30k Uniendo Pueblos: el Dakar en patas

“Odisea: viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero.”

Desde hace dos milenios, los griegos nos cuentan que Odiseo viajó tanto que su nombre se transformó en sinónimo de gran aventura. Fue hasta el inframundo, la morada de Hades, para consultar al adivino Tiresias. ¿Y qué tiene que ver esto con el running?

En un camino perdido en el medio de la Pampa húmeda, 134 personas corrieron 30 kilómetros. En un paraje similar al inframundo, para encontrarse con Tiresias y preguntarles de qué estaban hechos. Los 30 km de la carrera Uniendo Pueblos enfrenta a cada Odiseo a los pasajes más adversos, también a los más favorables; y al final los enfrenta con ellos mismos. Al terminar, nadie es igual que cuando largó. Tal vez por eso se la conoce como el Dakar del atletismo o, sin ser peyorativos, como el Dakar en patas.

El domingo 8 de enero de 2017, después de la visita de los Reyes Magos, varios fueron a probar sus regalos, ya sean pronadores, supinadores o neutros. Más de 300 personas fueron parte de la ya clásica carrera Uniendo Pueblos. Quienes no vivieron la odisea de los 30km participaron de la posta de 2x15 kilómetros o de los 10 km en solitario. En la ciudad de Lobos, el domingo se probaron los regalos y también se probaron las piernas.

Quien también se probó a sí mismo fue el atleta olímpico Luis Molina. Él también se probó a sí mismo y corrió en solitario desde el primer kilómetro, tras un récord de circuito que se hacía mayor de edad: cumplía ya 18 años, a manos del santafesino Tomás Mayal. Una hora, treinta y nueve minutos y dieciocho segundos después de haber largado, Molina cruzaba la línea, ganaba la carrera y establecía una nueva marca.

En el podio de la general de varones lo acompañaron Javier Posdelei (1h57m20s) y Eduardo Jamur (1h59m49s). Mientras que las tres damas más rápidas fueron: Roxana Lezcano (2h35m58s), Graciela Benítez (2h39m38s) y Cintia Alio (2h40m36s). Pueden encontrar al resto de la clasificación acá.

Luego de la odisea personal, todos celebraron, almorzaron y muchos se fueron a terminar el día al camping de la Bahía de los Lobos; todo invitación de la casa, de la casa de Uniendo Pueblos, el Club Rivadavia. Todos regresaron vivos del inframundo, aunque ninguno regresó igual. Para ellos, ya nada es igual.