Otra forma de unir: rutas solidarias
Las historias de Roldofo Rossi y Juan Martín Saab son apenas dos de las decenas que regala el mundo del running; cuando la aventura deja de ser personal y transforma lo individual en grupal
"Cuando seas más grande, vos vas correr toda la ruta 40", le auguraban a Rodolfo Rossi. Las palabras provenían de su amigo y compañero de colegio Patricio Giménez, el hermano de la famosa Susana. "Y yo te voy a acompañar. ¡Acordate, Rodo!", le repetía Giménez, cuando todavía eran chicos que pasaban el día jugando a cualquier cosa. Aquella expresión, como si fuera una premonición, quedó latiendo por muchos años. Y ahora, Rossi, a punto de cumplir 40 años, quiere recorrer esos 5140 kilómetros de pavimento y ripio que unen los extremos de la Argentina. Desde La Quiaca hasta Ushuaia. "El desafío se fue demorando hasta que un día me decidí y no lo postergué más. No podía seguir esperando. El momento es ahora. El momento es hoy", relata Rossi, mientras corre por un camino rural de Capilla del Señor, al noroeste de la provincia de Buenos Aires.
La mañana es gris, el cielo se abre plomizo y, por momentos, una tenue garúa actúa de cortina que, combinada con la neblina, hace que la visión no supere los 100 o 200 metros. En pantalón corto y un buzo negro que actúa como segunda piel, el ahora ultramaratonista, que quebró su propio récord nacional de 100 km en cinta (8h33m24s), lanza: "No pensé que se iba a sumar tanta gente. Corre40 fue declarado de Interés Turístico Nacional por el Ministerio de Turismo de la Nación. Es un espaldarazo muy importante porque tomó una fuerza muy importante el proyecto y eso hizo crecer mucho más el compromiso de quienes nos involucramos".
Para Rossi, que además detenta la mejor marca nacional de 24 horas en cinta con 212,200 km (en 2011), correr forma parte de su cotidianidad. De pibe, cuando había paro general o no venía el colectivo, se iba corriendo al colegio. Licenciado en administración de empresas y especialista en e-Commerce, para Rossi, con varios inviernos más sobre el lomo, poco cambió en su vida. "Cada cosa que voy haciendo –apunta– trato de que me sirva para más adelante superarla. Es una especie de necesidad, de deseo profundo que me surge y me enfoco en conseguirlo. Y correr es una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Este deporte y mi familia son los que me dan felicidad. Teniendo eso muy cerca de mí, el resto es lo de menos."
El mantra que utiliza para esta cruzada que mezclará la solidaridad con el deporte es el mismo que lo acompaña desde que empezó a dar sus primeros pasos como corredor. "Todo sueño, con pasión, es posible", se lee en unos de los tantos souvenirs que regala. Es un mullido almohadón de uno de sus sponsors. Rossi empezó a correr antes de los 9 años, pero durante unas vacaciones en Punta del Este, una carrera ofició como ritual de iniciación. Aquella carrera en la costa esteña le quedó tan grabada que todavía, 31 años después, puede describir detalles y precisiones que no se borraron ni modificaron con el paso del tiempo. "Ese día pensé en correr y nunca más dejé aquella convicción. Siento que este deporte me dio muchísimo. Pude representar al país en mundiales de ultramaratón. Si bien no soy un corredor de elite, ni lo fui, siempre me entrené con disciplina y mucho rigor que me enseñó mi papá. Él fue fundamental porque no me impidió nunca participar en carreras. Me apoyó y me alentó permanentemente", dice.
APAER . La Asociación Civil de Padrinos de Alumnos de Escuelas Rurales (APAER) busca que los alumnos de escuelas rurales terminen sus estudios y se capaciten en oficios para una salida laboral evitando el desarraigo
Locura y realidad
La ruta 40 es la más larga del país y una de las más extensas del mundo. Su punto más alto se ubica en Abra de Acay, Salta, a 4952 metros sobre el nivel del mar, y, en toda su extensión, cruza 236 puentes y da acceso a 18 Parques Nacionales. Dentro de su recorrido se destacan puntos míticos como la Ruta de los Siete Lagos y el Glaciar Perito Moreno. "La idea es correr entre 60 y 80 kilómetros por día. César [Roces], mi entrenador, prefiere que tal vez demoremos un poco más de dos meses, porque en la planificación es una cosa y durante una carrera tan larga tendremos un panorama más claro. Sobre todo, al principio, porque la altura en el Norte juega un papel preponderante en el rendimiento", infiere con gran optimismo para dejar en claro que no será una carrera contra el tiempo, sino que el objetivo es cumplirlo. El próximo lunes 17 de agosto, muy temprano, en La Quiaca, Rossi comenzará a escribir una página más de su vida. Acaso, una de las más importantes. "Además de mi familia, Corre40 será una de las cosas más importantes que emprenda en mi vida", revela el atleta, que debió pedir un permiso especial en su trabajo para que le otorguen una licencia sin goce de sueldo. "Por suerte, en el banco también me apoyan", opina.
El plan inicial que diagramó con su entrenador es hacer casi dos maratones por día. Cada jornada se iniciará antes de las 7 y lo distribuirá en 4 tramos de aproximadamente 2 horas de corrida para completar entre 18 y 20 kilómetros de distancia, por 2 horas de descanso. Detallista al extremo, para Roces, un referente y formador del atletismo de pista y campo argentino, deben quedar rigurosamente ocho horas para dormir. "Es muy preciso César. No deja nada librado al azar. Cuando le conté lo que soñaba hacer, creía conocer su respuesta, pero la avaló y me dijo que le diera para adelante. Aunque me marcó que debía ser muy consciente y no tomarlo como una gesta. Tiene razón, gestas hicieron los próceres, o quienes recorren las calles todas las noches para que las personas en situación de calle tomen y coman algo caliente. Lo mío, en cambio, es una locura linda", reflexiona con crudeza Rossi, quien será apoyado por siete personas que se irán rotando de manera que siempre lo acompañen cinco en el motor home que seguirá todo este raid.
El camino rural podría continuar por varios kilómetros más. Cada tanto pasa algún vehículo y sus ruedas crujen mientras traccionan contra la tierra mojada. Y Rodolfo, claro, podría continuar. Sin embargo, es momento de regresar. Fueron 12 km de un trote gentil, una bicoca para Rodolfo. "Correr y poder contar lo que quiero hacer es muy movilizante. Saber que, a través de la Fundación Ruta 40, la Fundación Desarrollo a través del Deporte y la Beca Abanderados Argentinos, de la Universidad de San Andrés, vamos a llegar a tantos chicos, adolescentes y jóvenes. Esto le da un sustento mayor a eso que soñé de chico", cuenta el Pollo, tal su apodo. La Fundación Ruta 40 brinda asistencia a 2700 alumnos de 30 escuelas de las 11 provincias que la cobijan. La Fundación Desarrollo a través del Deporte trabaja en 48 comunidades con 9600 participantes. Mientras que el Programa de Becas Abanderados Argentinos, de la Universidad de San Andrés, posibilita que el 38% de los estudiantes de dicha casa de estudios, que provienen de escuelas del interior del país, sean becados.
Tu meta es mi meta . En cada una de las nueve escuelas que visitaron a lo largo de casi 140 km de recorrido, el grupo de corredores que lideró Juan Martín Saab dejó calzado, material para clases de educación física, cuadernos, útiles escolares, juegos didácticos, libros y mediante Weber Saint Gobein están gestionando la construcción de baños, comedores y mejoras edilicias en las escuelas satélite 653 paraje Guabirob, la 653 base, la 653 paraje Yerba, la 150 del paraje Arroyo Bonito, la 905, la 925, la 733, la 733 base y la 706.
Menos km, igual solidaridad
El caso de Rossi no es un algo aislado, estanco. Los ejemplos de solidaridad vinculados al running se multiplican de a decenas. Ya no son un puñado de corredores, amateurs o de elite, que dejan de lado la proeza personal por lograr una determinada marca o distancia y transforman su vínculo con el running en un vehículo para colaborar, para dejar algo que trascienda esos, pocos o muchos, kilómetros en un gesto solidario. Es dejar un poco el costado hedonista y autorreferencial para transformarse en un nosotros, tan inclusivo y potente que llena al alma al verse reflejado en miles de ojos y manos que esperan una palabra, una mirada. Como dice la genial letra de la canción "Una palabra", interpretada por el cantautor cubano Carlos Varela, una palabra que no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo. Eso es lo que lograron cosechar Juan Martín Saab y un grupo de amigos que, unidos claro, llevan adelante el proyecto "Tu meta es mi meta", que tiene como objetivo transmitir la pasión por la autosuperación a través del deporte para lograr todas las expectativas que una persona se puede proponer en la vida. "Nuestra meta consistió y consiste en unir escuelas rurales de diferentes circuitos de la Argentina para difundir estos valores entre las nuevas generaciones más vulnerables aprovechando para generar acciones solidarias con ellos", detalla Saab.
Con el apoyo de algunas empresas y el asesoramiento de la Asociación Civil de Padrinos de Alumnos y Escuelas Rurales (APAER), este grupo de corredores salió a la ruta el 2 de junio pasado y en esta primera misión corrieron casi 140 km por rutas, caminos terrados, sierras y selva de Misiones, en la zona de El Soberbio, uniendo nueve escuelas con más de 900 chicos.
En la tierra colorada de la yerba mate, el primer día enlazaron seis escuelas y llegaron a más de 500 chicos. Allí, en la selva misionera, cargada de humedad y calor, donde los maestros se convierten en verdaderos héroes que superan al de cualquier ficción. Ellos son de carne y hueso. Son tan reales que conmueve verlos trabajar, grafica Sebastián Sorondo, uno de los integrantes del grupo de apoyo. "La vocación de los maestros se nota al instante de ponerte a conversar. Es admirable lo que hacen a diario. Nosotros, vinimos por un ratito. Ellos están todos día y todo el año", dice Sorondo. Lo que más llamó la atención de este grupo de atletas es la ansiedad que notaron en los maestros. Los estaban esperando con la misma sonrisa e inquietud que los chicos. "Por ejemplo, Liliana, la supervisora regional, prometió unirse a nosotros en la tarde del primer día –detalla Saab–. Claudia, una de las maestras, hizo ir un poco más temprano a los chicos para esperarnos. Diego, otro docente, nos esperó en la ruta para correr con nosotros, los padres y los alumnos. Todos hicimos los últimos 3 km hasta ingresar en la escuela 905".
Al principio, Saab corría en soledad. A unos metros, por detrás, en una camioneta, lo seguían Pablo Leiva, Santiago Fernández, Sebastián Sorondo, Sebastián Huergo y Einar Ollúa. "Después nos fuimos turnando para correr en las subida y bajadas de los caminos del este de Misiones. La idea era ser el sostén de Juan", relata Pablo.
Al día siguiente, cerca de las 5 iniciaron la jornada final, que constó de otros 70 km. Los esperaban otras tres escuelas para completar la travesía que habían ideado. "En la escuela satélite 733 nos encontramos con un panorama fuerte. A una de las aulas le faltaba una pared completa. A la mañana, tuvieron que sacar una serpiente que deambulaba entre los bancos", indica Saab. "Sin embargo, los chicos nos esperaban otra vez con los brazos abiertos y llenos de cariño", añade. En cada escuela, luego del afectuoso recibimiento, Saab y su grupo brindaron una charla para los alumnos.
En realidad, para toda la comunidad, desde una mirada motivacional y directa, para intentar que nunca se pierda de vista un sueño, por más pequeño que sea.
Estos casos que funcionan, apenas, como testigos sirven para entender que muchas veces no importa la distancia. Lo que importa es unir y correr. O correr y unir. O como se prefiera. El orden es lo de menos.