Del Carril y Zubía: una vida unidos en el polo y llegar a Palermo a los... 19 y 21 años
El tablero marca un 20-6 de La Dolfina a La Ensenada y los jóvenes vuelven enojados y con pocas palabras al búnker. Al rato, hay música. Empieza a llegar gente. Familiares, amigos. Por ahí hay alguna remera con la leyenda "vamos los pibes" y el escudo del club. Y en eso aparece un aplauso espontáneo: los allegados felicitan a quienes fueron revelación de la Triple Corona 2018 y tratan de levantarles el espíritu.
"Compraría todos los días estar en la 2 de Palermo y jugar contra el mejor equipo de la historia", desmiente ese ánimo Juan Martín Zubía ante la nacion tras la derrota en el último compromiso de La Ensenada en el Campeonato Argentino Abierto. Ese "mejor equipo de la historia" es pentacampeón de Palermo, algo que Zubía y su compañero Jerónimo Del Carril conocen bien: juntos ganaron cinco años seguidos el Campeonato Argentino Abierto... Juvenil. Récord. Unidos han sido el La Dolfina del certamen para polistas de entre 15 y 21 años.
Tan buenos eran de chicos que una vez quisieron compartir equipo en ese torneo y nos los dejaron, pues Juan Martín tenía... 14 años. Jerónimo lo esperó y a la temporada siguiente sí se anotaron, e iniciaron ese plan quinquenal de conquistas que ahora aquel límite de edad cercena: Del Carril, que le lleva casi un año y medio a su compadre, ya tiene 21 y por muy pocos días (cumplirá el 29 de septiembre) no podrá participar en el de 2019.
No le faltará, por cierto, un consuelo: este año el tándem debutó en la Triple Corona y está encaminado a seguir en el Abierto de Palermo, porque La Ensenada debe afrontar un repechaje frente al futuro campeón de la copa Cámara de Diputados por un lugar en el campeonato. Siempre y cuando, claro, no se le den algunos resultados en la otra zona (B) de este Argentino, que lo dejarían 7º en el ranking y clasificado para Palermo 2019.
La historia de ambos como una unidad nació hace unos siete años. Zubía, de Trenque Lauquen, y Del Carril, con campo a unos 100 kilómetros, en Lonquimay, La Pampa, se cruzaban bastante. Un día se propusieron competir en un sub 18. Mal no les fue. Y volvieron a la carga varias veces. Hasta que Martín Zubía, expolista de Triple Corona y papá de Juan Martín, ofreció a Jerónimo jugar en Pilarchico, su club del conurbano bonaerense. Y entonces el nexo se fortaleció, hasta este presente de cinco títulos en fila en el Juvenil, la final por la Cámara en 2017, un patrón local (Ernesto Gutiérrez, dueño de La Ensenada), el protagonismo en Palermo y la alta proyección a futuro.
¿Y cómo es jugar contra aquel "mejor equipo de la historia"? "Como ir en la ruta con la camioneta vieja a 120, con la sensación de que uno va con toda la furia, y que lo pase un BM a fondo", ríe desde sus 19 años Zubía, ya bastante repuesto del enojo por la caída ante La Dolfina; una foto de tipo G-20 con tantos seres queridos en los palenques lo devolvió a la realidad. Ahí falta alguien, sin embargo: Martín, su padre, no va a los partidos porque se pone nervioso. Como pasó durante décadas con la mamá de los Heguy hijos de Alberto Pedro.
"La temporada fue muy divertida, aprendimos un montón y jugamos el polo que queremos jugar desde que empezamos en esto. Un lujo", celebra Jerónimo, un back clásico, muy alto, algo más incluso que el ya longilíneo Juan Martín, talentoso número 2. Tan fuerte es su vínculo que ya casi no juegan uno sin el otro. Y en enero se irán a Palm Beach para actuar junto a Diego Cavanagh y Rob Jornayvaz (hijo de Bob, el patrón de Adolfo Cambiaso) en el nivel de 26 goles.
"Dejaron muchas cosas de lado y, para la edad que tienen, son muy maduros, muy trabajadores, y tienen muy firme la meta. Lo tienen bien merecido", opina su compañero Juan Britos, un viejo de 26 años. Pues esto recién empieza...
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