El personaje. Un cura de Costa de Marfil vivirá el Mundial en Santiago del Estero
Amante del fútbol, el padre Koffi teme que la Iglesia esté vacía el fin de semana si el seleccionado de su país derrota al de la Argentina
SANTIAGO DEL ESTERO.- La selección argentina debutará en el Mundial de Alemania 2006 frente a Costa de Marfil, el sábado próximo. Los medios se ocupan de conocer los jugadores marfileños y sus cualidades para no tener sorpresas como pasó con Camerún en el arranque de la Copa del Mundo de Italia 90.
El entrenador Néstor Pekerman tenía respuestas a sus interrogantes sobre Costa de Marfil a sólo 1200 kilómetros de Buenos Aires. Aquí está Koffi Kouman Gilbert, un sacerdote de la diócesis de Santiago del Estero y oriundo de ese país africano.
LA NACION se entrevistó con este particular cura, amante del fútbol y que reconoce tener un conflicto por el amor a su país y por la amenaza de su feligresía de no concurrir a misa si la Argentina no vence en su debut mundialista.
"En mi país, como en todo el mundo, se vive este deporte de una manera muy especial y con mucha pasión. No es casualidad que todos los convocados de nuestra selección jueguen en Europa, en lugares como Inglaterra, Francia y Holanda. Por ejemplo, Crespo es compañero de Drogba en Chelsea", fueron las primeras palabras del padre Koffi.
Se ríe cuando se le pide que use sus influencias religiosas y todo eso del celular de Dios para el primer partido, del cual dice que es un enigma. "Lo primero que pido es que las dos selecciones pasen a la segunda rueda. Es difícil saber qué pasará en este Campeonato Mundial, ya que hay incertidumbre por la actualidad de los distintos equipos. La Argentina tiene un plus de ventaja sobre nuestra selección y pasa por una cuestión de historia. Pero de todas formas, los partidos hay que jugarlos", comentó el padre.
Sobre las figuras de su selección no duda en decir que "Drogba, Arouna Kone, que juega en Holanda, y también Yaya Toure son los referentes. Pero sin dudas que nuestra estrella es Drogba, es nuestro abanderado y en él están depositadas la confianza de todo un país". Reconoce que recibió muchas invitaciones de amigos para ver el partido del sábado próximo, pero prefiere verlo solo en la parroquia San Roque, en el barrio Alberdi de la capital santiagueña.
Se le insiste en el punto de lo sobrenatural y lo milagroso, si hará uso de esa situación a favor de Costa de Marfil: "Ja, ja, ja , les digo que voy a rezar, pero para que no haya heridas ni peleas. Nunca lo haría para que un equipo gane o pierda. Todos somos hijos de Dios", afirma con una gran sonrisa.
"Algunos me llegaron a decir que si ganábamos no venían a misa, y otros me dijeron que si ganaba la Argentina venían a la misa con la camiseta del seleccionado, pero me tomo las cosas con mucho humor y amistad. Este es un país y Santiago del Estero es una provincia en que me recibieron de gran manera", confiesa.
Se reconoce un gran defensor central, de férrea marca y salida veloz para acompañar el ataque, aunque la tarea religiosa le impide practicar el fútbol seguido.
-Padre, usted entiende lo que sería que la Argentina pierda, ¿no?
-El problema lo tendré cuando termine el partido. Espero no tener que dar una misa con la iglesia vacía. Espero que sea un empate y les prometo que no apelaré a mi Amigo de arriba.
- En nuestro país, sin representación
En nuestro país no hay embajada, consulado ni oficina de Costa de Marfil, un pequeño país de apenas 323 mil kilómetros cuadrados, donde sus algo más de 15 millones de habitantes hablan francés.