Mate, sol, pantalla gigante y Florida de espaldas: cómo vivió Buenos Aires la apertura de Rusia 2018
La mano derecha de Tatiana tiene pintada una bandera de Rusia . Está sentada en el césped de la plaza, con el sol de frente. Ya pasó Robbie Williams con su serie de hits. Es tiempo de los equipos ingresando a la cancha. La joven se emociona cuando suena el himno de su país. Lo tararea, le brillan los ojos, mientras su novio la abraza. La imagen bien lejos está de situarse en Moscú, Sochi o San Petersburgo. La chica, de vacaciones en la Argentina, está a 13.467 kilómetros de su casa. Y fue una de las 300 personas que se acercaron a Plaza San Martín, sitio emblemático de la ciudad de Buenos Aires, para vivir la apertura de la Copa del Mundo a través de una pantalla gigante.
Buenos Aires es la ciudad que posee más canchas en el planeta, incluso por encima de Madrid y Londres. Un relevamiento de hace un par de años indicó que hay 36 estadios con una capacidad que supera los 10.000 espectadores. Se respira fútbol cada día, se vive de manera intensa, acalorada. Es un deporte que marca estados de ánimo. Lógicamente, es una pasión que se extiende en todo el país. Y cada cita mundialista se transita de una manera especial. Hoy, el centro porteño ofreció diferentes contrastes: por un lado, el entusiasmo de varias personas que se acercaron a disfrutar de la goleada de Rusia 5-0 sobre Arabia Saudita en pantalla gigante. Por el otro, muy cerca de la tradicional plaza San Martín, un escenario inusual: la emblemática calle Florida le dio la espalda a la fiesta de los locales en el primer encuentro del Mundial.Se sabe: a partir de la edición de Alemania 2006 la FIFA determinó que el partido inaugural lo dispute la nación anfitriona. Esto generó que, según lo que suceda en el sorteo de los grupos, la apertura mundialista ya no esté obligada a tener entre sus filas a las potencias campeonas del mundo. Y desde el 1º de diciembre de 2017 el planeta fútbol tenía en claro que Rusia y Arabia Saudita estarían a cargo del puntapié inicial. ¿Era el mejor plan? Tal vez no. Pero lo que asomaba como un partido poco estimulante no privó que los fanáticos se acercaran a Plaza San Martín a disfrutar del mediodía fresco, con 10 grados, pero soleado. "No tenemos a los mejores equipos, es verdad, pero no deja de ser la inauguración de un gran evento deportivo", dice Carlos, mate en mano, mientras su esposa le alcanza un paquete con galletitas.
#Rusia2018 Plaza San Martín, lugar histórico de la ciudad de Buenos Aires. La ceremonia inaugural y #RUS vs. #KSA en pantalla gigante. pic.twitter.com/HQORWgKU3d&— Fernando Vergara (@VergaraFernando) 14 de junio de 2018
"¿Pizzi es el entrenador de Arabia Saudita? Mirá vos, recién me entero", se sorprende Rodolfo, un estudiante de abogacía a las puertas de recibirse. "Por mi trabajo tengo que venir bastante seguido al centro y me hice una escapada para mirar un ratito el partido. Los árabes tocan bien, pero les falta peso arriba y son un poco inocentes", dice el hombre nacido en Necochea.
En la misma sintonía, decenas de personas se fueron acercando a Plaza San Martín a medida que el reloj superaba el mediodía. Horario de almuerzo, no faltaron las gaseosas, los panchos, las hamburguesas y las rondas de mate. "Diez nada más, y lo completo", explicaba un nene que pasaba de la mano de su padre con un álbum de figuritas de Rusia que dejaba ver un largo traqueteo.
"Lamentablemente no hemos clasificado, lo que no impide que me guste ver los partidos. La Copa del Mundo siempre es un gran evento y sólo lo tenemos cada cuatro años", remarca José, oriundo de Asunción, Paraguay. Muy cerca de él, tres turistas japoneses no dejan de tomar fotografías. Otros, quizás con la idea de entrar tímidamente en la fiebre mundialista, se animan a pintarse la cara con los colores celeste y blanco.
Como en el Mundial de Brasil 2014, se volvieron a colocar pantallas gigantes en el espacio público. Los escenarios son dos: Plaza San Martín y Parque Centenario. En Brasil 2014, más de 600.000 vecinos pasaron para mirar alguno de los 64 partidos del certamen. Bien cercana a la estación de trenes de Retiro, la pantalla está colocada de espaldas a la Torre Monumental (conocida como Torre de los ingleses) y junto al Monumento a los Caídos en Malvinas. "Fue un lindo plan. Hizo frío, pero estuvimos sentados al sol y nos divertimos", cuenta un grupo de amigos estudiantes.
Todos los encuentros serán transmitidos hasta el 15 de julio. Y aunque la actividad será gratuita, las entradas estarán sujetas a la capacidad en cada locación. Mañana se emitirán tres encuentros: a las 9, Egipto vs. Uruguay; a las 12, Marruecos vs. Irán; y a las 15, Portugal vs España. Y el sábado a las 10 el debut de la Argentina contra Islandia.
En la calle Florida, un sitio transitado por miles de personas a diario, nunca dio la sensación de que se estaba viviendo el cruce inaugural de un Mundial. Un jueves al mediodía resultó un ida y vuelta constante de personas, aunque pocos repararon en Rusia-Arabia Saudita. Con el partido por TV en diversos bares, algunos transeúntes se detuvieron a ver cómo iba el marcador, que aumentaba considerablemente en el segundo tiempo.
En mundiales anteriores, las casas de electrónicas de la peatonal Florida ofrecían una postal inconfundible del invierno porteño: decenas de personas agolpadas en sus vidrieras para observar los encuentros. Al menos en la apertura, eso no sucedió. Ya no había televisores de frente a la vereda. Algunos, inclusive, tenían sintonizados otros canales. Y desde adentro dejaron en claro que será difícil que vuelva a pasar. Hoy, el partido solo podía mirarse con claridad si se ingresaba a los comercios. "Ya no podemos hacerlo como en el 2002 o 2006. Se juntaba demasiada gente, mucha, y sufrimos distintos robos", explica un empleado de Fravega.
#Rusia2018 [R][R]Un clásico de la calle Florida que ya no existe. Los televisores ya no apuntan hacia afuera. "Se juntaba demasiada gente y sufrimos muchos robos", dicen en las casas de electrónica. pic.twitter.com/7FojpwwtVC&— Fernando Vergara (@VergaraFernando) 14 de junio de 2018
Denis Cheryshev, la joya que tuvo un paso por Real Madrid, tuvo una tarde soñada en Moscú. El atacante ingresó por la lesión de su compañero Alan Dzagoev y gritó dos goles en el partido inaugural. No obstante, en Florida, su tarea pasó desapercibida. "¿Quiénes juegan"?, pregunta un hombre en la puerta de uno de los locales.
Con Moscú como la capital del fútbol, Buenos Aires hoy también exhibió sus particularidades mundialistas.
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