El Abierto de Australia. Un día de fiesta
Nalbandian batió a Ferreira por 6-2, 6-4 y 7-5; en una batalla memorable, Cañas, en 4h53, se impuso a Henman por 6-7 (5-7), 5-7, 7-6 (7-3), 7-5 y 9-7; son los únicos argentinos en carrera y esta noche se medirán entre sí por un lugar en los cuartos de final; cayó Suárez
MELBOURNE.- Se trató de un sábado inolvidable, de tenis de alto vuelo. Una jornada más para certificar la riqueza que sustenta a ese grupo de trotamundos que recorre el circuito bajo el nombre de Legión Argentina, que ya sabe que tendrá un representante en los cuartos de final del primer torneo de Grand Slam de la temporada.
Por un lado, la potencia y el alto nivel de David Nalbandian, que una vez más demostró su capacidad para avasallar al adversario que se le cruza; del otro, la recuperación de un viejo gladiador, Guillermo Cañas, dueño de una demostración de coraje propia de aquellos que dejan grabado el recuerdo no sólo por su capacidad deportiva sino por el sentido épico de sus triunfos.
Los dos llegaron a los octavos de final del torneo que reparte 14.637.790 dólares en premios. Los dos están haciendo hablar con sus victorias al Melbourne Park. Nalbandian, el octavo favorito del certamen, se impuso al sudafricano Wayne Ferreira por 6-2, 6-4 y 7-5; Cañas, después de ir dos sets abajo y 0-2 en el tercero, dio vuelta el partido de manera increíble y derrotó, en 4h53m, al inglés Tim Henman por 6-7 (5-7), 5-7,7-6 (7-3), 7-5 y 9-7. Pero toda la alegría por el paso a una nueva instancia del Abierto de Australia se rodeó de una mueca amarga, pues hoy, bien en la noche o ya en la madrugada del lunes -cuestiones de husos horarios- Nalbandian y Cañas se enfrentarán entre sí (transmitirá ESPN o ESPN+, según el horario que determinen los organizadores) para determinar cuál será el único sobreviviente de nuestro país en el certamen, ya que Paola Suárez (12a), la argentina que seguía en carrera, fue eliminada por la suiza Patty Schnyder por 7-5 y 6-3
- A pura potencia. Una vez más, David Nalbandian ratificó su condición de candidato al título. La gran virtud del cordobés, tal cual lo viene demostrando a lo largo del certamen es asestar los golpes decisivos en los momentos indicados. Al igual que en sus encuentros anteriores, obtuvo otro triunfo sin ceder un set. Sale al court, cumple y liquida, aun cuando se tome tiempo para alguna licencia, como ocurrió en el tercer capítulo, que lo obligó a utilizar unos minutos extra para conseguir el pase a los octavos de final. Su rendimiento es implacable. En síntesis, un Nalbandian en su mejor momento, que llegó a los octavos de final con apenas 4h39m de juego.
- El regreso tan esperado. Más allá de lo que despiertan en estos momentos Nalbandian y Guillermo Coria, el abierto australiano era un gran test para saber cómo se encontraba Cañas, después de un año y medio de poca presencia en el circuito por un cúmulo de lesiones. Y después de lo visto en la jornada de ayer, ya no hay dudas de que el pupilo de Hernán Gumy está listo para ser aquel que llegó a ocupar el 12° puesto del ranking en agosto de 2002.
Ante Henman, Cañas, que lleva jugadas 9h50m en el certamen, logró una victoria épica. Fue tanta la entrega, que su triunfo merece recordado como una de las batallas más importantes de la historia del tenis argentino. Propia de la Copa Davis y no de un certamen de Grand Slam. Estaba perdido, casi sin posibilidades ante el siempre sutil Henman. Pero cuando todo estaba preparado para el festejo del inglés, Cañas hilvanó una recuperación fantástica. Dos sets abajo y 0-2 en el tercero. A fuerza de piques interminables, globos y passing-shots cambió el curso del partido. Se llevó el tercero, tras dominar el tie-break con comodidad. Picó en punta en el cuarto, pero Henman recuperó el quiebre. Cañas apretó los dientes y volvió a adueñarse del servicio de su rival, ventaja que consumó en el game siguiente. Dos sets iguales y lucha a corazón abierto. Henman quebró en el arranque y se colocó 4-1.
En el palco, su familia y Paul Annacone, ex coach de Sampras, saboreaban el triunfo. Pero Cañas, cuando todo parecía perdido, cuando las estadísticas decían que nunca había ganado un encuentro tras perder los dos primeros sets, sacó amor propio del último rincón de un cuerpo que le marcaba dolor tanto en el abdomen como en los pies. No le importó y siguió adelante. Y tal cual es su costumbre en los Grand Slam, desbordó al inglés hasta conseguir un knock-out memorable. Para lograr una victoria que tiene, además, un enorme valor anímico de cara al futuro. No sólo fue un triunfo inolvidable que festejó con Gumy, Fernando Cao (preparador físico) y su novia, María Emilia Salerni. También se trató de la demostración más importante que necesitaba Cañas: ese luchador que nunca bajó los brazos y que la acaba de decir al circuito que está vivo. Que su tenis es un canto a la vigencia.
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