La Copa Santander Libertadores. Un triunfo con sabor amargo
Boca no pudo plasmar en el resultado la diferencia que existió: superó a Cruzeiro por 2-1 con goles de Riquelme y Dátolo; en siete días, el desquite; Ischia quería más
Según cómo se mire, Boca podrá irse de la Bombonera con una sonrisa o con una mueca de preocupación. Los fríos números dirán que, en el cotejo de ida por los octavos de final de la Copa Santander Libertadores, el conjunto xeneize venció 2 a 1 a Cruzeiro.
Si bien triunfó, la ventaja de un tanto no es holgada y cuenta con el agravante de haber permitido un gol a su rival como visitante, lo que lo obliga a no descuidarse en su viaje a Belo Horizonte, dentro de siete días.
En el primer tiempo, Juan Román Riquelme abrió la cuenta para Boca. El 2 a 0 llegó a los 20 minutos de la segunda parte, a través de Jesús Dátolo. Y, a falta de doce minutos, Souza descontó para Cruzeiro y decretó el 2-1 final.
En todo momento, la iniciativa fue siempre del equipo de Carlos Ischia. Tuvo el balón y manejó los tiempos del partido, pero no encontró facilidades para vulnerar el arco de Lopes.
Un gol tempranero de Juan Román Riquelme, a los 7 minutos, pareció encaminar el rumbo del encuentro hacia una goleada, pero la eficacia de Boca desapareció por un lapso de una hora.
Vertical, el conjunto xeneize utilizó la inventiva de Riquelme para alimentar a Palacio y a Palermo, activos pero impotentes en la definición. Alvaro González y Jesús Dátolo colaboraban por las bandas para que Boca fuera un aluvión en la ofensiva.
Cruzeiro, lejos de ser aquel conjunto que brilló en los 90, apenas pisaba el campo xeneize y abusaba del contraataque. Con esta tónica, el ímpetu de Boca tuvo un premio en la segunda parte: a los 20, Dátolo realizó una gran maniobra por la derecha y definió dentro del área para aumentar la diferencia: 2-0.
Pero, cuando nuevamente Boca parecía ir rumbo a un marcador abultado, se vio frenado. En esta ocasión, Cruzeiro se encontró inesperadamente con una luz en el camino. A los 33, un remate de Souza -desviado antes de llegar a Caranta- se metió sorpresivamente y puso el 2-1 para los xeneizes dejaran la Bombonera con un sabor agridulce. Inclusive, el árbitro uruguayo Jorge Larrionada dio por suspendido el partido a falta de un minuto por una agresión sobre el juez de línea Pablo Fandiño.
Si bien la ventaja no es abultada ni mucho menos, por lo menos es suficiente para viajar a Belo Horizonte con una mínima diferencia que los brasileños deberán descontar para avanzar a cuartos de final. El desquite se jugará, en Brasil, el miércoles próximo.
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