Del Potro volvió al circuito en el Masters 1000 de Madrid: sin dolor, ganó en dobles y ahora se probará en singles
Madrid.- Las dos de la tarde en Madrid. El sol del mediodía cae a plomo y Juan Martín del Potro hace lo que más le gusta después de un partido: se acerca a la grada, agradece y firma autógrafos. La gente, que comparte su alegría, lo ovaciona. El tandilense sonríe una y otra vez. Revolea la toalla amarilla con la publicidad y la arroja a sus seguidores. El trofeo vuela alto, como las ilusiones.
Se desaloja rápido la cancha tres del estadio madrileño; escenario del retorno. En uno de los ángulos, Franco Davín, actual entrenador del italiano Fabio Fognini y coach de Del Potro durante más de siete años, levanta el pulgar de la mano derecha y sonríe.
.@keinishikori and @delpotrojuan get it done in Madrid [R]They defeat Fabio Fognini and Robert Lindstedt 5-7 6-4 10-4.[R][R] #MMOpenpic.twitter.com/7UlC7vB95d&— Tennis TV (@TennisTV) May 6, 2019
"Bien… ¡muy bien!", dice cuando LA NACION le pregunta cómo vio a quien fue su discípulo hasta julio de 2015 y lo acompañó para llevarlo al tenis de elite. Hay satisfacción en el rostro del coach argentino. Al igual que para el público que colmó las 2500 butacas que tiene la pista, el reencuentro con el tandilense en los courts dejó un excelente sabor de boca. Dos horas de partido para demostrar las ganas que tiene de volver.
Bien es cierto que Del Potro guardó silencio después del dobles en el que compartió equipo con el japonés Kei Nikishori y juntos vencieron a Fognini y el sueco Robert Lindstet por 5-7, 6-4 y 10-4.
Pero, por lo que se vio en la cancha y fuera de ella, el tandilense tiene todo listo para volver. Y tiene ganas. Su rodilla derecha, la que lo tiene a mal traer en esta nueva pesadilla de dolor, no pareció molestarle. Se lo vio conectado, de buen humor pisando el polvo de ladrillo con comodidad.
Didn’t have enough with doubles match! @delpotrojuan#MMOPENpic.twitter.com/lDcF1w9cqv&— Mutua Madrid Open (@MutuaMadridOpen) May 6, 2019
Cierto es que no arriesgó mucho y que sus deslizamientos por el campo fueron, naturalmente, más acotados que en un partido individual. Pero no se lo vio con miedo ni prestando especial atención a la zona lesionada. No elongó durante los tantos ni se lo vio hacer ejercicio alguno para proteger la rodilla durante el esfuerzo. Ni una sola mueca de dolor o de disgusto se le vio en el rostro, más allá del gesto de contrariedad natural cuando un tanto se iba de las manos.
Jugaba de nuevo, después de tres meses de pausa obligada y la felicidad se le vía en la cara. Si algo transmitía eran ganas de volver. La actitud de un gran jugador de elite haciendo lo suyo. En su primer encuentro con la prensa que sigue esta nueva edición del abierto de Madrid había dicho que su participación plena en el torneo dependía de cómo le fuera en el dobles. De la respuesta que le diera la rodilla. De las sensaciones que tuviera durante el partido.
"Si las sensaciones después de haber jugado el dobles son un poco las que esperamos y no ocurre nada raro, seguramente me anime a entrar a jugar el partido del single. Es la ilusión que tengo", dijo.
No volvió a hablar desde entonces. En todo caso, solo para decir "gracias… gracias…" a la gente que aplaudió su feliz debut en el dobles. La prueba era el partido y, por lo que se vio, al menos, Del Potro la superó. Habrá que ver, naturalmente. Pero la sensación compartida en Madrid es que la torre seguirá regalándole tenis de calidad y que este miércoles debutará en la segunda rueda del cuadro individual, ante el serbio Laslo Djere. El primer paso ya está dado.
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