Grupo C | El primer paso. Por el camino del reconocimiento
Al momento del análisis, Pekerman prefirió profundizar las virtudes y maquillar los defectos. "Vamos a seguir buscando fortalecernos en lo bueno", destacó
HAMBURGO.– “Argentina trabajó para conseguir la victoria y yo los felicito a todos. Dentro de la actuación hubo puntos altos y otros en los que tuvimos problemas, pero vamos a seguir buscando fortalecernos en lo bueno”. A veces, las frases de ocasión, esas que en más de una oportunidad apenas sirven para abrir el juego de una conferencia de prensa, donde no hay espacio para las repreguntas, también pueden ser útiles para definir una filosofía.
José Pekerman decidió quedarse con todo lo bueno que tuvo su equipo, en el debut del Mundial, convencido de que, fortaleciendo cada uno de esos aspectos positivos, el resto mejorará. Quizá por eso no fue tan concreto cuando llegó la hora de responder sobre el gran cuestionamiento que le dejó el encuentro, que pasó de ser una victoria festejada como una fiesta y sustentada en un rendimiento creciente a un triunfo sufrido y puesto en riesgo. Dijo, apenas: “Crespo salió porque ya había tenido un gran desgaste y buscamos tener más situaciones arriba, con la velocidad de Palacio junto a Saviola”. La cosa no funcionó, evidentemente, y él lo justificó: “A veces sucede que un jugador entra pero no se acomoda bien, resbala, o la pelota no le llega en el momento justo”, respondió. Y en cuanto al ingreso de Lucho González, lo explicó por el lado de Costa de Marfil: “Hay que entender que el rival también juega. Y nosotros necesitábamos tener más la pelota”.
Pero como no era día, al menos para José, de reclamos y pálidas, eligió el camino del reconocimiento, también válido en los casos que mencionó: “Por ejemplo, la firme actuación del arquero y todo el desempeño defensivo”. Seguramente por eso, a dos jugadores esperó y buscó especialmente al final del partido para darles un abrazo muy especial: a Roberto Ayala y a Gabriel Heinze, dos hombres a los que esperó hasta último momento, aun sabiendo que debían recuperarse de sus lesiones.
También exaltó el triunfo por la circunstancia y por la categoría del rival: “En el día del debut y contra un muy buen equipo como Costa de Marfil, que aunque sea un debutante no vino al Mundial sólo a cumplir, sino soñando con una buena actuación”. Seguramente por eso, festejó cada gol en el banco, con sus colaboradores, como antes lo hacía en los grandes triunfos de los juveniles.
Y daba para festejar, cómo no. Más allá de las observaciones, su equipo arrancó ganando en un Mundial que tiene, para ellos, el desafío de dividirse en dos etapas muy pronunciadas: primero, hay que pasar ésta, la inicial; y después arranca la otra historia.
Se tomó su tiempo, eso sí, aun cuando la conferencia de prensa ya había terminado oficialmente, para mandar su mensaje particular: “A todos los argentinos, que nos despidieron como nunca de nuestro país. Que sepan que estamos haciendo todo para darles una alegría a ellos, porque nos llenaron de fuerza. Y a Diego Maradona, que hoy vino a visitarnos, estuvo con nosotros antes del partido y después nos alentó desde la tribuna. Su apoyo es muy importante para todos nosotros”.
5 preguntas
1. Observando a Rodrigo Palacio patinarse una y otra vez, ¿no sería bueno que en los reconocimientos de los estadios se pise el césped con botines y se corra sobre él, en vez de hacer una visita turística para cumplir con los reglamentos de la FIFA?
2. Observando las variantes ofensivas con las que cuenta la Argentina, ¿tan lejos de ser una alternativa más a mano están Carlos Tevez y Lionel Messi?
3. Observando el rendimiento del trío Abbondanzieri, Ayala y Heinze, ¿no da gusto habernos equivocado con tantos malos presagios para comprobar, una vez más, cómo los mundiales abren oportunidades para todos?
4. Observando a los jugadores teatralizar ante faltas intrascendentes o inexistentes, ¿no sería bueno un cambio de actitud, similar al que se ha demostrado en la apertura hacia la gente y hacia una mayor calidez?
5. Observando el festejo grupal de los jugadores, al final, y el saludo particular de Pekerman para Heinze y Ayala, ¿no queda la sensación que de verdad en este plantel se ha formado una mística muy particular y positiva?
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