Carreras / El Gran Premio Carlos Pellegrini, en San Isidro. El veterano y el novato
Jorge Valdivieso (47 años) corre el gran premio desde 1980 y ganó dos; Rodrigo Blanco (22) es debutante
Los extremos se tocan. Un jinete experimentado, Jorge Valdivieso, tiene casi tantos Pellegrini como los que se hicieron desde 1980. Otro, Rodrigo Blanco, lo correrá por primera vez, pero no se podrá hablar de un novato en su caso. Tanto, que es una de las revelaciones de 2004. Hoy los une el entrenador que confió en ellos, Dany Etchechoury.
Valdi dirigirá a Don Incauto. Y confiesa: "Todos queremos ganar este clásico. A mí me tocó dos veces (I´m Glad en 1981 y Fain en 1986) y fue algo hermoso". Blanco estará en la silla de Fire Wall. Se lo nota con ganas, pero tranquilo. Con esto corona su temporada: "Estoy muy entusiasmado. Es el mejor año de mi carrera en la Argentina; ya fui segundo en el Nacional (con Fire Wall) y con correr el Pellegrini ya está; lo que venga después, sobra".
Jorge, habla de su última experiencia, hace un año: "Corrí Lancettier -segundo- y me ganó un caballo que pasó por el medio del pelotón sin siquiera rozarse con ningún rival, lo que demuestra que también hay que tener un poco de suerte. El desarrollo que uno pueda darle es importante y quedo conforme con equivocarme lo menos posible". Ese caballo fue Gorylla. Para Rodrigo, "la carrera es pareja y a Fire Wall lo va a favorecer el desarrollo; lo monté en toda su campaña, es un muy buen fondista".
Con sus mil batallas, Valdivieso está confiado: "No siento un compromiso mayor por el tipo de carrera que es o por correr a un potrillo con buena chance. A Don Incauto lo corrí al principio de su campaña; ganó una y después rindió menos de lo esperado. Ahora lo monté en las mañanas y anda bien". En cambio, Blanco siente que está ante una responsabilidad: "Mucha gente me ayudó cuando volví de Europa -trabajó allí dos años-, en especial Juan Garat -propietario de Fire Wall y director de Orilla del Monte- y Dany Etchechoury. Garat me da confianza como nadie; corro sus caballos como si fueran míos. Conocerlo fue lo mejor que me pudo pasar".
Dos protagonistas. Dos extremos que se unen en la emoción.
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