Talleres sigue a puro festejo
Le ganó a Los Andes por 2 a 1 y está más cerca de la punta; Alaniz y Cuenca, de penal, los goles cordobeses
CORDOBA.- Casi nunca Talleres ha volado por encima de las nubes; al menos desde su regreso a primera división, ubicándose casi siempre en el cómodo respaldo de una posición intermedia, ideal para estar protegido del descenso, pero impropio para aspirar a objetivos mejores.
Quizá por eso haya sufrido un mareo al mirar hacia abajo, luego del golazo de Oscar Alaniz; o tal vez haya pecado de soberbio al saberse superior a Los Andes. En realidad dio la impresión de que hubo un poco de cada cosa, a lo que se le agregó cierta quietud en el segundo tiempo, cuando Los Andes se sacó toda la timidez y el miedo de perder y aprovechó todo el campo que le regaló Talleres hasta instalarse bien cerca de Mario Cuenca.
Lo cierto es que Talleres puso su fútbol en los primeros veinte minutos muy cerca de la perfección. La circulación de la pelota no tuvo fallas. El balón fue de aquí para allá en los pies de once jugadores que parecían jugar por placer y no apresuraban el destino del partido. En ese lapso, los hombres de Juan José López monopolizaron las emociones hasta que se produjo la mayor, la más plena.
Oscar Alaniz empezó a redondear su mejor tarde en mucho tiempo y con un bombazo de 30 metros, que dejó impotente a Alejandro Migliardi, a los 17 minutos del primer tiempo puso en ventaja a su equipo.
Miguel Angel Russo hacía gestos y más gestos para sacar a su equipo del estado de subordinación en el que se encontraba y ponerlo en un lugar más expectante en el campo de juego. Y eso sucedió. Los Andes logró plantarse un par de metros más arriba, aunque más por la indolencia de Talleres que por sus virtudes.
El curso del encuentro hizo del ganador un equipo más inofensivo, que llegó a su segundo gol por error de su rival (foul de Gabriel Nasta a Julián Maidana en un tiro libre y gol de Cuenca de penal) y que pareció dormirse mientras avanzaba la tarde.
Los Andes, sin mucho para mostrar, apelando a la zurda de López y a los ingresos de Orlando Romero y de Felipe Desagastizábal, lo complicó.
A los 17 minutos del segundo tiempo, descontó Matías Marchesini con un soberbio zurdazo y posteriormente quedaron establecidas las diferencias entre uno y otro: el equipo visitante apretó hasta donde se lo permitían sus limitados recursos; Talleres, cuando apuró las acciones, estuvo a punto de aumentar.
Después, con el resultado puesto, su festejo no reparó en errores. El triunfo lo acercó un poco más a Boca, a cinco puntos con un partido menos, y a una posición a la que no está acostumbrado. Y por supuesto, la alegría hizo olvidar cualquier equivocación.