Mayer, a pura potencia, crece en la superficie más compleja
Sobre el césped en el que los argentinos casi siempre trastabillaron, el Yacaré, con tiros fulminantes y buenos saques, superó a Baghdatis y avanzó por 1a vez a la 3a rueda; Kuznetsov, su próximo rival
LONDRES.– Cuando Leonardo Mayer, con timidez y perfil bajo, enfrentó los micrófonos antes del comienzo de Wimbledon, no tuvo vacilaciones para afirmar que se sentía muy cómodo sobre el césped, la superficie que tanto complicó a los argentinos durante la historia. El correntino, de 27 años y conducido por Leo Alonso, llegó al tercer Grand Slam del año sin competir en césped, su última aparición en el circuito había sido en Roland Garros (perdió en la tercera rueda con el español Rafael Nadal), pero no defraudó en su presentación en Londres, eliminando al 25° favorito, el italiano Andreas Seppi, que la temporada pasada había alcanzado los octavos de final en el All England. Pero el Yacaré no se quedó con eso solo, porque ayer desarrolló otra convincente tarea ante el chipriota Marcos Baghdatis, a quien venció por 7-6(4), 4-6, 6-1 y 6-4, para clasificarse por primera vez en su carrera a la tercera rueda del torneo más emblemático del circuito.
"Hoy (por ayer) jugué muy bien. No me importa jugar aquí, en el césped, me adapto rápido a la pista y eso hizo que pudiera ganar. Cerrar los puntos en la red es algo que me falta aquí. Podría ir más a la red, pero no voy, aunque eso también lo estoy ajustando", analizó Mayer, número 64 del ranking, aunque con esta actuación en Wimbledon ascenderá, al menos, diez posiciones. Baghdatis, a los 29 años y 119° del ranking, está lejos de su momento de mayor inspiración, sin embargo está recuperado de las lesiones que lo perjudicaron y es un rival sumamente espinoso y todavía más sobre césped (hace ocho años fue semifinalista de Wimbledon y ahora llegó al All England tras ganar un Challenger en Nottingham y caer en la segunda rueda de Queen’s, ambos sobre pasto). Por ello, el triunfo de Mayer toma mucho valor y lo sigue posicionando muy bien para la serie de Copa Davis entre la Argentina e Israel, en septiembre en Tel Aviv, sobre cancha dura, para mantener el lugar en el Grupo Mundial.
Mayer se impuso en dos horas y 44 minutos, tras conectar 16 aces y perder sólo 10 puntos con su primer servicio. Además, logró 51 winners y ganó 16 de los 24 puntos que golpeó en la red, un 67%. En el segundo set, el argentino tuvo problemas de arranque, porque cedió su servicio por primera vez en el partido (0-1) y solicitó atención médica (2-3) por dolores en la zona de la cadera. "Me fastidia la espalda, pero es debido a los movimientos bajos que obliga la superficie. Confío en que el dolor se pase antes del próximo partido", dijo. El partido tuvo un corte inesperado durante varios minutos por el desvanecimiento de un espectador, pero cuando se reanudó el encuentro, fue Baghdatis quien lució algo aletargado y Mayer dominó el partido hasta el final. Con la ausencia de Juan Martín del Potro, que está recuperándose de una operación en la muñeca izquierda y al que Mayer considera "el mejor, lejos", el Yacaré es el argentino con mejores resultados este año en Grand Slams.
¿Con quién se medirá Mayer en la próxima rueda? Con el ruso Andrey Kuznetsov (23 años, 118° del mundo), que dio la gran sorpresa en lo que va del torneo, al vencer a David Ferrer (7° favorito) por 6-7 (5), 6-0, 3-6, 6-3 y 6-2, en tres horas y 12 minutos. El español defendía los cuartos de final, no caía con un tenista de un ranking tan bajo en los Grand Slams desde el US Open 2008 (Kei Nishikori, por entonces 126°) y había alcanzado, al menos, la ronda de octavos de final en los 16 últimos majors.
Berlocq, en dobles
Después de quedar eliminado en la primera rueda de singles, Carlos Berlocq, nacido en Chascomús, debutó en la categoría dobles, en pareja con Joao Sousa (Portugal), y perdieron frente a Martin Klizan (Eslovaquia) y Dominic Thiem (Austria) por 7-5, 5-7, 6-4, 5-7 y 8-6.
El estricto código del que nadie se salva
LONDRES.– Wimbledon posee un código de vestimenta estricto; es el certamen que pone la lupa sobre la indumentaria de los jugadores (debe ser blanca) con mayor rigidez. Durante los Juegos Olímpicos de Londres, las autoridades del All England se mostraron más flexibles, pero cada vez que se disputa el tercer Grand Slam de la temporada los tenistas pueden lucir sólo algunos detalles en otro color que no sea blanco. El año pasado se dio una situación particular con Roger Federer, nada menos, lo que demuestra que nadie se salva. El suizo jugó su primer partido con zapatillas blancas, pero con la suela naranja y, tras ser advertido, debió modificar el calzado en su segundo partido, que finalmente perdió ante el ucraniano Sergiy Stakhovsky.
Ayer se dio un caso curioso: el español Marcel Granollers publicó en Twitter que el umpire del partido de dobles ante Marin Draganja y Florin Mergea le pidió a su compañero Marc López que se cambiara los calzoncillos negros. "Le han dejado jugar igualmente, pero le han dicho que para el próximo partido lleve blancos", escribió, incrédulo, Granollers.
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