Un oasis en medio del desierto
Para las viejas generaciones, Chacón fue un oasis en medio del desierto boxístico argentino de los últimos 10 años; para los que sólo vieron en blanco y negro a los ídolos, fue la posibilidad de ser contemporáneos de alguien que interpretó el manual del buen gusto. Chacón dejó siempre ese sabor insípido de que pudo ser alguien grande, culpa de esa lucha desatada entre su talento natural y el desapego del gimnasio. Con virtudes defensivas impactantes y un sello de ataque explosivo: el gancho al hígado con la izquierda. Observarlo despertó sensaciones encontradas: satisfacción por ser testigo de una técnica notable; bronca por un físico que le pasaba factura por su preparación indisciplinada. Factores antagónicos que patentaron una frase repetida: "Bien entrenado, Chacón le gana".