Daniel Orsanic: "El desafío es darle continuidad a una manera de pensar y trabajar"
El ex doblista seguirá como capitán del equipo de Copa Davis y, en un escenario distinto, el primer compromiso de su cuarto año de gestión será en abril, por la Zona Americana
Son 1122 días. Mucho tiempo transcurrió desde que el 9 de diciembre de 2014 la Asociación Argentina de Tenis oficializó a Daniel Orsanic como capitán del equipo de Copa Davis . Demasiadas situaciones sucedieron en este largo período y seguramente existirán muchas más tras la confirmación de la renovación del vínculo por otra temporada. El exdoblista suele decir: “Un año en el cargo me parece mucho tiempo si se hacen mal las cosas y tres años pueden parecerme muy poco si se las hace bien”. Pues bien, el hombre de sangre croata y su cuerpo técnico tendrán un nuevo reto.
Será distinto, claro, porque con el cimbronazo ante Kazakhstán en septiembre, la Argentina perdió la categoría y debutará en abril (6 y 7) en la Zona Americana (como local, frente al vencedor de Chile vs. Ecuador). Será distinto, además, porque la función en la Davis y en el departamento de Desarrollo continuará en medio de una disputa política: también en abril, tras la primera serie del año, habrá elecciones presidenciales en la Asociación.
¿Por qué Orsanic sigue en el cargo? ¿Cuáles son sus próximos desafíos? ¿No tiene temor de poner en riesgo lo mucho que construyó? El número 24 del ranking de dobles en 1998 entiende que las conquistas son buscadas con pasión y dedicación. Desde su mensaje componedor, confeccionó todo en la Copa Davis hasta lograr el trofeo más anhelado, en 2016. Potenció una camada de jugadores más austera que la Legión; logró que un crack, Juan Martín del Potro, que había sufrido demasiado en la centenaria competencia, se liberara y se convirtiera en la bandera de un momento histórico; domó egos; les dio espacio a todos; escuchó y no le tembló el pulso para tomar decisiones por más antipáticas que fueran. No logró convencer a Del Potro y a Leonardo Mayer, entre otros, de que participaran en el repechaje en Astana. Pero claro que ello no borra todo lo demás.
–¿Por qué decidiste seguir como capitán?
–Nos hemos tomado un tiempo similar a los anteriores para evaluar. Siempre, desde que asumimos, el arreglo fue anual, desde el 2015, y Mariano Hood [el subcapitán] y yo entendemos que es un privilegio capitanear al equipo de Davis. Es una responsabilidad muy grande, ya lo sabemos, la vivimos, pero creemos que es un muy buen desafío deportivo, en lo grupal y como mensaje, seguir transmitiendo lo mismo más allá de los resultados. El desafío es darle continuidad a una manera de pensar y trabajar. En 2017 terminamos mucho antes el año que en 2016, entonces ese período sirvió para analizar y hacer un balance. Charlamos con distintos jugadores y entrenadores, y con los dirigentes, que nos han mostrado su intención de que siguiéramos, lo cual es un apoyo muy necesario. Siempre nos han dado libertad para trabajar, para decidir, y en este caso ha sido igual.
–Luego del descenso a la Zona Americana dijiste que, para tomar una decisión sobre tu futuro, querías saber qué aceptación y qué compromiso había en los jugadores. ¿Con qué te encontraste?
–Continuamos con la comunicación que veníamos teniendo: hablar con los jugadores y sus entrenadores, viendo cuáles eran las intenciones y sus prioridades, y a partir de eso, contar con el mejor equipo que nos representara. Cada jugador tiene sus prioridades; algunos las han hecho públicas. Pero mayormente nos encontramos con un ambiente muy bueno. A partir de eso entendimos que tenemos la posibilidad de seguir trabajando bien, a la máxima intensidad. La intención, además, es continuar como director de Desarrollo. Con los proyectos que hay y el trabajo que se está haciendo, fueron consiguidos logros muy positivos. Además, al estar todos unidos se potenció la manera de trabajar, porque los más chicos vienen creciendo grupalmente de la misma manera que en la Copa Davis. Hay contagio. Ese es un trabajo a largo plazo que buscamos continuar, que buscamos fortalecer.
–Se podría pensar que después de la obtención de la Copa Davis ya no tenés incentivos como capitán. ¿Cuál es tu nueva motivación?
–La ilusión de los más chicos me motiva muchísimo. Acompañarlos en su evolución es lo más lindo que hay. Trabajar cada día de la manera en que venimos haciéndolo; buscar que tengan un buen ambiente para competir, que haya mejores posibilidades de viajar y desarrollarse. Eso es lo más lindo que hay; es la mayor responsabilidad. En Copa Davis, el desafío deportivo es muy interesante. Porque nos ha tocado llegar a las semifinales en 2015, nos tocó ganarla por primera vez en 2016 y nos tocó bajar a la Zona Americana el año pasado. Pasamos por todos los estados de ánimo. Es algo muy interesante, porque se puede mostrar un buen mensaje en distintas situaciones. Eso me motiva muchísimo. Es muy fácil mostrar un buen mensaje desde la victoria deportiva. Pero ahora tenemos la posibilidad de mostrar el mismo trabajo desde distintos ángulos. Lo que uno valora y lo que persigue no está tan conectado con el resultado deportivo.
–Cierto, pero volver al Grupo Mundial debe ser un objetivo inmediato para ustedes, ¿o no?
–En lo deportivo, es un buen objetivo, por supuesto. Pero para lograr los objetivos hay que seguir pensando en lo mismo: la preparación y la comunicación. Cuando decidimos aceptar la capitanía sabíamos que los resultados deportivos podían ir y venir, pero darle prioridad al grupo de personas fue mi sueño desde el principio y creo que lo logramos. Es el mejor balance, el mejor resultado en cuanto a mi objetivo personal. Después, fue acompañado por el mayor logro deportivo, lo que generó más convencimiento. Y respecto a Desarrollo, con los chicos, es lo mismo: generar un contexto en el cual todos los jugadores, entrenadores, padres y federaciones tengan la libertad de dar su opinión, de criticar, de proponer. La comunicación, desde 2014 hasta ahora, se abrió muchísimo; hemos dado participación a absolutamente todos, exjugadores, profesionales, juniors, padres, entrenadores. Y así seguirá ocurriendo.
–¿Te sentiste subestimado por una parte del ambiente tenístico cuando la AAT te designó capitán?
–Sentí la confianza de los dirigentes. Entendí por dónde iba la decisión de ellos. Justamente querían a alguien que no fuera tan reconocido. Querían un perfil más bajo que, quizás, los de algunos referentes tenísticos. Lo entendí muy bien. Y yo siempre confié en lo que podía aportar. En la lista de jugadores referentes del país yo no puedo compararme con un montón, pero para el cargo de capitán no solamente hay que haber jugado bien: se refiere más a relaciones humanas, a coordinar un grupo, a alinear intenciones y deseos, a tener equilibrio. En eso me tenía confianza y acepté porque pensaba que podía llevarlo adelante. Después, si me preguntás si pensaba que iba a ganar la Davis, te decía que no. Pero sí tenía mucha confianza en generar lo que se generó.
–¿Diego Schwartzman y Guido Pella serán las banderas de esta nueva etapa?
–Son dos referentes de nuestro tenis, que han manifestado sus ganas de estar en el equipo, de pelear, de representar al país independientemente de la categoría. Yo los tomo así, no hablo de bandera ni de as de espada. Siempre busco respetar el lugar que tiene cada uno en el grupo, me gusta repartir las responsabilidades, y quedó demostrado que uno o dos jugadores no son suficientes para ganar la Copa Davis. Es necesaria la ayuda de todos.
–Federico Delbonis fue clave en la Davis y actualmente está regresando a la competencia después de una lesión de cadera. ¿Qué esperás de él?
–Hemos hablado mucho con Fede, con Gustavo Tavernini [el entrenador], con Chuky Junqueira [el segundo entrenador] también. Con Fede me sucede algo parecido a lo que me pasaba con Juan Martín [Del Potro] a comienzos de 2016: lo primero que quiero es que se sienta confiado en su físico, pleno, que pueda jugar los torneos que quiera y como quiera. Después, confío en que irá tomando buen nivel. Pero es clave que se sienta sano. Al sentirse al 100% podrá considerar formar parte de un equipo. Es lo que más deseo. Contar con un jugador como Delbonis es un lujo.
–¿Realmente creés que la película de Leonardo Mayer con la Copa Davis está terminada?
–Hay que preguntárselo a él. Leo es un gran jugador de equipo. Las únicas series en las que no estuvo las de Italia [2016], por una lesión, y Kazakhstán [2017], porque venía de un año y medio accidentado. Depende mucho de cómo le vaya en el circuito. Lo mejor que podemos hacer es dejarlo tranquilo. Lo tildaban de líder del equipo y yo sabía que lo incomodaba. Y estarle atrás todo el tiempo también lo incomoda ahora. Hay que dejarlo desarrollarse en el circuito. Ama la Copa Davis, ha dado todo por ella, la ha ganado, jugó el partido más desgastante de la historia [6h43m contra João Souza en 2015], ha planificado su calendario a partir de las series. No se puede pedirle nada más. Sabe que si siente el deseo de volver a jugar, tiene las puertas abiertas: esté 20 o 500 del mundo, es un placer tenerlo.
–¿Cómo es tu comunicación actual con Del Potro?
–La que tengo con los demás jugadores. Acompañarlo cuando le va bien y cuando le va mal, mandarle mensajes de aliento o felicitación. No he hablado con él puntualmente sobre mi continuidad.
–La serie de abril será distinta. Además de no ser por el Grupo Mundial, se jugará en dos días y en partidos al mejor de tres sets. ¿Qué mirada tenés?
–Vamos a vivir algo nuevo, lo cual me genera curiosidad y me gusta. Habría elegido que se jugara sábado y domingo en lugar de viernes y sábado; habría sido mejor para el público. La ITF dejó el domingo libre para que los jugadores puedan viajar a otro torneo, pero los cambios deberían potenciar a la Davis. Ojalá el viernes y el sábado esté lleno. Cuando se juega al mejor de cinco sets, gana el mejor; es más fácil dar sorpresas al mejor de tres. Es algo con lo que hay que convivir. Los jugadores le ven el lado positivo de que es menos desgastante. El segundo día de competencia comenzará con un dobles teniendo dos singles por delante, lo cual, estratégicamente, es nuevo también.
–¿La superficie puede llegar a ser dura?
–Sí. Pero en su momento será tratado con los jugadores para ver qué prefieren: si darle continuidad a la gira en cancha dura o apenas termina Miami [la semana previa a la Davis] pasar al polvo de ladrillo. Veremos.
–¿Pensás que el equipo argentino regresará al Grupo Mundial en un corto plazo?
–Es el desafío deportivo que tenemos y confío plenamente en lograrlo. Si seguimos en el cargo, realmente confiamos en el equipo, en el proyecto.