Tokio 2020. La historia del tropiezo menos pensado en las semifinales de los 800m: se levantaron y terminaron la carrera abrazados
El estadounidense Isaiah Jewett y Nijel Amos, de Botswana, otra historia que refleja el espíritu olímpico
Isaiah Jewett, de los Estados Unidos, y Nijel Amos, de Botswana, protagonizaron un accidente que se viralizó y se convirtió en un ejemplo del espíritu olímpico en Tokio Tokio 2020.
Durante la semifinal 3 de los 800 metros de este domingo, ambos se tropezaron y cayeron a la pista. En una prueba de semifondo, pero de gran velocidad, esa acción sentenció automáticamente su suerte en la carrera, en la cual no pudieron avanzar a la final.
Sin embargo, fueron noticia por un hecho que trasciende los resultados. Y pasa por convertirse en ejemplo de sana competencia.
En lugar de molestarse o enojarse uno con el otro, se ayudaron a levantarse, se pasaron el brazo por encima del otro y terminaron la carrera juntos, a 54 segundos del ganador. Pero en este caso, el tiempo no importaba.
“Independientemente de lo loco que estés, tenés que ser un héroe al final del día. Porque eso es lo que hacen los héroes: muestran su humanidad a través de quiénes son y demuestran que son buenas personas”, declaró Jewett.
Al momento del tropezón, el estadounidense se ubicaba por delante de Amos y estaba a punto de iniciar su sprint final en la última curva cuando la parte trasera de su talón pareció golpear a Amos.
“Mientras me miraba, me dijo ‘Lo siento’”, relató Jewett. Que le respondió, con una sonrisa: “Está bien, hombre. Son cosas que pasan”.
Jewett llegó a Tokio 2020 con una marca de 1m43s85/100; Amos tenía un registro personal de 1m42s91/100 en 2021. Aunque las condiciones no se replican por carácter transitivo en las carreras (por condiciones climáticas, adversarios, etc.), si ambos hubieran repetido sus mejores marcas, hubieran sido primero y segundo en la carrera.
En el momento del incidente, Jewett peleaba por el segundo lugar y Amos lo seguía detrás. Es decir, la desafortunada maniobra le arruinó a ambos la clasificación para la final. Y pese a todo pusieron buena cara. Llegaron caminando a la meta a pesar de dejar el “indecoroso” registro de 2m38s para los 800 metros. Algo impensado para deportistas olímpicos.
Los atletas que por algún motivo no pueden completar una carrera con tiempos de elite, suelen salir de la pista para anular el marcador y que no quede registrado en la historia. Suele verse como un antecedente decepcionante. Jewett y Amos, en cambios, estuvieron orgullosos. Y no tuvieron ningún problema en grabar esos 2m38s para la historia.
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