Fue el primer gran golpe de muchos que llegarían en el ATP World Tour. Y se produjo en un momento de transición y aprendizaje, en el que intentaba escapar de las malditas lesiones que frustraban su explosiva evolución y en el que empezaba a profundizar modificaciones técnicas y estratégicas luego de un cambio de entrenador. El 13 de julio de 2008, hace una década, Juan Martín del Potro conquistó su primer título individual ATP. Fue en Stuttgart, cuando todavía se disputaba sobre polvo de ladrillo (en 2015 pasó a jugarse sobre césped), al derrotar en la final al francés Richard Gasquet (por entonces, 15º del ranking) por 6-4 y 7-5. El tandilense tenía 19 años, ocupaba el puesto 65º del tour y era señalado como la pieza más valiosa en el recambio generacional de la excepcional Legión argentina.
"Es increíble, es un sueño. El primer título es el más importante, el que no se olvida", señaló Del Potro en aquel momento, en Alemania. Y añadió, soñador: "Me gustaría ganar un Grand Slam y ser número 1 del mundo". A partir de allí sus anhelos se cumplieron, prácticamente, todos. Continuó ganando trofeos (22 de ATP, la Copa Davis y dos medallas olímpicas) y uno de ellos fue de Grand Slam (US Open 2009). La cima del ranking es una meta que hasta aquí le resultó esquiva, pero su recuperación milagrosa luego de las cirugías de muñeca hacen que todavía no parezca un desafío imposible. "¡Cuanto tiempo pasó, no lo puedo creer, fue un momento emotivo! El título en Stuttgart lo recuerdo como algo muy especial en mi carrera. Fue muy emotivo. Me arrodillé cuando se terminó el partido y después tuve una buena seguidilla de cuatro torneos y salté en el top ten. Y me mantuve. Y fui consiguiendo cosas importantes. Pero lógicamente, en ese torneo empezó lo mejor de mi carrera", le comentó Del Potro a LA NACION hace unas semanas.
Luego de trabajar con Eduardo Infantino desde 2006, Del Potro había iniciado una nueva etapa en febrero de 2008 con Franco Davin como coach. El pehuajense se destacaba por haber entrenado a Guillermo Coria y, sobre todo, a Gastón Gaudio, cuando el Gato había ganado Roland Garros en 2004. El tandilense, que había abandonado en la segunda rueda de Australia ante David Ferrer por una fisura de vértebra lumbar, empezó a perfeccionar sus golpes y sus movimientos. Cambió el look capilar (dejó de usar el pelo largo). Y sumó al equipo al preparador físico Martiniano Orazi, quien lograría potenciar la maquinaria del tenista durante más de siete temporadas.
"Juan era un adolescente flacucho, encorvado, de pelo largo, simpático, tímido y reservado. Como todo adolescente, quizás no era tan seguro con su cuerpo. En esos años creció muchísimo de altura y se había desarmado en su estructura. Hicimos un mes de preparación en Buenos Aires después de Roland Garros, fue a la gira de pasto, volvió y fuimos a la gira sobre polvo en Europa; ese fue mi primer viaje. Se entrenaba con concentración, quería mejorar. De chico era asmático y bastante alérgico. Le molestaban un poco los cambios de temperatura. Estaba un poco inseguro con su capacidad respiratoria, su resistencia y en cómo terminaba los partidos. Había tenido muchísimos abandonos. Pero tuvimos un Juan Martín muy motivado desde lo tenístico y en lo físico hubo mucha entrega. Ya en Stuttgart fue todo increíble. Me acuerdo de un entrenamiento, no recuerdo contra quién, en el que ganó 6-0 y 6-0. Yo le dije a Franco: ‘¿Este chico se entrena siempre así?’ Yo no lo podía creer. Estaba jugando cada vez mejor. Arrancó el torneo, empezó a ganar, a ganar y terminó convirtiéndose en un adicto al triunfo", describió Orazi. Davin completó: "Al que le ganó 6-0 en un entrenamiento fue a Mischa Zverev. Juan venía jugando bastante bien. Ya le había ganado en un entrenamiento a Moya en Roland Garros. Desde Stuttgart pudo empezar a hacer lo que venía demostrando en los entrenamientos y a ganarle a jugadores buenos".
Del Potro debutó en Stuttgart frente a Evgeny Korolev (Kazakhstán, 84º) y lo superó 6-3 y 7-5. En la segunda ronda se midió con el italiano Simone Bolelli (47º), que lo había vencido hacía pocas semanas en París, y sin embargo el argentino triunfó por 6-3, 3-6 y 6-3. En los cuartos de final, Del Potro batió al alemán Philipp Kohlschreiber (35º) por 7-6 (7-3) y 6-3. En las semifinales, el rival fue un compatriota: Eduardo Schwank, que era 62º del mundo y estaba en ascenso. Pero Del Potro lo superó por 6-2 y 6-4. "Me acuerdo que me ganó muy bien. Ahí fue su despegue en ATP. Recuerdo que ya le estaba pegando muy fuerte a la pelota, tanto de derecha como con el saque", recapituló Schwank ante LA NACION. La víctima de la final, como ya se apuntó, fue Gasquet, que en las semifinales había derrotado al actual presidente de la Asociación Argentina de Tenis, Agustín Calleri, por 6-7 (3-7), 6-2 y 6-3. Unas horas antes del torneo, Rafael Nadal, que era el primer favorito, se bajó porque los médicos le recomendaron que protegiera sus rodillas luego de conquistar el torneo de Wimbledon, tras una histórica final ante Roger Federer que terminó en penumbras.
Durante la definición de Stuttgart, que sufrió una interrupción por lluvia, Del Potro se fortaleció a partir de su saque: Gasquet no se lo pudo quebrar pese a las dos chances que tuvo. Además, Juan Martín logró el 71% de los puntos con el primer servicio y el 77% con el segundo. El certamen repartió 568.000 euros en premios y el argentino embolsó un cheque con 118.000 euros.
Además, Mercedes Benz, el sponsor principal del torneo, le obsequió al jugador un auto modelo SLK 350, que tenía un precio aproximado de US$ 95.000. "Me acuerdo que el auto, apenas me lo dieron, se lo regalé a mi hermana (Julieta), porque justo era la fecha de su cumpleaños. Justo fue el día de la final. Y te digo más: hasta el día de hoy me lo agradece ese regalo", añadió Del Potro ante LA NACION. El tenista recibió el descapotable biplaza (de color negro; el original de la premiación fue blanco) en las oficinas de la marca alemana en Buenos Aires varios meses después, en diciembre, y hasta lo manejó durante un tiempo, pero dejó de utilizarlo, en parte, porque su espigado cuerpo quedaba un poco incómodo allí.
El único título ATP en lo que iba de 2008 para el tenis nacional había sido el de David Nalbandian en Buenos Aires. El de Del Potro en Stuttgart fue el segundo. Con ese éxito, el hincha de Boca escaló 21 posiciones en el ranking y llegó al puesto 44º. Un día después de la consagración, la ATP lo colocó en la portada de su sitio web y le dedicó un espacio especial, con una entrevista para conocer un poco más a ese joven de casi dos metros que había ostentado la mejor semana de su vida tenística.
Después del título en Stuttgart, Del Potro, Davin y Orazi apenas tuvieron tiempo para cenar y brindar, ya que al otro día viajaron muy temprano para Kitzbühel, para continuar con la gira sobre polvo de ladrillo. Y los éxitos continuarían, furiosos, porque ganó el torneo austríaco y los dos que disputó después (Los Ángeles y Washington, sobre cemento), encadenando cuatro trofeos en poco tiempo. Del Potro no participó de los Juegos Olímpicos de Pekín (la competencia de tenis se disputó del 10 al 17 de agosto) porque en el momento de cerrarse la clasificación no tenía el ranking para entrar en el cuadro. Para la Argentina jugaron Nalbandian, Calleri, Guillermo Cañas y Juan Mónaco.
"Espero ganar muchos títulos en mi carrera", se ilusionó Del Potro hace diez años, al encumbrar el trofeo de Stuttgart. Claro: la realidad superó ampliamente sus proyectos.
Producción de archivo: Juan Manuel Trenado
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