Mundial de rugby. Las cinco razones para creer en los Pumas
FUKUSHIMA.– Sí: la versión 2019 de los Pumas hasta aquí no fue buena. Sí: el equipo acumula nueve derrotas seguidas, la peor racha en su historia. Sí: su último triunfo fue hace más de un año: 23-19 ante Australia en Gold Coast. Sí: está involucrado en el Grupo de la Muerte, con Francia e Inglaterra en el camino. Pero también, sí: los Pumas son uno de los ocho equipos con posibilidades de ser campeones del Mundial de rugby de Japón 2019. Por estas cinco razones:
Se agranda en los Mundiales
Históricamente hubo muchos factores que impidieron que los Pumas pudieran rendir al máximo de sus posibilidades en los Test Matches: tuvo a jugadores desperdigados por todas partes del mundo, falta de roce con las potencias, jugadores amateurs entremezclados con profesionales. El ingreso al Rugby Championship y el Super Rugby saldaron esas falencias, pero generaron otras complicaciones: exceso de viajes (más que ningún otro equipo), enfrentamientos constantes con las potencias (lo que explica en parte la acumulación de derrotas), falta de competencia interna entre los jugadores (que recién se saldó este año).
Si los Pumas llegaron a cuartos de final en cuatro de los últimos cinco mundiales, se quedaron por un punto afuera en el restante, y en dos de esas veces alcanzaron las semifinales, no es por una cuestión mágica. La realidad del rugby argentino siempre fue distinta a las del resto de las naciones del Tier 1. Pero en un Mundial, donde hay más tiempo de preparación, donde los factores externos quedan reducidos al mínimo, donde todos están en condiciones similares, los Pumas están en mejor posición de mostrar su mejor versión.
La épica de Jaguares
El Super Rugby no es un Mundial. Los Crusaders no son los All Blacks. Pero los Pumas son los Jaguares. El sistema de juego es muy similar, el plantel es el mismo excepto por tres refuerzos, el staff de uno está en sincronía con el otro.
Haber llegado a la final del Super Rugby significó para este equipo, de un lado, la materialización en su máxima expresión de un estilo de juego que insinuaban desde hacía tres años y sólo por algunos lapsos lograban desplegar. Además, adquirió una madurez de la que carecía tanto para resolver favorablemente partidos sobre el final como para saber sobrellevar momentos adversos sin que los debilitaran anímicamente. Hasta consiguieron ganar partidos de desarrollo adverso.
Este año, además, gracias a la pericia de Gonzalo Quesada se generó una base amplia de jugadores con recambio en todos los puestos y una fuerte competencia interna que potencia a los titulares.
Jugadores de elite
Los Pumas tienen un grupo de jugadores de elite que tranquilamente podrían ser titulares en otros seleccionados de primer nivel.
Pablo Matera a la cabeza. El capitán es uno de los terceras líneas más completos del mundo, con potencia, visión de juego, velocidad de tres cuarto, pase, off-load, tackle seguro y agresivo, capacidad de pescar la pelota. Un jugador que marca diferencias por sí solo.
Agustín Creevy es acaso el más reconocido fuera de la Argentina. Una fiera para pescar pelotas en el ruck, potencia para ganar los duelos uno contra uno y ductilidad en el juego de manos, no exenta de lujos. Necesita pisar la cancha dos veces para convertirse en el argentino con más Test Matches de la historia.
Guido Petti Pagadizábal es mucho más que un especialista en robar pelotas en el line-out, lo que ya de por sí es una gran virtud. También tiene velocidad impropia para un segunda línea, tackle y dinámica para la limpieza del ruck.
Tomás Cubelli consiguió, con continuidad, concretar con consistencia lo que antes insinuaba más esporádicamente y se erige como uno de los mejores medio-scrums del mundo. Potencia para quebrar cerca de las formaciones y gran capacidad defensiva lo distinguen de otros jugadores en su misma posición.
Nicolás Sánchez no tuvo un buen Rugby Championship, pero cabe esperar que luego de una preparación adecuada, que no había tenido entonces, recupere el nivel de 2018, cuando sacó a relucir su mejor versión y combinó distribución con capacidad para desequilibrar por sí mismo. Goleador del Mundial 2015, su efectividad en los envíos a los palos será clave.
Ramiro Moyano, si recupera la forma previa a la lesión que lo alejó de su nivel en el último tramo del Super Rugby y el Rugby Championship, es uno de los definidores más impresionantes del mundo. Si le das un metro es suficiente para que gane en velocidad, y si no, siempre encuentra la forma de sacarse a uno o dos hombres de encima.
Otros dos jugadores demostraron alcanzar por momentos ese rango, aunque más intermitentemente, y bien podrían explotar en este Mundial: Emiliano Boffelli y Marcos Kremer.
Un plantel largo
Los 15 titulares salen de memoria. No obstante, los Pumas tienen un plantel que les permite rotar sin ceder protagonismo. En algunos puestos como en la tercera línea o los wings y fullbacks, incluso, hay sobreabundancia.
Esto permite enfrentar los partidos ante Tonga y Estados Unidos, dos rivales menores, con jugadores suplentes para que tengan descanso los que más se desgastan o alguno que llegue con molestias. Además, es clave sin el certamen se estira, situación en la que inevitablemente surgen lesiones.
Un staff con impronta ganadora
Si bien se trata de dos equipos totalmente diferentes, en el staff hay cinco jugadores que participaron del Mundial de Francia 2007, cuando los Pumas debutaron contra el seleccionado local y consiguieron una victoria resonante que sirvió de impulso para alcanzar la medalla de bronce+. El head coach Mario Ledesma, sus asistentes Nicolás Fernández Miranda, Juan Martín Fernández Lobbe y Martín Gaitán, además del manager Gonzalo Longo, tienen la oportunidad de transmitir aquella impronta ganadora y canalizarla positivamente.
Ledesma, además, tiene la experiencia de haber estado como entrenador asistente de Australia en el Mundial 2015, cuando los Wallabies terminaron segundos.
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