Luis Scola: “Va a llegar un día en que nadie sepa que hubo un equipo que ganó el oro en Atenas”
OLAVARRÍA.– Lo desconocido de una liga en pleno desarrollo ponía bajo la lupa el destino elegido por Luis Scola para continuar su carrera. El desembarco en China abrió una cantidad de interrogantes respecto a cómo el capitán de la selección argentina iba a tomar ese desafío. Pero se lo advierte entusiasmado cuando habla del tema. Gesticula, es exacto en los términos y también es claro en el mensaje: siente que está en un lugar que lo podría invitar a pensar en el futuro.
–¿Con qué te encontraste en China?
–Me encontré con una superpotencia que no sabe cómo explotar. Es una energía que quiere salir y desde adentro está todo dado para el despegue. Es un lugar espectacular por su potencial, por su estructura y su liga está en un punto de ebullición, pero todavía no sabe hacia dónde salir. Ponen y sacan reglas, suman dinero y lo quitan, suben y bajan equipos, construyen estadios, hacen contratos de televisión… Y todo para hacer mejor el producto, pero todavía no encontraron la fórmula exacta para dar ese salto. Está por detrás, pero no tengo dudas de que es una liga que va a crecer muchísimo.
–Después de tanto recorrido y tanta experiencia, ¿podés aprender en la liga China?
–Estoy disfrutando de la experiencia. Es un lugar especial, con cosas muy buenas y otras no tanto. Es todo muy diferente y siento que, así como cuando nosotros éramos chicos y nos decían tenés que aprender inglés y tenés que ir a la Universidad, dentro de varios años la gente va a decir si no hablás chino no existís, si no te relacionás con China está afuera. Ellos se van a imponer muy pronto, el básquet será codo a codo con la NBA y a nivel país codo a codo con los Estados Unidos. Y en esa línea siento la necesidad de estar ahí. No sé cómo, desde qué lugar, pero quiero estar. Quiero conocer, saber cómo actúan y piensan…
–¿Te preguntan cosas?
–Sí, lo hacen. Pero las diferencias culturales son muy grandes. Entonces es muy difícil llevar a cabo algunas cosas.
–¿Te gusta poder aportar desde otro lugar?
–Sí, claro, me gusta. Es muy difícil tener mucha ascendencia cuando tenés poco tiempo en ese lugar. Si quiero tener algún tipo de influencia, en un lugar como China necesito tener 3 o 4 años, debo entender mejor la cultura, manejar bien el idioma y comprender mejor muchas cosas. Y eso no te lo dan seis meses en la Liga.
–¿Cómo hacés para escaparte del básquetbol?
–Es una parte de mi vida. Yo entiendo que la gente me vea, incluso hasta los cercanos, como un jugador de básquet y solo eso. Pero la verdad es que el deporte es una porción de lo que yo soy. No reniego de eso, es así. Algunos me dicen: “Cuando no te vea jugar más...”. Y yo pienso: “No me voy a morir, solo no voy a jugar más”. Y todo esto sin quitarle hierro caliente a lo que es el retiro. Sé que está cerca y lo que implica. Pero ojo, porque es traumático para mí, pero la gente se olvida.
–No sé si es tan así...
–Fijate o preguntá por cinco jugadores del 50, que te digan la formación inicial del 78, los 25 del plantel del 86. Algunos equipos tardan más que otros en perderse, pero de todos se olvidan. Quizá tarden 5, 20 o 100 años, pero estoy seguro de que va a llegar un día que nadie sepa que hubo un equipo que ganó la medalla de oro en Atenas. Y después te van a ver por la calle y te van a preguntar: “¿Vos no eras el que jugabas al básquet?” Y está bien que sea así. Es parte de la vida que sea así. Con Manu va a pasar más tiempo para que se olviden que conmigo, pero los dos vamos a dejar de estar en la memoria de la mayoría. No hay nada más triste y nada más desagradable que un ex deportista renegando del paso del tiempo. Un día voy a ser un padre o un abuelo que alguna vez hizo algo, no más que eso. Hay un tiempo para las cosas y punto.ß