Jaguares. El revolucionario proceso ahora tiene una palabra clave: velocidad
El rugby total no existe. Es un concepto abstracto y utópico, imposible de poner en práctica en la realidad. Incluso es relativo: cada sujeto puede acuñar una definición diferente. Sí puede establecerse como un fin aspiracional. Un objetivo imposible de alcanzar, pero deseable de acercarse lo más posible. Y si el rugby total fuera posible, no existe escenario mejor que el Super Rugby para ponerlo en práctica.
La renovada cara que mostró Jaguares en su debut en el Super Rugby 2020 ante Lions está lejos de considerarse rugby total, aunque a juzgar por lo que mostró en varios pasajes del segundo tiempo, y considerando la instancia temprana en que se encuentra el proceso, se vislumbra cuanto menos revolucionario.
Ya en su primera temporada al frente de Jaguares, Gonzalo Quesada le había dado un plus al equipo, dotándola de mayores variantes a la ofensiva, sobre todo en los lanzamientos a partir de formaciones fijas (line-outs y scrums), los contragolpes y en la utilización estratégica del pie. Pero en los semiataques, es decir, movimientos a partir de formaciones móviles no preestablecidos, la premisa seguía siendo la misma que en los dos ciclos anteriores: a grandes rasgos, ganar el punto de contacto con los forwards, atraer defensores y generar espacios por afuera que la ductilidad de los backs se encargaba de explotar.
Todas las jugadas en las que participó Matías #Moroni en el triunfo de #Jaguares ante #Lions 38-8. El centro formado en @cubarugby_vqv fue uno de los puntos más altos del equipo argentino. #JAGUARESxESPNpic.twitter.com/jQZSW9NRGK&— ScrumRugby (@ScrumESPN) February 3, 2020
La pretemporada se extendió por tres semanas más de lo acostumbrado en las campañas anteriores y Quesada tuvo tiempo para trabajar en el nuevo sistema. Claro que ni él mismo esperaba, como declaró tras el partido, que el equipo entrara tan rápido en sintonía. Luego de un primer tiempo en el que primaron algunas desconexiones lógicas de la falta de ritmo que obliga un primer partido, Jaguares se acomodó en la segunda mitad y, más allá de que Lions es a priori uno de los equipos más débiles (o menos fuertes) del certamen, logró plasmar en la cancha lo que había entrenado. Y lo que mostró fue digno de verse.
En el segundo tiempo, Jaguares desplegó un rugby dinámico, vistoso y efectivo. A diferencia del ciclo anterior, la ventaja no se procura a partir de generar espacios a través de la superioridad numérica, sino de la velocidad para explotar al máximo cada espacio, por mínimo que sea. La tarea de los forwards sigue siendo vital, pero no necesitan ir al choque una y otra vez para generar inercia. Bastan uno o máximo dos embates con resultado positivo (por pequeña que sea la ganancia) y, eso sí, una limpieza rápida del ruck. Aunque no haya ventaja numérica, la velocidad de la salida de la pelota y de los pases y las múltiples opciones que tiene el armador para atacar los espacios es lo que auspicia la posibilidad del quiebre.
Como explicó Quesada en la entrevista que apareció en estas páginas el mes pasado, los jugadores actúan en tándems. El apertura y el primer centro ocupan una función similar. El 10 lanza el primer ataque y se reposiciona detrás del 12, que tiene la opción de jugar corto con un forward, plano con el segundo centro (como en el genial primer try de Matías Moroni) o el fullback, o por su espalda otra vez al apertura, y éste hacia afuera para el 13 o 15 y los wings. Los forwards se dividen en dos grupos que se reparten la cancha con la función primaria de liberar rápido la pelota del ruck. Los alas se ubican en las puntas y pueden actuar como definidores o limpiadores.
El sistema también contempla la posibilidad de atacar pegado al ruck, algo que ocurrió varias veces el sábado, con el apoyo del wing de ese lado aprovechando que es una zona generalmente marcada por jugadores más pesados. La opción de usar el pie aparece como arma ofensiva y no sólo para llevar el juego al campo rival.
Domingo Miotti estuvo muy efectivo tanto en las patadas tácticas como en la distribución de juego, y Juan Cruz Mallía se lució como lanzador y como penetrador, además de ser el mejor tackleador (11/11). Porque esto sigue siendo rugby, y para que el sistema funcione primero tiene que haber un dominio de los forwards (se logró ante un equipo que se destaca en esa faceta), solidez en las formaciones fijas (el scrum fue de menor a mayor, el line-out fue veloz) y sobre todo buena defensa (91% de efectividad en el tackle).
El sábado, Hurricanes, aunque disminuido por algunas bajas de peso y golpeado luego de perder 27-0 ante Stormers, presentará un desafío superior. Una buena medida para ver hasta dónde puede llegar Jaguares. El rugby total puede esperar.
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