Nadal, el matador que perdió la maldad, ahora sueña con Roland Garros
Tras un cierre preocupante de 2016, recobró las buenas sensaciones, pero perdió tres finales en el año; la etapa sobre polvo, un incentivo
El tenista, en general, se acostumbra mucho más a perder que a ganar. Salvo el puñado de elegidos, los hombres que van por el circuito empuñando una raqueta pierden casi todas las semanas; y no siempre consiguen triunfos, aunque sea sólo uno. Una leyenda como Rafael Nadal , con 69 títulos, 14 de ellos de Grand Slam, ostenta un porcentaje altísimo de victorias, pero así y todo posee su historial negativo: cayó en 34 finales individuales. Inclusive habiendo perdido siete finales en 2011, la explosiva temporada de Novak Djokovic , con lo que no está familiarizado el mallorquín es a caer en tres definiciones consecutivas, como le sucedió este año, en Australia -frente a Roger Federer -, en Acapulco -ante Sam Querrey- y en el Masters 1000 de Miami -también contra el suizo-. La estadística podría actuar como una alarma o como un indicio de pérdida de pimienta en los momentos más bravos. Pero en el contexto que Nadal se encuentra, no es preocupante.
En octubre pasado, luego de caer en la 2a rueda de Shanghai, el español renunció al resto de la temporada, pese a que en su calendario todavía estaban apuntados los torneos de Basilea, París Bercy y la Copa de Maestros, en Londres. Un edema óseo en la muñeca izquierda lo llevó a bajarse antes del barco. "Estoy un poco asustado por la muñeca. Además, necesito recuperar algo de electricidad en las piernas, moverme más rápido", declaró, tras perder sorpresivamente con Viktor Troicki (por entonces, 31º del tour). El escenario se llenó de incertidumbre. Nadal, que no había querido perderse unos Juegos Olímpicos por segunda vez consecutiva -no estuvo en Londres 2012 por problemas de rodilla-, había acelerado el proceso de rehabilitación de su muñeca para llegar a Río de Janeiro. Finalmente participó, pero quedó desprotegido para el resto del año. Por ello entendió que lo mejor era detener la maquinaria.
Nadal reapareció en enero en Brisbane y llegó a los cuartos de final (perdió con Milos Raonic). Desde allí, sumó 17 triunfos y cuatro derrotas. Tiene la segunda mejor marca de la Carrera a Londres, con 2235 puntos (Federer, el líder, tiene 4045). Competidor feroz, le está faltando un poco de maldad y rematar los partidos. Autoexigente al extremo, internamente se lo debe reprochar mucho. Pero cuando pone la mente en frío, también debe entender que hizo un gran progreso desde aquel día que quedó eliminado en China.
"Creo que estoy cerca de lo que necesito ser. Estoy a un nivel muy alto de tenis y siento que estoy listo para ganar títulos. Ya he jugado tres finales este año. Estoy jugando bastante bien para luchar por todo", expresó el Matador, en Key Biscayne. Descansará unos días en Mallorca y luego se enfocará en la etapa del año en la que más cómodo se siente: sobre el polvo de ladrillo europeo. En canchas lentas tiene un 91,5% de efectividad (365 triunfos y 34 derrotas) y 49 títulos. Reaparecerá en el Masters 1000 de Montecarlo (desde el 16 del mes actual), donde defiende la corona. Pero su gran objetivo, aunque todavía no lo admita abiertamente, es conseguir su décima Copa de los Mosqueteros en Roland Garros. En octubre pasado, quizás, era una utopía pensar que ello sería factible. Hoy ya no.
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