En la mira. Radiografía de Ramón
Si Ramón Díaz prestara sus servicios en uno de esos clubes acostumbrados a merodear la línea media de las posiciones y no en River, más que seguro que las publicaciones deportivas no invertirían ríos de tinta en él. El hecho es que por ser un hombre clave en la estructura deportiva de un club tan importante, Ramón aparece como el más controvertido DT del fútbol argentino. Una exageración.
Desde que asumió ese puesto, en julio de 1995, Ramón ha sido destinatario de tantos elogios como denuestos por parte de jugadores, dirigentes e hinchas. ¿Reúne las aptitudes necesarias para desempeñar esa función? Las dudas han recrudecido en el transcurso de la semana.
Pero si la realidad es la única verdad, sus equipos han ganado tres campeonatos de la AFA, una Copa Libertadores y el último torneo de la Copa Joao Havelange, también llamada Supercopa, que se disputó anualmente entre 1988 y 1997. Ningún otro entrenador de River cosechó tantos títulos y, después de Carlos Griguol en Gimnasia y Esgrima La Plata, ninguno acredita más larga permanencia entre los que hoy se desempeñan en clubes de primera. Imposible ignorar su familiaridad con el éxito.
Sin embargo, siempre obtuvo más reconocimientos como temible delantero de punta, desde que en 1980, bajo la tutela de Angel Labruna, asomó en el banco de suplentes e integró de a ratos los elencos millonarios. En 1981 era ya titular indiscutido y hasta que colgó los botines, en 1993, también paseó su capacidad goleadora por Italia, Mónaco y Japón. Como DT se lo ha distinguido por su buena estrella, por ser "un tipo de suerte", y no por mucho más.
// // //
El Pelado asumió la conducción técnica de los futbolistas profesionales de River por pura corazonada del entonces presidente Alfredo Davicce y, según parece, con la bendición del más prominente hincha de la banda roja, Carlos Menem. Carecía de experiencia, aunque confiaba en que la institución que lo catapultó a la fama le daría todos los gustos. Y así fue. River avaló juiciosamente todas sus decisiones y satisfizo con generosidad sus demandas en materia de refuerzos.
Casi de inmediato reveló curiosos rasgos de su personalidad: tozudez y convicciones firmes aunque contradictorias a la hora de alinear sus equipos; parquedad, cierta desprolijidad y escasa aptitud didáctica a la hora de impartir instrucciones tácticas y estratégicas; una notoria inclinación a soslayar los encuentros cara a cara con los jugadores que no integraban su Olimpo de preferidos; una creciente arrogancia, apenas disimulada por su límpido e ingenuo sentido del humor.
Hoy, ese cóctel de virtudes y defectos lo ubican de nuevo, como en 1995, cuando River fue eliminado de dos competencias internacionales, en la cuerda floja. "Mano dura con Ramón", se tituló el lunes, en esta sección, con declaraciones del presidente David Pintado, en el sentido de que el DT debía reincorporar al plantel a jugadores que había marginado, se diría que arbitrariamente.
Si las potestades del DT fueron eufemísticamente recortadas es porque River acumuló apenas cuatro puntos en cuatro partidos. ¿Se apagó su buena estrella? Más vale no confiar tanto en supersticiones y sí un poco más en el sano juicio, en la criteriosa idoneidad para capear situaciones críticas y potenciales conflictos internos. Ramón Díaz tiene 39 años (Bilardo, 59; Basile, 54; Bianchi, 49; Griguol cumple hoy 62), de manera que todavía tiene mucho que aprender, mucho que madurar...
lanacionar