De habérselo propuesto, Juan Martín del Potro pudo haber escrito una detallada tesis sobre resiliencia merecedora de un premio académico. Su caso -deportivo, emocional- es digno de un estudio profundo. ¿Cómo es posible que un atleta tan movilizante, con poderes para hacerle daño a los más talentosos del mundo, haya zozobrado tanto por aguas oscuras y agitadas y, sin embargo, lograra salir a flote para volver a brillar, una y otra vez? Entre las cirugías de muñeca derecha e izquierda y rótula derecha, el tandilense padeció una inactividad de cinco años y medio. Cinco años y medio en una carrera profesional de dieciséis; demasiado dolor. Así y todo, se las ingenió para romper cadenas. Se elevó como el tenista más trascendente de la historia argentina después de Guillermo Vilas.