Lucas es un ejemplo para la vida cotidiana

KITZBÜHEL.– Lucas Arnold Ker es un gran amigo que me dio el tenis, del cual aprendí muchísimas cosas, tanto en el aspecto tenístico como en la formación de un hombre en la vida. Y después de la enfermedad que padeció y del gran esfuerzo que hizo para volver a jugar al tenis, es un placer enorme y un orgullo estar jugando con él como compañero. Para mí no es ningún sacrificio, todo lo contrario. Lucas tenía ranking protegido durante el tiempo que estuvo inactivo y necesitaba un jugador de buen ranking para entrar en los torneos; me lo vino a proponer y, con la amistad que tenemos y mucho más tratándose de sus últimos esfuerzos en la carrera, no lo dudé ni un segundo.

Lucas es un gran ejemplo, tanto para mí como para todos los chicos que hacen deportes. Incluso es un ejemplo para la vida cotidiana. Salir adelante de algo tan difícil como un cáncer habla de la fuerza interior que tuvo y pienso que sirve para que todos veamos que nunca hay que darse por vencido en nada, luchar por lo que se quiere y se necesita. Él es el espejo que tenemos que tener todos cuando sufrimos problemas cotidianos o cuando las cosas no salen como queremos. A veces nos quejamos de muchas cosas que no son tan importantes, pero casos como el de Lucas te enseñan a pensar en frío y a entender que siempre se pueden concretar los objetivos profesionales o, simplemente, en el día a día de la vida.

Juan Mónaco