Abierto de Australia: no pudo ser para Gustavo Fernández en la final
El argentino cayó en la final de tenis adaptado ante el número uno del mundo, el japonés Shingo Kunieda, que se impuso por 6-0 y 6-1
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MELBOURNE.- Gustavo Fernández miraba el encordado de su raqueta, le daba pequeños golpes con su palma para comprobar su tensión y mientras tanto no entendía qué sucedía. Sus bíceps impulsaban su silla con la urgencia de un score siempre en contra, pero la distancia que lo separaba de su adversario se incrementaba cada vez más. Muchos errores no forzados y algunas malas decisiones estratégicas redondearon una tarde para el olvido para el cordobés, que perdió en la final de tenis adaptado del Abierto de Australia. Claro que del otro lado de la red tenía a la dificultad más grande que podía afrontar: Shingo Kunieda, el Nº 1 de esta especialidad y que se adjudicó el torneo por séptima ocasión. De hecho, siempre que lo jugó, lo ganó. Además, el japonés de ruedas endemoniadas logró cuatro Roland Garros y tres US Open.
"Es muy frustrante tener este tipo de actuaciones y que no salga nada de todo lo que planeaste. Habrá que madurar en este aspecto; no sé si tendré otra final de Grand Slam u otras chances. Lo único que queda es seguir mejorando día a día", señaló el chico de 19 años, que acusó recibo del inapelable 6-0 y 6-1. Desde la tribuna, su entrenador Fernando San Martín le decía: "Dale, soltate, luchá, no seas tan correcto!", pero Gusti nunca le encontró la vuelta al desarrollo. Y eso que ya acreditaba una victoria ante Kunieda en un torneo por equipos. "Si hacía las cosas bien, era un partido que se podía ganar", comentó el jugador de Río Tercero, que igualmente rescató los puntos positivos de su paso por Australia: "Estos días fueron increíbles por la repercusión en la Argentina y los mensajes que recibí. El cariño de la gente me motiva un montón para seguir adelante con esta pasión".
En su muñeca derecha, Gustavo lleva grabada la frase: "Juntos a la par". "Es porque los cuatro de mi familia andamos dispersos por el mundo durante buena parte del año: mi mamá, mi papá (Gustavo Ismael "Lobito" Fernández, aquel ex jugador de la Liga Nacional de básquetbol) y mi hermano (Juan Manuel, basquetbolista que se desempeña en Brescia). De esta manera nos sentimos más unidos".
Al año y medio de vida, Gustavo sufrió un infarto medular que le afectó el movimiento de sus piernas. Sin embargo, lo suyo es un canto a la esperanza y un apego especial por el deporte: "El secreto es no limitarse pese a la situación en la que te encuentres. Hay miles de ejemplos de que nada es imposible; existen casos peores que el mío. Si uno tiene ganas, lo sueña y se sacrifica por el deporte o cualquier actividad que desarrolle, es capaz de llevar una vida normal", enseña Fernández, que por haber llegado a la final logró un premio de 3500 dólares (Kunieda obtuvo 7000) y que retomará el circuito Wheelchair ITF en el Pensacola Open, en marzo. Después de sus primeros éxitos en partidos de Grand Slam, Gusti (Nº 5 del mundo y ex campeón mundial junior), quiere seguir creciendo en este tenis desafiante, que también pone a prueba el valor de la técnica y el temperamento.
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