Rubgy. Especialista en no descender: CUBA ganó otro mano a mano y sigue en la elite
El grito se elevó sobre el corazón de San Isidro, en andas de 1000 hinchas que temblaban de orgullo y de pasión en plena Catedral. Fue un poco desahogo, un poco plegaria, un poco fanatismo hecho pelota de rugby. Pero, sobre todo, fue mucha angustia liberada en forma de felicidad. Acorde con su traumática temporada, CUBA superó merecidamente a Olivos por 35-20 y pudo conservar su lugar en la elite del rugby de Buenos Aires. Un consuelo inmejorable para terminar el año con una sonrisa.
Lejos del protagonismo que tuvo entre 2013 y 2015, cuando disputó tres finales y consiguió dos títulos, el conjunto de Villa de Mayo se transformó en un especialista en superar repechajes. Las ausencias de jugadores de peso y el poco oficio para volcar en su favor encuentros parejos durante la etapa clasificatoria lo condenaron por segundo año consecutivo a revalidar su permanencia en el Top 12 con un equipo de Primera A. El año pasado superó agónicamente a Los Tilos por 17 a 16, y ayer hizo lo propio con Olivos.
"No fue una temporada fácil, tuvimos muchas irregularidades que las terminamos pagando con malos resultados. Así y todo rescato las ganas del equipo, que con sus falencias y dificultades siempre puso la cara, siempre intentó sacarlo adelante y se hizo fuerte en la adversidad para cerrar la temporada con un sonrisa", expresó el capitán Tomás de la Vega, que en la próxima temporada jugará en Toronto Arrows, de la liga estadounidense de Rugby.
Sin margen de error y consciente de lo excluyente del compromiso, CUBA salió de entrada a imponer condiciones y marcar diferencias. El juego fuerte de sus delanteros en los puntos de contacto y una obtención sólida le permitieron dominar rápidamente a Olivos e irse al descanso arriba 22 a 12.
El segundo tiempo fue bastante similar a la primera parte. La buena defensa de los de Villa de Mayo y algunos errores de manejo no le permitieron a Olivos entrar en partido definitivamente. Un try de De La Vega y dos envíos certeros a las haches de Federico Salazar le dieron aire a CUBA a para comenzar a regular los minutos finales. Olivos aprovechó el relax y acortó distancias con un penal de Inchauste y el try Ocello.
El moño de la victoria llegó sobre el final, uniendo con la misma cinta el festejo del drop marcado por Salazar y el "no va más" del árbitro Nehuén Jauri Rivero. Bañados por las manos rojas en calor y sentimientos, jugadores e hinchas se fueron juntando de a poquito en el centro del campo –un espejo casi de los 80 minutos – , y, en un grito ensordecedor heredado por la mística cubana, se sacaron de encima al incómodo Olivos por 35 a 20, pero al más incómodo aún fantasma del descenso.
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