El Gran Premio Nacional, en Palermo. Dr. Ciro cambió a tiempo y se adelantó a Netherland
El potrillo recurrió a todo su coraje para consagrarse en la competencia más difícil del año en Palermo
Con el primer chaparrón de la noche del viernes, cualquier resultado que se diera en el Gran Premio Nacional (G I-2500 m), aunque más tarde saliera el sol, ya quedaba expuesto a ser sospechado de irregular, salpicado de dudas, como el obligado andar de los caballos sobre la pista pesada de Palermo, un estado del terreno donde se modifican los rendimientos para bien o para mal, donde hasta el disco nunca está dicha la última palabra.
Y la palabra final la tuvo Dr. Ciro , el potrillo que fue capaz de invertir un resultado que lo tenía como irremediable perdedor al promediar la carrera, cuando le costaba levantar las patas del suelo, para transformarlo en victoria sobre la yegua Netherland a puro corazón.
Dr. Ciro, aún machucado por aquella lesión en la mano que lo privó de correr la Polla y el Jockey Club, demostró poseer ese valor agregado que distingue a los caballos superiores: instinto ganador.
El Derby comenzó como se caía de maduro, con la potranca de Vacación al frente dominando la escena; After Life quedaba segundo, apenas delante de Dr. Ciro y Passport Pride. Después, los otros.
En la mitad del giro comenzó a aclararse el panorama. La líder estaba entera, a Passport Pride no se le encendían los motores, Dr. Ciro pedía auxilio y en el fondo Lac Azur especulaba con la llegada del derecho.
La recta fue la salvación para algunos y la tumba para otros. Jorge Valdivieso no logró nunca hacer andar a Passport Pride, Dr. Ciro era voluntarismo puro y Netherland estaba vivita y coleando.
Pero la última palabra aún no estaba dicha; faltaba la resurrección de Dr. Ciro, cuya tracción se la daban los latigazos de Juan Noriega y su ánimo de imbatible.
El ganador de las 2000 Guineas alcanzó a una puntera que se resistía a perder; la pasó a 100 metros del disco para ganar sin lujos, pero ganar al fin.
Si lo del hijo de Engrillado merece un monumento a la entrega, la tarea de Netherland una medalla al mérito. No es fácil para una potranca toparse con caballos y salir indenme.
La yegua de Vacación perdió, sólo eso. En la próxima carrera, aunque sea el Pellegrini, nadie será capaz de cantar victoria antes de tiempo.
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