Mundial de Rugby: ni una amenaza de tifón desvía la atención de los Pumas para la "final" ante Inglaterra
TOKIO.– El rugby no está acostumbrado a jugar con calor (la actividad se paraliza durante el verano en los Hemisferios Sur y Norte). Mucho menos con fenómenos naturales. La Copa del Mundo que se está desarrollando en Japón es la excepción. La temperatura por momentos es agobiante (lo fue la del fin de semana, especialmente con los partidos jugados al mediodía, como Pumas-Japón y Uruguay-Georgia) y ahora se está agregando algo que en parte se esperaba: un tifón, el número 18, que está avanzando sobre este país y que podría afectar el encuentro del miércoles en Fukuoka, al norte, entre Francia y los Estados Unidos, por el Grupo C, el mismo que integran Inglaterra, la Argentina y Tonga. Este último aspecto tiene en vilo a la World Rugby, que al respecto ha elaborado un reglamente que especifica que si un hecho de este tipo impide la realización de un encuentro, el mismo queda con un resultado de empate. O sea, no se posterga; no se juega y se dividen los puntos.
Está claro que Francia es amplio favorito ante los estadounidenses y que si el partido no se disputa será perjudicado y, en consecuencia, beneficiados argentinos e ingleses, sobre todo los Pumas. Pero más allá de lo que pase, lo cierto es que el seleccionado dirigido por Mario Ledesma debe ganarle a los inventores del rugby para tener posibilidades de avanzar a los cuartos de final. El objetivo para el test del sábado en el Tokyo Stadium –a las 17, las 5 de la Argentina– ya está en marcha con la llegada de hoy del plantel a la capital japonesa. "Es una final", vuelven a decir todos, emitiendo idéntico mensaje a las horas previas a Francia. Ahora sí es una final en una primera rueda. Si no sale triunfador habrá eliminación con un encuentro aún por afrontar (Estados Unidos, el miércoles 9, en Kumagaya).
Tomás Lavanini se refirió a dos de estos aspectos: la final que se viene ("es el partido más importante que vamos a jugar") y el clima caluroso y húmedo que se pega al cuerpo ("ya lo sabíamos y nos preparamos para eso. En Buenos Aires, después de cada entrenamiento hicimos media hora de sauna, y los primeros días aquí fueron muy duros, así que hasta ahora no nos afectó, pero sí es raro jugar con tanto calor").
El segunda línea, uno de los pocos regulares del equipo hasta ahora, siempre respondiendo con el tackle y la fiereza que se necesitan en estos encuentros, sabe que los Pumas deberán elevar su nivel para poder ganarle a Inglaterra, pero también sostuvo que el ánimo se levantó con el triunfo ante Tonga, más allá del deficitario segundo tiempo. Y coincidió con Ramiro Moyano en que a los ingleses hay que jugarles con inteligencia, haciéndolos venir desde atrás.
Es verdad. Inglaterra es un equipo muy duro, que sabe perfectamente lo que tiene que hacer, excelente en defensa, con quirúrgico uso del pié y clínico para marcar puntos. El apertura, George Ford, es el que marca los tiempos y el talento. Si está inspirado, como lo estuvo en la serie de junio de 2017, cuando Inglaterra fue a la Argentina sin la mayoría de sus titulares (estaban en Nueva Zelanda con los Lions), es muy difícil controlarlo. De lo contrario, la máquina inglesa puede empezar a perder aceite.
Pero hay otro factor. Inglaterra no está acostumbrada a atacar desde el fondo. Es un equipo que presiona todo el tiempo, que mueve al contrario con el pié, que lo va desgastando. Por eso, será importante que Los Pumas le jueguen a sus espaldas, que lo obligue a venir desde atrás. El uso del kick de la pareja de medios será clave. Habrá que ver luego del entrenamiento del miércoles, que será totalmente a puertas cerradas, por quién se inclina Ledesma para llevar la camiseta número 10. Tanto Nicolás Sánchez como Benjamín Urdapilleta tienen fundamentos para jugar desde el inicio. No es una decisión sencilla.
Hasta aquí, incluso con partidazos como el de Gales-Australia o el de All Blacks-Springboks, no se ha visto nada distinto. Japón es un ejemplo a imitar cuando está enfrente un partido vital: su actuación ante Irlanda fue soberbia, conmovedora. Por la manera en la que defendió –con esa locura que siempre fue tan argentina– y por cómo utilizó las destrezas cada vez que tuvo la pelota. Pero los partidos muestran line y maul (por esa vía llegaron varios tries; en el caso argentino, cuatro de los seis), mucho kick y una salvaje disputa en la zona de contacto. En el deporte moderno de equipo, la diferencia se establece cuando se encuentra un espacio. Buscando una figura, uno se pregunta caminando por este país cómo hacen para que viva tanta gente en tan poco espacio.
Woody Allen dijo en una reciente nota en el diario español El País: "Estamos asistiendo a la muerte del artista". El rugby los necesita. Se están extinguiendo por cómo los sistemas se comen la improvisación. Es un deporte de altísimo contacto, esfuerzo y tácticas, pero hay poca rebeldía. Y muchos partidos son extremadamente previsibles. De todos modos, la Copa del Mundo aquí está siendo un éxito. Ha sido un hallazgo venir a Japón. Los Pumas quieren ser parte de esta historia. Hasta ahora quedaron al margen. Les queda una final para que no sea el final de esta primera excursión al gigante asiático.
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