Opinión. Las advertencias del campeón
Maximiliano Boso De la Redacción de LA NACION
Esta semana, en Halle, uno de los tantos torneos que parecen ser su segunda casa por repetición de triunfos, Roger Federer hizo un par de advertencias.
En medio de una histórica serie de 41 triunfos sobre césped, récord que comparte con Borg, Federer dijo que estaba cansado, que no inquietaba con su primer servicio, que le faltaba potencia y que el riesgo de perder aumentaba partido a partido.
En Halle, el N° 1 del mundo jugó más tie breaks que en ningún otro torneo (ocho) y utilizó el mayor porcentaje de sets para ganar un certamen, con 14 sobre 15 posibles.
Se nota que le cuesta cada vez más. El agotamiento es una razón que esgrimen muchos tenistas. También es una posibilidad que los adversarios le estén encontrando la vuelta al juego del aún indiscutible N° 1. Como Nadal, el aún indiscutible N° 2.
Pero hay en el triunfo otro mensaje implícito. Tras la caída en la final de Roland Garros con el español, y en la antesala de Wimbledon, Federer también dice: "Acá estoy".
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