Roland Garros: las historias de los entrenadores argentinos de exportación
Varios coaches y preparadores de nuestro país acompañan a tenistas extranjeros en el abierto francés; el Luli Mancini, uno de los nombres más reconocidos
PARÍS.– Los jugadores son las grandes figuras de Roland Garros. Pero, detrás de ellos, está el cuerpo técnico. En el caso de los argentinos, razones de presupuesto obligan a algún jugador a viajar sólo con su coach, o bien con el kinesiólogo; otros desembarcan aquí con entrenador, preparador físico, fisioterapeuta, y manager, pues los Grand Slams son un espacio en el que se suelen resolver contratos y otros negocios importantes. Muchos jugadores llegan entonces con su séquito. Y entre ellos, hay varios entrenadores argentinos; algunos, con trayectoria previa en nuestro país, y otros que construyeron su carrera como coaches en el exterior; el ejemplo más concreto en este caso es el de Carlos Titi Rodríguez, que acompaña a la china Li Na desde hace un par de temporadas.
Además de Rodríguez, radicado en Bélgica desde hace muchos años, donde comenzó su tarea como coach al forjar a la ex número 1 del mundo Justine Henin, hay otro nombre vinculado con un jugador del extremo oriente: Dante Bottini, el coach del japonés Kei Nishikori, flamante número 10 del mundo, y que aquí no pudo progresar, ya que no logró recuperarse de una lesión en la cadera que se produjo durante el torneo de Madrid. "En la Argentina jugué varios Nacionales; pertenecía a la generación de Chela, Roitman, Veronelli. Cuando tenía 16 años nos fuimos con un sponsor particular a Europa; la luchamos mucho en satélites y futures, vivíamos en casa rodante. Vi que era durísimo y decidí parar y volver. Viajé a Estados Unidos hace diez años, estudié managment deportivo con una beca de tenis, y en 2007 comencé a trabajar en la academia de Nick Bollettieri. Allí conocí a Kei, y después de un tiempo de trabajar, el agente me ofreció viajar con él; probamos durante una temporada, hubo química y así estamos hasta hoy. Este año se sumó Michael Chang, que trabaja con nosotros durante unas 15 semanas; hablo mucho con él y tenemos una comunicación fluida, porque al jugador le tiene que llegar un solo mensaje", le contó Bottini a LA NACION. Nishikori, vale recordarlo, es una megaestrella del deporte en Japón, aun cuando hace bastante que no vive allí, ya que está radicado en Florida, y suele estar acompañado en los torneos por cámaras de una cadena de TV que lo sigue de manera constante, a la usanza de un Truman Show. "Cuando fuimos a Japón, era algo de locos, tenía compromisos todo el tiempo. Y todavía le faltaba para ser top 10", destaca Bottini. En Estados Unidos también trabaja Diego Moyano, incorporado desde hace varios años al staff del departamento de desarrollo de la federación norteamericana (USTA), y que acompaña a sus jugadores en los torneos; a veces con la misión de seguir a algún tenista en especial, como Denis Kudla, hoy 119º del ranking, y más recientemente, a Sam Querrey. Moyano, de 39 años y nacido en Venado Tuerto –acompañó en algún momento como coach a Guillermo Coria– comenzó a trabajar en Estados Unidos cuando acompañó al zurdo Andrea Collarini, que hace unas temporadas había recibido una oferta de la USTA para jugar por ese país.
Un caso similar es el de Jorge Todero, coordinador del cuerpo de trabajo de la USTA; radicado en Boca Raton desde hace muchos años, es el entrenador de Christine McHale y Melanie Oudin. Su hijos también aportan: Ignacio trabaja con Madison Keys y Laureen Davis, y Nicolás, con los juniors norteamericanos, entre los que se destaca el promisorio Stefan Kozlov. En este sentido, la participación de coaches argentinos en suelo norteamericano no es casual: se los considera especialistas en canchas lentas, y como el tenis evolucionó en los últimos años, la USTA entendió que debía cambiar algunos conceptos para adaptarse a los nuevos tiempos. En declaraciones a ESPN, el español José Higueras, director de coaching de la USTA, explicó por qué se sumaron varios entrenadores desde el exterior: "Además de que son buenos, tienen una forma de ver el tenis un poco diferente. El tenis ya no es como hace 30 años, que se jugaba distinto en cancha rápida y en tierra; ahora la velocidad de la pelota es casi igual en todos lados. Y en Estados Unidos nos quedamos bastante atrasados en movilidad y balance, y selección de tiros, que es lo que se aprende más en los países latinos, con formación en polvo de ladrillo. En general, los entrenadores que vienen de Europa o de Sudamérica son más duros, en el buen sentido; no abusivos, pero más directos".
Otro coach de exportación es Alberto Mancini; el ex capitán de Copa Davis trabaja desde hace un par de meses con Varvara Lepchenko, una zurda de 28 años nacida en Uzbekistán y nacionalizada estadounidense, que está 58ª en el ranking. El vínculo llegó a través de Claudio Galasso, el ex preparador físico de David Nalbandian, recomendado a su vez por Paula Ormaechea. "Cuando me llegó la propuesta, pensé que era una broma, porque no me conocían. Pero Ormaechea me dijo que iba bien en serio; le respondí a Varvara y comenzamos en la gira asiática del año pasado", dijo Galasso a LA NACION; incluso, Lepchenko ya se entrenó en nuestro país, en Pilar y en Rosario. El preparador físico agrega: "No es casual que se piense en los entrenadores argentinos. Es una huella que dejó la Legión: cuando se vio que llegaban tantos jugadores de la Argentina, muchos se fijaron en sus entrenadores; ese éxito y esa experiencia les abrieron puertas. Ahora, mucha gente trabaja en el exterior, y otros, si quisieran, también podrían hacerlo, porque las propuestas surgen. Estoy seguro de que, si se lo propone después de ser capitán, Martín Jaite, por ejemplo, podría entrenar a cualquiera".
Otra de las caras conocidas es la de Emiliano Redondi; compañero de generación de Coria y Nalbandian, entre otros, es el coach de la kazaka Yaroslava Shvedova desde hace unas tres temporadas; comenzó a trabajar con ella a fines de 2011, luego de un acuerdo con el manager de la jugadora, y desarrolló una pretemporada en Buenos Aires, donde Shvedova concurría en bicicleta a los entrenamientos en el Centro Asturiano de Vicente López. Y Alejandro Dulko, hermano y ex coach de Gisela, tras el retiro de la ex número 1 en dobles, acompaña a la norteamericana Vania King; Diego Veronelli conduce a la británica Heather Watson; Hernán Gumy, a la rusa Svetlana Kuznetsova; Diego Dinomo, al español Guillermo García López; Pablo Fuente, al colombiano Alejandro González, y la lista podría continuar. Desde hace tiempo, el tenis argentino extendió sus fronteras más allá de sus jugadores y se ha ganado un lugar en una rama importante del circuito.
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Son los puntos que ganó Ormaechea en su partido ante Sharapova; la rusa obtuvo 54. Las estadísticas, en este caso, demostraron la gran superioridad.
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