Gusti Fernández, eliminado en Australia: “Parece sencillo defender el número 1 cuando vemos a Federer y Nadal, pero no lo es”
MELBOURNE.- Los Grand Slam tienen, durante tres semanas si se cuenta la etapa clasificatoria, una vida sumamente activa. Con el correr de los días, en los pasillos internos el paisaje va mutando. Los jugadores convencionales abandonan el club a medida que quedan eliminados. Aparecen los juniors, con sus rostros cargados de ilusión. Y surgen los representantes del tenis adaptado. Mayormente europeos, asiáticos, estadounidenses. También latinos, aunque muchos menos. Uno de ellos es Gustavo Fernández . El cordobés llegó al Abierto de Australia impulsado por un título [el Melbourne Open, hace unos días] y con el deseo de poder defender el trofeo logrado hace una temporada. Sin embargo, el "Lobito" Fernández no pudo lograr objetivo: perdió en su debut, correspondiente a los cuartos de final, por 4-6, 6-3 y 6-2 ante el francés Nicolas Peifer, que tuvo momentos de enorme inspiración a partir del segundo set.
“No me sorprende porque sé lo peligroso que es Peifer. Fue un partido muy cerrado. Generalmente con él suelen abrirse un poco, pero es parte de la evolución. Tengo amargura porque venía con muchísimas ilusiones y me sentía muy bien para poder defender el título. Me voy demasiado rápido; estaba para más. Pero el deporte es así. No queda otra que aguantarse la derrota y seguir laburando”, le comenta el jugador nacido en Río Tercero a LA NACION. No puede ocultar la bronca que le invade todo el cuerpo; hizo una fuerte pretemporada y encaró la primera gira del año junto con su entrenador, Fernando San Martín, y su preparador físico, Matías Tettamanzi. “Ya está, no queda otra que trabajar”, repite. Continuará en Australia jugando dobles, junto con el japonés Shingo Kunieda.
Tengo amargura porque venía con muchísimas ilusiones y me sentía muy bien para poder defender el título. Me voy demasiado rápido; estaba para más
Probablemente, Fernández perderá el número 1 del mundo la semana próxima. Es algo que podía suceder y que podrá recupera muy pronto si sigue creciendo como hasta ahora. Hace un año no veía cerca la cima y ni siquiera tenía sponsors [varias empresas lo acompañan en la actualidad]. Su evolución fue espectacular. “Parece sencillo defender el número 1 cuando vemos a Federer y Nadal , pero no lo es. Llegar a número 1 es dificilísimo. Ellos son intergalácticos, pero el resto de los mortales tenemos que laburar mucho día tras día, inclusive, para tener una mínima chance de que se te dé. Trabajé un montón con mi equipo para llegar ahí y ahora estamos en la lucha para seguir mejorando”, argumenta Fernández, de 24 años.
Se le erizó la piel cuando el transporte oficial del Australian Open lo dejó en el ingreso al Melbourne Park. Recorrió los pasillos, junto con su novia Florencia, rumbo al vestuario. Pero en el camino se conmovió cuando advirtió el mural con las fotografías de los campeones vigentes: la suya estaba al lado de la de Roger Federer. “Es muy emocionante todo. Estoy viviendo cosas que ni las esperaba. Siempre soñé con ser deportista, lograr grandes cosas, ser un buen profesional y muy pasional. Pero de ahí a todo lo que se terminó dando el año pasado y lo que vivo día a día, superó todo. El tenis me ha dado muchísimo más de lo que esperaba. Si bien siempre fui ambicioso, estoy logrando cosas que a nivel personal me enorgullecen muchísimo y quiero disfrutarlo. Volver acá, ver mi foto y tener mi nombre grabado en este lugar no tiene descripción”, ilustra el hincha de Boca. Y sonríe, pícaro: “Encima, la pusieron al lado de Federer, son unos irrespetuosos”.
En su partido frente a Peifer no le pesó tener que defender el título, asegura Fernández. “El año pasado en Wimbledon, cuando llegué al número 1, lo sufrí mucho más. El US Open también me costó. Pero a medida que fue pasando el tiempo me fui acostumbrando a las presiones. Ahora no pesó. Simplemente no se dio el triunfo porque el otro jugó bien”, acota Fernández, sin poner excusas.
Con apenas un año y medio, el cordobés sufrió un infarto medular, pero ello no le impidió salir adelante; al contrario, se transformó en un deportista de categoría y en una inspiración. Desde hace tiempo lucha para que el tenis adaptado tenga mayor difusión y apoyo. El circuito, al que la Federación Internacional de Tenis no le presta la atención que debería, según los propios jugadores, lo necesita. “En todo este año ganamos muchísimo en cuanto a la difusión –celebra–. Se hizo un cambio gigante. Ahora yo tengo que poner la cara porque soy el que está teniendo los resultados, pero hay mucha gente en el deporte con discapacidad y se están haciendo pasos enormes en la toma de conciencia. Ojalá que mi caso sirva de contagio para que más chicos conozcan el tenis en silla y se animen a practicarlo. Trato de empujar para que el tenis en silla de ruedas dé el salto de calidad, porque será muy importante para la persona con la discapacidad. La foto es muy grande y eso me entusiasma”.
Al hijo menor de Nancy Fiandrino y Gustavo “Lobo” Fernández [entrenador del equipo de básquetbol de Boca], le gustan mucho los grandes retos; son su combustible. Se marcha mascullando bronca del Melbourne Park, pero con ánimo de pronta revancha. Su desafío es mucho más amplio que un torneo. Su misión recién comienza.
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