Grupo C | Por el primer lugar. Un clásico íntimo que toma color
En los entrenamientos de la Argentina se armó un picado especial: los jugadores se desempeñan en puestos no habituales
FRANCFORT (De nuestros enviados especiales).- "¡Hugo! ¿Usted es uno más de ellos?" Desde el fondo, desde el arco más precisamente, nacía el vozarrón con destino de reclamo. El Gringo Heinze, con los guantes y los pantalones mucho más arriba de la cintura, no paraba de gesticular. Hugo era Tocalli, el árbitro de un duelo que va en camino de transformarse en el clásico más picante del Mundial: los 23 jugadores argentinos divididos en dos equipos, intercambiando sus posiciones habituales y distribuidos en media cancha Y nada menos que el honor está en juego.
Pero, ¿qué le pasaba al defensor de Manchester United? Quería compensar la desigualdad numérica, porque al faltar Lucho González -corría solo en un costado debido a su desgarro-, eran 12 contra 10.
"No es así, ¿eh?, no es así", insistía el Gringo . Y lo apoyaba su línea de tres, esa defensa implacable integrada por Palacio, Crespo y Mascherano.
La más rápida solución que se les ocurrió a todos fue que ingresase Néstor Lorenzo, el ex defensor que hoy es uno de los auxiliares del técnico José Pekerman. Entró y su aparición fue acompañada por un atronador cantito de bienvenida: "Traelo a Fabbri la p que te p / Traelo a Fabbri la p.. que te p !", recordando a la Tota , Néstor Ariel, su compañero en Boca y en la selección en el Mundial 90. Sólo estuvo en juego unos minutos. Se cruzó con Scaloni y el Gringo de Pujato le tiró el cuerpo encima; Lorenzo rodó y un rato después dejó la cancha. Entonces ingresaron Maidana y Cahais, dos de los sparrings. Ahora sí estaban 12 contra 12. Como en un potrero, casi todos atrás de la pelota.
Unos, con pechera roja. Por ejemplo, con el Ratón Ayala de disciplinado wing derecho. El Pato Abbondanzieri -hizo un gol de volea- como atolondrado extremo izquierdo y Nico Burdisso tratando de pescar algún rebote en el corazón del área. Del otro lado, con Saviola -hasta los guantes parecían quedarle grandes- en el arco y una defensa exquisita: Tevez (se ató un trapo azul en el brazo, para lucir su capitanía), Riquelme y Aimar. Claro que la delantera no inspiraba mucho temor: Cufré, Leo Franco y Milito.
Las acusaciones entre compañeros y las cargadas entre rivales se volvieron desopilantes.
Gritó Crespo: "¡Riquelme, dejate de pegar patadas!" Y Román contestó: "Hernán, sacá el c de ahí atrás". Estaban en los extremos del campo, claro, cada uno era el líbero de su equipo.
Heinze se desesperaba por adelantar a sus compañeros: "¡Saquemos la línea, saquemos la línea! Y vos Lionel, tapame un poquito esa zona". Una indicación que Messi nunca se encargó de cumplir. Heinze gritaba " kirokocho " cada vez que le pateaban, tratando de mufar los remates. Pero no funcionó: Cufré, Aimar y Milito lo quebraron. Y se lo gritaron en la cara. En el final hubo saludos, pero se prometieron que esto no quedará así.
- El árbitro: un español que saca pocas tarjetas
Luis Medina Cantalejo, el juez español que dirigirá el partido de la Argentina contra Holanda, tiene 42 años, es internacional desde 2002 y, en la cancha, prefiere hablar con los jugadores antes que mostrar muchas tarjetas.