría implicado el pase a un cuarto de final, ya que en caso de perder ante Cría Yatay el martes, independientemente de su resultado frente al conjunto de Adolfo Cambiaso, se despedirá demasiado temprano del mejor campeonato del mundo. Por eso ayer no hubo repeticiones de las mejores yeguas en el cuarteto del club cordobés. “Jugar con un lote grande, con la mayor cantidad posible” de montados era la idea, para cumplir el único objetivo del día: jugar bien. Cosa que frente a La Dolfina es hacer lindo polo y no perder por demasiada diferencia. “Tener buen funcionamiento contra La Dolfina eleva muchísimo el nivel. Los flacos nos ponen en ritmo. Cada vez que hicimos prácticas de equipo contra ellos, al otro día estábamos mejor”, contó Facundo Sola, el líder de Washington.
Si bien las estrategias se adaptan a cada equipo, dos circunstancias son generales: nadie guarda caballos a esta altura del torneo, y existe un amplio margen para la espontaneidad, para decidir in situ cuáles recursos equinos dedicar al partido que se está jugando. Las nóminas de caballos están, y desde la jornada anterior, pero a veces incluyen sólo hasta el 5° o el 6° período, y además se las corrige sobre la marcha. “Haremos una lista buena, con lo mejor, pero sin gastar demasiado. Eso sí: si hay que repetir, se repite”, anticipó Miguel Novillo Astrada sobre el cruce de hoy de La Aguada-Las Monjitas (35) con La Irenita (29). “Después, contra Ellerstina, se verá cómo venimos en el resultado. Uno puede pensar en llegar a la semifinal y matarse en la zona, pero después...”, razonó el cerebro de los cuatro hermanos, que no da por seguro el triunfo esta tarde: “Si perdemos contra La Irenita estamos complicados”, proyectó. Del otro lado, Juan Ruiz Guiñazú abriga esperanza. “Creo que tenemos nuestra chance en los dos partidos”, se entusiasmó el delantero de La Irenita. “Vamos a salir a fondo para ganar éste”, reveló, aludiendo a los caballos y al compromiso de esta fecha. Y agregó: “Si venimos bien, metemos todo; si no, guardamos alguno para el último día”.
Menos clara tiene la situación El Paraíso (35). La formación naranja está harta de diseñar listas para encuentros que terminan siendo postergados por lluvias y cuya reprogramación conduce a cambios en esos papeles que muestran nombres de caballos. “Es un tema por ver”, dudó Agustín Merlos. “Si me preguntás a mí, te digo que no hay que ir con todo el domingo ni guardar todo para el miércoles”, aludió a los choques con Ellerstina y La Irenita, respectivamente.
Más nítido tiene el panorama Cría Yatay (30). Sabe lo que hizo y lo que hará, pero todavía no si es lo acertado. Repitió ayer frente a Alegría, “sin sobreexigir”, porque “para llegar bien al tercer partido hay que andar bien en el segundo”, justificó Joaquín Pittaluga, con miras al cruce del martes con Washington, que determinará el segundo cuartofinalista por el Grupo A. Yatay venía de pasarla mal en el debut, ante Cambiaso y compañía (22-7), pero el ahorro tuvo un sentido: gastarlo en el futuro. Principalmente, pasado mañana. “Contra La Dolfina cuidamos, hicimos el mínimo esfuerzo posible en caballos, y es difícil jugar en esas condiciones. El resultado fue negativo. Pero nos daremos cuenta de si la decisión fue positiva el próximo martes, a las 4 y media de la tarde”, rescató el Nº 3.
Así como cuando una categoría de automovilismo estrena un autódromo y no tiene referencias de la pista del todo ciertas, las escuderías del más alto polo andan tanteando esto de desarrollar su grupo en diez días y con apenas tres de reposo salir a todo o nada, sea para clasificarse para los cuartos de final o para las semifinales. Para 2017 guardarán los datos y reducirán el margen de error en la administración de recursos equinos. Por ahora, se manejan con presunciones y una urgencia: seguir en pie y llegar lo más lejos posible en la competencia con la que sueñan doce meses por año.
cp/gs
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