Tenis. Rey de Australia
Por tercera vez consecutiva, Novak Djokovic se quedó con el primer Grand Slam del año; en el partido decisivo, batió a Andy Murray por 6-7 (2), 7-6 (3), 6-3 y 6-2; su fortaleza mental fue clave una vez más
MELBOURNE.– Novak Djokovic acaba de decir la obviedad más grande de su vida. Igual, los 15.000 habitantes del Rod Laver Arena estallan en aplausos. Una treintena de serbios que minutos antes habían cantado el himno de su país como si estuvieran en un acto patrio en Belgrado ovaciona a su ídolo. El tenista levanta la copa que acaba de ganar y se la muestra en señal de agradecimiento. La ovación se intensifica. "Es increíble el feeling que siento con este trofeo. Sin dudas éste es mi Grand Slam favorito", acaba de decir el tricampeón, como si hiciese falta lanzar al viento esas palabras llenas de obviedad. Es que Djokovic acaba de proclamarse nuevo rey de Australia. Sí, ni más ni menos. Con la raqueta como espada todopoderosa, domina los courts en esta, la nueva era del tenis que él preside desde lo más alto de la cima de este deporte. Acaba de lograr lo que nadie: ganar por tercera vez consecutiva (cuarta en total) en Melbourne, hecho inédito en la era profesional. Así, igualó en cantidad de conquistas los títulos de Roger Federer y de otra leyenda como Andre Agassi.
Andy Murray mira sin fuerzas cómo su verdugo levanta la copa. Está resignado. De nada sirve que por momentos haya manejado el partido. De nada sirve cuando lo que hay en la mano es una hermosa bandeja dedicada para el finalista. La forma en la que perdió es todo un síntoma del tenis de estos tiempos: fue 6-7 (2), 7-6 (3), 6-3 y 6-2. Con Rafael Nadal fuera de los courts por sus lesiones y con Roger Federer sintiendo de a poco el peso de los años, Djokovic saca ventaja en lo físico. Así le ganó al escocés: con un juego que fue de menor a mayor y con dos piernas que nunca pararon de correr, algo en lo que Murray está todavía un poco lejos del serbio. Pesó, indudablemente, que uno haya llegado después de jugar cinco sets ante Federer y el otro tras vapulear en tres a Ferrer.
Además, el número uno del mundo también sacó ventaja (y le saca ventaja a todo el planeta tenis) en su fortaleza mental. Cuando parece estar contra las cuerdas, encuentra siempre un golpe para salir de esa incómoda posición y volver al centro del ring. Un ace, un drop o un tiro cruzado imposible de devolver para Murray o quien tenga enfrente.
"He dedicado toda mi fuerza interior, la pasión y el amor a este deporte. Siempre soñé con ser el mejor en lo que hago", cuenta. Tal vez no sea casual que Djokovic, un hombre lleno de carisma, se agranda en esta ciudad tan hospitalaria y considerada la más habitable del planeta. Como si fuese un partido de TEG, ese juego de mesa de estrategia en el que hay que conquistar países, el court a modo de planisferio ha quedado claramente dividido: Inglaterra es tierra de Federer, Francia de Nadal y Australia de Djokovic, con Estados Unidos en disputa (el único grande que tuvo cinco campeones distintos desde 2008, con Roger Federer, Juan Martín del Potro, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray).
Además de seguir agigantando su historia, Djokovic tiene las puertas del futuro más abiertas que nunca. Sus jóvenes 25 años y sus cualidades tenísticas le permiten compararse con sus colegas en la elite y sonreír frente al espejo: ha sacado un escaloncito de ventaja. No sólo por prolongar su estadía en el número 1 del ranking, sino por sacar ventaja en varios aspectos del juego. Y tiene un plus: su estilo de juego agrada, aunque gusta todavía más fuera de la cancha. Desborda simpatía, carisma y humildad. Unos 15 minutos después de su consagración, para las notas televisivas, tuvo que pasar por dentro del Melbourne Park a través de pasillos vidriados. La gente vio sus movimientos y lo siguió a los gritos, con la típica canción: "Ole, ole, ole, Nole, Nole". Tanto fue el griterío que lo obligaron a postergar el compromiso protocolar para salir a un balcón y saludar a la gente que lo vivaba. Sí, un saludo del rey. El rey de Australia
- Lejanos antecedentes
Sólo otros dos jugadores, aunque en la era amateur, ganaron el torneo como mínimo tres veces consecutivas: los australianos Roy Emerson (1963-67) y Jack Crawford (1931-33)
En cifras
- 6
títulos de Grand Slam ganó Djokovic: Australia 2008, 2011, 2012 y 2013, y US Open y Wimbledon 2011 - 35
títulos totaliza el serbio en su carrera; los primeros fueron en 2006: Metz y Amersfoort. - 11-7
quedó su historial ante Andy Murray después de su victoria en Melbourne. - 2,2
millones de dólares fue el premio que cobró el N° 1 del mundo por su conquista en el Abierto de Australia. - 3
meses cumplirá la semana que viene como número 1, sitio que ocupa desde el 5 de noviembre; antes, lo había sido entre el 4 de julio de 2011 y el 2 de julio de 2012.
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