Una serie de suspenso
La Argentina y Suecia igualan 1 a 1 tras la primera jornada; Nalbandian venció a Johansson, y Acasuso fue vapuleado por Soderling; hoy, el dobles
lanacionarCuando el final del encuentro entre el misionero José Acasuso y Robin Soderling se encaminaba inexorablemente hacia una victoria del sueco, los nubarrones cada vez más densos y oscuros parecían esconder una salvación climática, al menos, momentánea. Pero la lluvia se hizo esperar y el partido se esfumó sin dilaciones. Entonces, cuando el inesperado 1 a 1 en la primera jornada de los cuartos de final de la Copa Davis estaba sellado, la imagen pasó de esa esperanza a la desolación y el desconsuelo.
Como si los corazones se hubieran exteriorizado, las sombras y el viento arremolinado cerraron la tarde con un aspecto lúgubre. Y sólo entonces, cuando ya todo estaba decidido, comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia como las lágrimas que Acasuso no pudo contener, mientras se retiraba del estadio de Parque Roca y caminaba casi custodiado por el capitán, Alberto Mancini, rumbo al vestuario, donde el desahogo íntimo fue mucho mayor, rodeado por todo el cuerpo técnico y por David Nalbandian, Guillermo Cañas y Juan Mónaco, los otros tres integrantes del equipo, que acudieron raudos, subidos a uno de esos carritos de los que se usan en los campos de golf.
Acasuso, uno de los jugadores que se había recibido de copero por coraje y por rendimiento, sufrió una de las peores derrotas que se recuerden como local, ante Soderling, por 6-0, 6-4 y 6-1, en una hora y 51 minutos, resultado que dejó la serie igualada en uno, después de la victoria inicial de Nalbandian, no con poco esfuerzo, ante Thomas Johansson por 6-2, 5-7, 6-4 y 6-2, en dos horas y 54 minutos.
La paridad se romperá hoy con el dobles: desde las 11, Parque Roca verá el duelo entre David Nalbandian-Guillermo Cañas y Jonas Bjorkman-Robert Lindstedt. La definición quedará para mañana.
Para recordar una caída similar a la de Chucho hay que remontarse hasta 1988, cuando Martín Jaite, actual coach de Nalbandian, cayó en el Buenos Aires Lawn Tennis ante el norteamericano Andre Agassi por 6-2, 6-2 y 6-1. Quizá también se pueda comparar con la que sufrió, diez años más tarde, Franco Squillari ante el eslovaco Dominik Hrbaty por 6-3, 6-2 y 6-2. Como si se tratara de algo cíclico.
Es difícil no abordar primero lo que pasó con Acasuso cuando las sensaciones quedaron inequívocamente teñidas por ese encuentro. Chucho no debería dejar de ser copero por lo que le pasó ayer, que claramente se circunscribe en un mal día. Porque está claro que su bajísimo nivel no se condice con sus posibilidades, ni siquiera con el buen comienzo de temporada que tuvo. Pero también es cierto que la Davis deja marcas, de las buenas y de las malas. La cabeza de Acasuso será fundamental para superar un trance difícil, de la misma manera que en su momento supo capitalizar su gran debut copero para crecer en el ranking hasta llegar a ser un top 20.
Soderling mostró un gran nivel. La diferencia fue que del sueco se esperaba un rendimiento parecido al que tuvo, mientras que Acasuso fue una sombra. Lo que pasó ayer no entraba en los cálculos de nadie, y menos de Mancini.
Prueba del déficit del finalista de la Copa Telmex es que Soderling necesitó 96 puntos para ganar, pero de ellos, 36 fueron errores de Acasuso. El misionero cometió seis dobles faltas y con una de ellas perdió el segundo set. Mientras Soderling tuvo 23 oportunidades de quiebre (aprovechó ocho), Acasuso tuvo un ciento por ciento de efectividad, pero sólo quebró dos veces. El misionero no entró en ritmo cuando intentó jugar profundo y pesado, ni cuando trató de acertarle a la cancha y bajó la potencia, no le salió el juego de altura. Intentó todo, no acertó nada. Y así es difícil ganarle a un tenista bueno, potente e inspirado como Soderling.
Antes, Nalbandian había hecho su trabajo. Como bien reconoció él, no mostró un nivel óptimo, pero le alcanzó para ganar. Será también otro dato para tener en cuenta, porque está claro que contra este equipo sueco no se pueden dar muchas ventajas.
El cordobés se dejó llevar por el fastidio debido a las malas condiciones de la cancha y así se le fue el segundo set cuando había ganado el primero y tenía ventaja de 2-0 en el segundo. Justo antes del final, él y Mancini se trenzaron en una larga discusión con el umpire, Jake Garner, por un pique dudoso que la autoridad no quiso revisar.
El saque lo ayudó en momentos importantes, pero no le funcionó en forma regular. Y cometió 33 errores no forzados. Claro que su jerarquía le sirve para sobreponerse a embates como los de Johansson, a quien le costó sumir el liderazgo del partido cuando debió.
Algo importante es que Nalbandian, en el éxito, reconoció que su nivel no fue el mejor, o sea que seguramente se habrá dormido pensando en ajustar su juego.
Sucede que esta vez, como nunca antes como local y con Mancini como capitán, el equipo tendrá que dar respuestas. Nalbandian puede ser clave en la serie, como tantas veces, pero el grupo tendrá que acompañar.
- A diez años del último 1-1 como local Hacía diez temporadas que la Argentina no terminaba una serie como local 1-1. Aquella vez, en septiembre de 1998, nuestro país cayó con Eslovaquia por 3-2, en una serie que se extendió hasta el lunes por la lluvia.
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