Cañas corazón
El argentino sigue conmoviendo: en otra brillante demostración de solidez y determinación, venció a Ivan Ljubicic por 7-5 y 6-2 y mañana jugará la final ante Novak Djokovic, que vapuleó a Andy Murray
MIAMI (Especial).- A estas alturas bien podría decirse, por mera reiteración, que las notables muestras de capacidad tenística y moral competitiva de Guillermo Cañas ya no sorprenden. Pero el hombre de Tapiales invita a renovar permanentemente la capacidad de asombro, a volver una y otra vez sobre virtudes que ya le han permitido hilvanar una cadena de éxitos impactantes. Advirtió que estaba para grandes cosas cuando derrotó a Tim Henman, Juan Carlos Ferrero y Richard Gasquet, sucesivamente. Emocionó cuando le ganó a Roger Federer por segunda vez en 16 días. Convenció de lo que puede cuando eliminó al difícil Tommy Robredo. Y anoche volvió a conmover al dejar fuera de combate a esa tremenda ametralladora de saques que es el croata Ivan Ljubicic por 7-5 y 6-2.
Su premio está a la vuelta de la esquina: jugar, mañana, la final del Masters Series de Miami, el torneo más codiciado detrás de los Grand Slams. Su último escollo será el serbio Novak Djokovic, de 19 años, uno de los talentos que vienen a refrescar el circuito y que ayer, en la semifinal de primer turno, arrolló al escocés Andy Murray por 6-1 y 6-0.
Es tiempo de escribir récords en serie para Cañas, que no olvidará nunca esta extraordinaria semana. Ya paladea la sensación de jugar otra vez la final de un torneo de esta categoría después de cinco años, que no sentía desde que ganó en Toronto, en 2002. También viene a reubicar a la Legión en esa instancia desde Roma 2005, cuando Guillermo Coria cayó en aquella memorable batalla ante Rafael Nadal. Y es el primer jugador en la historia del certamen, el "quinto Grand Slam", que alcanza la final tras jugar la clasificacion.
Para conseguir todo eso tuvo que resolver un problema mayúsculo: descifrar el tremendo saque de Ljubicic, un desafío que requiere una batería de habilidades tenísticas. Principalmente, paciencia y convicción para no sentirse abrumado por la catapulta continua que es el croata sirviendo. Mejor idea se tendrá con algunos datos: Ljubicic ganó sus tres primeros juegos de saque sin ceder un solo punto. Catorce tuvieron que pasar para que el argentino le robara uno.
El contraste era notorio, porque los juegos con saque de Cañas eran mucho más parejos. El índice de eficiencia del croata con su servicio era impresionante (en ese parcial ganó el 89 por ciento de los puntos con su primer saque y el 67 con el segundo), pero la expresión del argentino no transmitía ansiedad ni preocupación. En el sexto juego le dio a Ljubicic un serio aviso de que nada le sería sencillo, al levantar un 0-40 y emparejar el set. Simplemente, estaba esperando la oportunidad de calzarle mejor a la devolución y del mínimo desliz en la productividad de la máquina de saques de su rival.
Y cuando encontró el primer hueco, le sacó partido sin vueltas. En 5-5, una brillante defensa de Cañas desde el fondo le concedió el primer break-point, que al argentino no dejó pasar, con un notable un passing shot. Pura firmeza, después cerró el capítulo con una determinación que le permitió sortear un 15-30.
Ljubicic ya no fue el mismo desde entonces. De apoyarse en la seguridad de su servicio pasó a la búsqueda de otros recursos, porque ya tomaba nota de que desde enfrente volvía casi todo. Intentó darle mayor velocidad a sus tiros desde el fondo y tomar la red con más asiduidad; Cañas salvó dos break-points en el segundo juego, 0-1 abajo. El croata se iba desmoralizando de a poco, en la misma medida en que el argentino crecía. En el sexto y séptimo juegos llegó el golpe de knock-out: volvió a quebrarle el servicio a Ljubicic y sobrevivió, con el suyo, a un 0-30 y a un 30-40, sucesivamente. Granítico desde el fondo y cada vez más agresivo, Cañas ya controlaba el juego en todos sus rubros. Una hora y 34 minutos después del comienzo, Ljubicic se escapaba de su pesadilla con un pelotazo sin dirección.
¿Se pueden limitar las perspectivas de un jugador de semejante envergadura? No sería sensato. Ni aun después de ver la devastadora tarea de su último adversario, el pibe Djokovic, en su contundente triunfo sobre otro talento en surgimiento como Murray, al que no le dio chances ni de sentirse en juego.
Nunca jugaron entre sí Cañas y Djokovic. Que el serbio es cosa seria no sólo lo demuestra su tenis fácil y creativo, sino los antecedentes: aquí acaba de alcanzar su segunda final de Masters Series consecutiva, tras caer en la definición de Indian Wells ante Rafael Nadal. Pero Cañas es un guerrero preparado para hacerle frente a cualquier reto, por duro que parezca. Y eso ya todos lo saben.
- 3 rivales "top ten" eliminó Cañas en su camino en Miami: Roger Federer (1°), Tommy Robredo (6°) e Ivan Ljubicic (7°)
- 30 es la posición en el ranking mundial que, como mínimo, se aseguró Cañas para después del Masters Series de Miami
Hoy definen Henin y Serena
La versión femenina del Abierto Sony Ericsson tendrá hoy su desenlace, cuando Justine Henin, Nº 1 del mundo, y Serena Williams, campeona del Abierto de Australia, jueguen la final, a las 13 de nuestro país. La estadounidense, que está al frente por 5-3 en el historial, eliminó anteanoche a la israelí Shahar Peer (14» favorita) por 7-6 (7-4) y 6-1; la belga había superado por 6-2 y 6-3 a la rusa Anna Chakvetadze (9»).
- Una producción notable tras el regreso
Desde su vuelta a la actividad tras la sanción por doping, Cañas ya acumula seis títulos: los challengers de Belem, Montevideo, Buenos Aires, Asunción y San Pablo, y uno de la serie internacional: el de Costa do Sauípe.
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